GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a PATRICIO (PATO) TORNE(Publicado en la página de Facebook el 09 de octubre de 2024)
Patricio nació en Helvecia (Provincia de Santa Fe), el 31 de enero de 1956. Desde el año 1985 reside en Villa Mercedes. Es poeta, tallerista y gestor cultural.
En la entrevista, Patricio, dice:
« No alcanza con decir “todo es político” para subsanar eso que, después de la dictadura, quedó como pústula de un cuerpo enfermo en todos los círculos poéticos de la Argentina»
SELECCIÓN DE SU OBRA
INÉDITOS
SEQUÍA
A estos tartamudeos mientras cae la tarde
les está faltando algo. No sé, podría pensarse
en cierta música de fondo, un desacompasado latir de latas,
un tarareo mecánico mientras el filo del cuchillo
sigue tallando los pies con que acompañarán
el funeral del trueno.
Estás atorado, te das cuenta.
Sentís el gusano estercolero que sale por la boca
e impide decir algo prudente.
Tenés la mierda en la garganta y el agua es tan escasa,
tan, pero tan escasa.
Ser parte del delirio colectivo
te llena de adrenalina, pero va a faltarte
con qué apagar la sed.
Rumbo al cadalso se va como un verdadero héroe
o, si lo prefieres, como María Antonieta
odiada por la turba y acusada de traición.
Vos verás.
Sé que estás pensando que este es el momento,
el instante de gloria que jamás tuviste,
y yo adivino que, con el último fosforo,
sos capaz de irte a las sierras, porque estás valentonado
con el éxito e inicies un fueguito que termine
convocando a todos los bomberos del universo.
DEL DICHO AL HECHO
El tren pasó más de una vez
y nos prometimos morir
de amor
el uno por el otro.
Morir por la patria
en su defensa. Estuvimos
dispuestos a morir
por la revolución,
…
Me pregunto
en qué cambio
de vías nos confundieron,
cómo es que estamos vivos
si en todas
las contiendas
resultamos perdedores.
Preguntarse
es como echar
Más leña al fuego.
Una luz
que ha de volverse ceniza.
TEXTURA
Todo estuvo trazado
con normalidad, sin sobresaltos.
Casi con la delicadeza
con que los dedos de la tejedora
hacen del vellón su ovillo de lana.
Pasa que se distrajo
preso de un decir.
Sin ver que no era
delicadeza, ni lana.
Era lenguaje, eran
las formas de esgrimir
el lápiz con que dibujaban su entorno
y su perfil,
enredándolo igual que trepadora
pegándose al muro.
Él estaba gozoso en ese rol de autismo,
como un modelo que ayuda al artista
sin imaginar que nunca,
jamás,
saldría de esa trama
de trazos,
y pequeñas historias a las que,
sin remedio,
quedó adherido
Como una lana ovillada
para siempre, sin que nadie,
con ella, venga
a tejer una mínima prenda.
LAS COSAS
“Amo las cosas que nunca tuve/ con las otras que ya no tengo”
-Gabriela Mistral-
“No se puede vivir mucho tiempo en el frenesí. La tensión era demasiado fuerte en aquel mundo que prometía tanto y que no daba nada. Su impaciencia había llegado al máximo. Un día comprendieron que necesitaban un refugio.”
Las Cosas -Georges Perec-
Ya no miro las cosas sucederse una tras otra, ahora intento detenerlas, no detenerme, detenerlas y así descubrir el meollo que las sustenta o las impulsa, como si dijera me como la pelusa la pulpa del durazno, pero quiero llegar al carozo de su existencia y ver qué es más fuerte: su madera o mis molares. Como si fuese una película que proyecto y la detengo en esa escena que tanto me gusta para mirar grano a grano cada uno de los fotogramas. Como un suspiro detenido en lo más alto de su tibieza haciéndome tragar las lágrimas. Pulsar stop en pleno “Open Up Your Door” y confirmar que cada vez amo más las canciones de Richard Hawley . Como mirarle los ojos al diablo y leer cuál es mi destino después de abrir la puerta. Todo menos el atardecer que es mejor que siga porque es la mera angustia. Uno sabe en demasía que hay cosas imposibles de detener: la estupidez humana; el deterioro físico por tanto brindar la vida; el mazazo de los poderosos sobre la testa de los débiles; la memoria en el centro de la memoria y allí los compañeros; el cinismo de los políticos de derecha y el infantilismo de los políticos de izquierda; las buenas intenciones empedrando el camino hacia el infierno; el amor irreductible por las causas perdidas como ésta misma. Se corren riesgos, claro que sí, uno no puede detener las cosas en pos de amedrentar la ignorancia o satisfacer un gusto, la soberbia es mala consejera, las cosas tienen su propio ritmo y al sosegarlas puede que se deformen, terminen pudriéndose, digan otra cosa o dejen de ser lo que eran definitivamente. Pero es preciso intentarlo, saber que aquello que siempre miramos con naturalidad, como algo que no nos afectaría, era el olor de las almendras que traía el veneno. De habernos dado cuenta no seríamos este saco de huesos doloridos. Es preciso saber cuáles son, para no ser cebo y angurria de nuestra propia trampa.
LA QUIETUD Y LO INESTABLE.
Eso que ves
o no (la precisión
no es lo que importa)
dando vueltas a tu alrededor
es lo que ocurre o lo que
habita tu cabeza?
El viento sopla
moviendo los cuerpos livianos
que hacen del paisaje
un lugar inestable.
La quietud está en el modo
de negar lo que en verdad
está ocurriendo
y esa quietud no evita lo inestable.
La vida transcurre
y no de la mejor manera más allá
del culo que apoyaste en esa silla.
El viento llega y se va
tal como lo hizo siempre.
Tu conciencia no ha de ser
un lugar estanco
donde anida el privilegio.
La muerte se está volviendo
cotidiana y en cualquier
momento puede que esté
en tu espalda.
La rapiña
llega por más carroña
mientras vos acomodás
la cabeza
levemente inclinada
para ver
como se mira una película
de suspenso
antes de irte a la cama
a encontrarte
con el sueño de los justos
o seguir contando
cuantos admiradores más
sumó tu obra poética
que sopesa las palabras
no los hechos
con la que se construye.
MORIR DE AMOR
Ay de quienes, por amor, pierden
la garganta en un grito;
de los que aun no siendo buenos
para el canto truenan y resuenan
versos amorosos
con sentidos musicales.
Uno los mira y tiembla de miedo
o de piedad por ellos.
Esos que de amor mueren cantando;
que dejan un bolero en tierra
y se aprestan a soñar
en la falda de su imposible.
Uno no pidió un lugar para escucharlos,
pero uno tiembla sabiéndolos ahí.
Los que dan su aria más sentida
a la sordera de quien
no entiende la música;
su aria más dramática
a un corazón que nunca se abrirá.
Uno los mira y sufre
a tal extremo que intenta
poner su oído bobo.
El amor, como es de esperar,
mata. Mata sin que nadie pueda
hacer nada para remediarlo.
Pero uno no es quien
para hacer la denuncia.
TODO ES POLÍTICA
Estalle, o no, la lengua, el corazón
de la piedra por causas que hablan de tu conducta,
no habrá tragedia, ni saga, ni tan siquiera
chisme del vecindario que le interese al juglar,
al escriba, ni al mensajero procaz.
No por ello habré de descuidar lo que habita en mi jardín.
Todos, de algún modo, nos hemos vuelto
atentos defensores del eco sistema.
En cada uno, el estallido
o la perdurabilidad de las cosas,
incluso en el duro corazón que resguarda la piedra,
hace que el equilibrio tenga la oscilación suficiente
para volvernos más o menos débiles,
o pasto de las fieras, definitivamente.
Regresa con sumo cuidado las herramientas
que te prestaron para trabajar la parcela.
Que no haya mella en los filos,
ni herrumbre, ni restos de la poda.
Cualquier desengaño termina siendo un fruto menos
en la mano de los demás.
Es lo que, en la macro política,
los cínicos llamarán daños colaterales.
De,«Materialismo dialéctico» (Editorial Deacá-2013)
Materialismo dialéctico
Yo vengo de una casa descuidada.
En ella cualquiera entraba sin permiso
ni justificación alguna salvo la de saciar sus
propios deseos.
El lechero, por ejemplo, cada mañana
abusando de todas y cada una de mis hermanas.
Leche en abundancia para ellas, que vino,
con el tiempo, a representarlas concienzudamente
como holando argentinas y helvecianas.
No es casual y aquí se explica el por qué
me espanta la aparente fugacidad de los vendedores
ambulantes: heladeros, afiladores de cuchillos, verduleros,
pescadores, buscavidas de todo tipo, siempre atentos
a cualquier descuido de mi parte.
Mi padre, sin embargo, quiso –sin poder –
poner algo de orden. Lo único que consiguió
–lo pienso ahora – es lucir una mortaja
proporcionalmente blanca y bordada
a su desesperación, ya sin problemas en la próstata.
En mi casa entraban los perros, los suicidas, los
atorrantes de toda laya, y organizaban
campeonatos de fútbol, después de comerse lo
que había en la fiambrera.
Uno de esos atrevidos –el turco negro –
confundió mi cama con la de mi madre,
y desde entonces
vive enamorado de mí, igual que lapa adherido a la piedra, lo llevo
en cada instante y escribo cosas con qué satisfacerlo o
espantarlo definitivamente.
La cuestión sería despertar y saber que ya no duerme a mi
lado, recordándome la casa en que me crié.
Esta manera de ser que confunde a toda gente
señalando como extravagante lo que sólo fue indigencia.
De «Frenesí» (La Gran Nilson, 2017)
Si no fuera por esa indeclinable tentación
Uno sube a lo más alto de sus posibilidades,
desde allí mira el mundo como quien observa
a través de un microscopio.
Con subestimación,
ve a la humanidad,
su derrotero y se compadece.
Uno va a lo alto
y se olvida de cosas terrenales.
Los pensamientos se secan en la maceta
los yuyos tapan la yerbabuena,
se olvida uno
cuando ejercía las veces de jardinero,
daba agua regularmente
a su tierra y esperaba la flor.
Uno se abandona en las nubes
descansa sostenido por un hálito engañoso
que ayuda al desenlace.
Uno se alimenta de estrellas
de todas las galaxias posibles
hasta que actúa la ley de gravedad
haciendo ver que es tarde
para arrojar lastre por la borda.
Uno entonces cae
toma la pala, el rastrillo, la regadera,
pensando en el edén
que pudo conquistar
si no fuera por esa indeclinable tentación
que ejercen las alturas.
Uno acaricia entonces la tierra
con sus manos como quien busca
definitivamente la cura.
La cabeza
Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección.
Francis Picabia
Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón.
Marguerite Yourcenar
Como estar de la cabeza. Como un discurso exacerbado, polifónico, en el que se la nombra como un sujeto excluyente y en el que se reivindican o analizan las distintas fenomenologías de la misma, en tanto humana, dirigente, operativa. La cabeza como emblema social y particular de los notarios y notables. La cabeza de Goliat. Lo que de ella se acredita y lo que espanta. La cabeza de Cristo como un oxímoron del Vaticano. La cabeza del sabio, la del criminal. La cabeza que está hueca y la creativa. La cabeza de Diana. La del conservador y la del revolucionario. La cabeza del que explota y la del esclavo. La cabeza como emblema del hombre a través de la historia. La cabeza de Salomé y en la bandeja la de Juan el Bautista. La que cuelga del mástil del barco o se ensarta en la lanza de los cruzados y siendo como es, la cabeza de un turco, es culpable de todos los males. La cabeza del religioso la del ateo la del sofista el dialéctico la racional o totalmente lírica. La cabeza que rueda después de la insurgencia y la del partisano que la perdió sin ver el triunfo. La cabeza reducida por los jíbaros y expuesta en los rincones de la jungla para recordar que no hay civilización que valga. La cabeza del estado de Israel igual que una ojiva y la cabeza rota, mil veces rota, de Gaza. La cabeza de todos y cada uno de los desaparecidos de mi Patria. La cabeza ósea que se articula con la primera vértebra del raquis, el atlas, mediante el occipital. La cabeza que no miramos. La que miro y admiro. La cabeza única y que me sabe ideal. La que contemplo. La que por ser lo que es no ha de ser otra. Ni perfecta, ni bella, pero la más cercana para que hable el corazón. La que en última instancia, desde el descalabro emocional, puedo sentir como la suma de las partes que hacen a la cabeza del mundo y me alivia. ¡Juro que me alivia!
Donde encajan los opuestos
“Yo tengo mi propio redbull”
–dijo alguien–
En el equilibrio de los opuestos
buscó denodadamente una respuesta
a su propia situación. La cuestión no era
el peso exacto derivado de dos partes,
el sonido de una canción sublime
o el encuadre que otorgaba valor
a una fotografía. En todo caso la imperfección,
la falta de equilibrio, era lo atrayente;
esa perla en medio de la basura
potenciando una composición
a la que nadie estaba acostumbrado,
cuyo despropósito era lo que seducía.
Igual que una mariposa frente a un búfalo
para que los especialistas se pregunten:
Quién tiene el poder, el que vuela
o el dueño de la fuerza?
Dónde radica la grandeza? En qué eslabón
de la subjetividad hace mella esta pregunta
para que todo pueda verse
en el orden establecido de las cosas?
Como si nada ocurriera, todo se vuelve parte
de un legado armonioso.
Las piezas encajan sin razones aparentes.
Alguien dijo que el azar es lo único
que se parece a la creación divina.
De «Rachas» (El andamio ediciones - San Juan 2023)
SUBMARINO
A todos nos hundieron
de cabeza
en lo más hondo del agua.
Tanque tacho o mar
todos padecimos
el submarino
empujados
por la misma mano ejecutora.
A vos a mí a todos
nos faltó el aire
todos pataleamos desesperados
sintiendo la presión en los oídos
a punto de estallar. Atragantados
por las palabras que
de salir
te matan
mientras en lo alto el sol
se mece en una bandera que ya es ajena.
Todos en nombre de la patria
tocamos fondo
fuimos estremecidos y el corazón
estalló mientras te ahogaban
culpándote o mintiendo sin tener clemencia.
Siempre habrá una madre
un esposo un hijo
un alma enamorada que no sabrá
en que mar tacho o pileta
te están hundiendo.
RACHAS
Esos días donde las cosas, más que nunca, se ven atraídas por la fuerza de gravedad, y se nos van de las manos, estallan contra la dureza que les devora las formas. De algún modo, ellas provocan su final. Empieza con un vaso, le sigue un plato; una taza del juego que te regalaron y vos nunca usabas; un objeto de cerámica que hasta ese momento no significaba nada. Ni el clima, ni las estaciones tienen que ver con esto, es como si un maleficio despierta de repente y todo se desencadena. El tacho de basura espera sus restos como una fosa común. La lámpara del baño, y a esa, otra de la cocina, hasta que vos no querés prender ninguna por miedo a quedarte a oscuras para siempre. Así enero, y esos seres amados que fueron partiendo. Huecos que la memoria no alcanza a rellenar, Uno sabe que lo de ellos es definitivo, no te sale pensar qué energía, música, o frecuencia se los lleva, y termina repitiendo frases hechas. Entonces viene ese dolor mudo y ciego que te queda en el cuerpo sin permitirte dejarlos descansar en paz. Uno, como puede, se abraza a ellos e inventa modos de celebrarlos, porque sabe que la tristeza no ha de servir para nada.
LOS CRIMINALES TAMBIÉN SE MUEREN
Ayer por la tarde me puse a escuchar a David Bowie
cantando héroes en distintos idiomas,
toda la tarde estuve escuchando a Bowie.
Por la mañana recibí la noticia: el más brutal de los criminales
había muerto a sus 90 años. La muerte se hizo cargo de él
en una cama del hospital militar y sus seguidores no saben
donde poner sus sentimientos. Pobres gusanos dijo Marta,
que perdió a su hermano estaqueado en la penitenciaría de Córdoba
cuando el asesino era el cobarde mandamás del Tercer Cuerpo.
Bowie no canta Héroes en español, pero en un momento
la canción dice algo así: “Yo puedo recordar de pie contra la pared
y las armas disparando sobre nuestras cabezas
y nos besamos como si nada pudiera caer”, entonces no podía
sentir más que tristeza pensando en los compañeros de La Perla
en manos de ese asesino que moría en la cama del Hospital Militar.
“Y la vergüenza estaba en el otro lado Oh que podemos ganarles
por siempre jamás entonces podemos ser héroes sólo por un día”
En ese día cuando muere el criminal y no levantamos las manos
movidos por la venganza, sin resignación, eso está claro,
y compadeciendo a los gusanos.
Por la noche hice un brindis con la circunstancia como aliada.
No soy de los que dicen que ninguna muerte los alegra.
ENTREVISTA CON EL AUTOR
Gilgamesh: Patricio, leo en tu poética un compromiso ético-estético por (de)velar lo contingente de la experiencia humana. Y lo trascendente. ¿En qué momento sentiste que empezaba tu trabajo de poeta? ¿Cuándo y cómo ingresó la poesía en tu vida?
Patricio Torne: Podría decir que la poesía estuvo en mí desde tiempos lejanos, desde la misma infancia, aunque yo no tuviera conciencia de ello, pero haciendo una mirada retrospectiva, siento que atravesé aquellos años acompañado por una magia, un fulgor, que difiere en el modo en que otros niños, mis hermanos, transcurrieron esa etapa. La poesía se manifestaba transformando aquella realidad de carencias o en el modo en que disfrutaba del paisaje litoraleño, sus islas, el río, eso que me devoró y devoré y hace que vuelva una y otra vez en mis textos. Más adelante, en mi juventud, estando en la cárcel de Rawson, como preso político, la poesía fue, de algún modo, la que me rescató de la violencia extrema de la que éramos víctimas. Durante la mayor parte del tiempo en que estuve detenido (seis años y medio), los presos políticos no teníamos libros, ni papel, nada en lo que pudiésemos dejar expresada una idea, sin embargo, recuerdo el ejercicio de crear líneas de palabras ¿versos? en mi cabeza que memorizaba y los usaba como un modo de alterar o transcribir esa realidad. Podría decir, entonces, que la carencia o el oprobio, en mi caso, fueron transitables gracias a la poesía subyacente en mi existencia. Sin embargo, no fue hasta el año 83, cuando residiendo en la ciudad de Córdoba, me vinculé con sus poetas, y fui parte de los que formaron La Subcomisión Juvenil de la SADE, que no fue otra cosa que un vano intento de tomar la institución, sacudirle el polvo conservador que la cubría y encausarla en el propósito para el que alguna vez había sido creada, fundamentalmente su sentido gremial. Todo dentro de un tiempo predemocrático lleno de ebullición artístico-cultural, que nos permitió hacer intervenciones callejeras, recitales junto a músicos y actores, editar fanzines y, de este modo, comprometerme activamente con la poesía, ir cimentando el oficio y dejarme llevar por ello. Otro hecho significativo e ineludible de esa misma época es haber conocido, entre otros grandes poetas, a Glauce Baldovín. Ella nos cobijó, y cuando hablo en plural es porque Susana Arévalo, Marcelo Torelli (que falleció muy jovencito dejando una obra increíble), y Lilian Nordio, fueron los poetas compañeros de largas noches junto a Glauce, donde leíamos distintos autores, charlábamos y compartíamos lo escrito. Ella encontró el modo de templarnos el espíritu y así encontrar, cada uno, su propia voz.
Cuando en 1985 me fui a vivir a Villa Mercedes, sin que todavía haya editado un libro, ya me sentía con la responsabilidad y sensibilidad que me habilitaba como para comenzar a dar talleres de escritura, y desde entonces esa ha sido la actividad que desarrollé hasta el presente, en la UNSL mientras trabajé en ella durante 37 años o en ámbitos privados después de jubilarme.
Gilgamesh: ¿Lo personal es político en tu poética? ¿Por qué, de qué manera?
Patricio Torne: La palabra política o político, como en este caso, en los entremeses de la poesía, está cargada de muchos prejuicios. No alcanza con decir “todo es político” para subsanar eso que, después de la dictadura, quedó como pústula de un cuerpo enfermo en todos los círculos poéticos de la Argentina. Casi que me atrevería a decir que es una de las características que más hondo han calado en el debate (o falta de) desde los 80 a esta parte, y aquí confluyen varias cuestiones: la dictadura como madre de todos los males y, de ella, el exilio o muerte de poetas fundamentales: Gelman, Bustos, Huasi, Santoro, Szpunberg, entre otros, que dejaron una obra marcada por su militancia o compromiso social; cierto objetivismo berreta promocionado por publicaciones ocasionales que, durante un tiempo, detentaron el poder de decir lo que estaba bien y lo que estaba mal a la hora de escribir; la falta de lectura rescatando una tradición poética nacional, y algún que otro factor más, aunque, para mí, estos son los principales. Creo que, con lo que vengo diciendo, ya estoy dando algunas señales que responden a la pregunta. Sin embargo, debería agregar que toda mi vida está impregnada de la política, y sin necesidad de pecar de autorreferencial, no podría escribir escindido de ello. Pienso, por ejemplo, en “Donde muere la lógica” (Ultimo Reino 1992), poemario que recibió la mención honorífica en la primera (y creo que única) Bienal de poesía del Fondo Nacional de las Artes de 1991, cuyo jurado estaba integrado por Enrique Molina, María Elena Walsh, Roberto Juarroz, Francisco Madariaga y Fernando Sánchez Sorondo. El libro surge de las fotos que Leni Riefenstahl sacó a mediados de los 60 en las tribus Nubas de Sudán. Un libro que habla sobre el hedonismo, lo erótico y el deseo en los jóvenes de esa comunidad. Al parecer, nada más alejado de una cuestión política que ese libro. Sin embargo, una vez editado, surgió el tema de Leni Riefenstahl y su papel como cineasta del nazismo, su reivindicación o cancelación como artista en la actualidad alemana, etc. A tal punto que la revista Humbolt de ese país, hizo una reseña del libro y abrió un debate entre sus lectores. En definitiva, lo quiera o no, la política es una cuestión personal en mi vida y por lo tanto en mi poesía.
Gilgamesh: ¿Cuándo te das cuenta que el poema está terminado? ¿Y un libro?
Patricio Torne: Siento que un poema está terminado cuando puedo desprenderme de él o él me expulsa de su entorno, cuando con gusto amargo o una sonrisa de satisfacción puedo decir, a otra cosa mariposa, y queda allí, en los archivos, esperando una oportunidad de ser mostrado o leerlo públicamente o formar parte de algún libro. Por su parte, todos mis libros podrían definirse como conceptuales, siempre hay un tema que convoca su escritura, y suele pasar que en los archivos hay textos que surgieron en solitario y, como en un puzle, encajan a la perfección en esos libros o, al menos, eso es lo que a mi me parece. Mis textos suelen estar allí, esperando ser convocados para completar la idea central de un libro. Por otra parte, tengo confianza en los editores que trabajan como tal. Alejandra Correa, por ejemplo, desde la editorial “La gran Nilson” cuando tuvo que editarme Frenesí o Antes de la caída, sugirió sacar textos, pidió otros, cambió de lugar algunos poemas, y el resultado fue la edición de dos libros que me llenaron de satisfacción. Lo mismo pasó con Damián López de “El andamio ediciones” cuya mirada aguda intervino en Rachas, mi último libro. Mientras estoy trabajando en un libro, me vuelvo obsesivo, duermo mal o me levanto para anotar alguna idea que surgió en un sueño, me cuesta salirme del tema, y cuando comienzo a relajarme es porque el libro está llegando a su fin.
Gilgamesh: ¿Qué es lo que no puede faltar en tu poesía para que funcione el andamiaje poético?
Patricio Torne: la ironía, el humor, como contrapeso de una escritura que bien podría definirse como triste
Gilgamesh: Desde «Órbita de Endriago» a «Rachas», ¿qué búsquedas se sostienen, qué fuiste indagando de un libro a otro?
Patricio Torne: parece un clishé, pero puedo asegurarlo, la condición humana es el nervio común a todos. Cada uno de mis libros es muy diferente del otro. No creo tener un estilo, no creo que un poema mío, sin firma, pueda ser identificado fácilmente como de mi autoría. Admiro a esos poetas que uno puede identificar sus textos con facilidad.
Gilgamesh: ¿Cómo interactuás con y en el ambiente poético regional y nacional? ¿Cómo ves la manera de circulación poética en y desde tu provincia y a nivel nacional?
Patricio Torne: Tengo la suerte de ser un tipo que se vincula con mucha facilidad con otros poetas, siempre he tenido amigos entrañables y que son grandes poetas. Leo mucho a los “consagrados” y a los nuevos, siempre estoy buscando proveerme de nuevos libros y difundo, en las redes o donde sea, ese material. De hecho, Pretexto, el ciclo que impulsamos en UNSL por más de 10 años, era una manera de acercar, a los talleristas y al público en general, la mayor cantidad de autores de todo el País. A nivel provincial tengo poetas amigos, pero San Luis no ha sido muy generosa conmigo, siempre me negué a ser obsecuente con el poder político, y éste es el que determina quienes son “los poetas de la provincia”, pero esto, lejos de preocuparme, me enorgullece, la sensibilidad poética del poder político, ya se sabe, no se mide en versos. Mientras tanto, la poesía y cómo circula, no es una excepción a la regla del país que tenemos. Hasta no hace mucho había una gran cantidad de encuentros, festivales, lecturas, auspiciadas por organismos oficiales, que ya no están más. Sin embargo, siempre, en algún rincón del país hay un par de poetas gestionando y organizando, a pulmón, eventos que mantienen viva la poesía.
Gilgamesh: ¿Qué tipo de escrituras/lecturas acompaña tu proceso creativo?
Patricio Torne: Como ya lo he dicho, cuando estoy trabajando en un libro soy muy obsesivo, y me cuesta concentrarme en otras lecturas, entonces, de manera dispersa, leo poesía o recurro a la narrativa, más precisamente a libros que ya he leído y sé que me conmueven, pero no me exigen la concentración de un texto nuevo. Si hay algo que me acompaña y no puede faltarme eso es la música. Trabajo con música y escribo con música: Bowie, Cohen, Nick Cave, Reed, Cale, nuevas tendencias, etc. etc. etc.
Gilgamesh: Vida y obra, en tu ser poeta, ¿cómo se llevan?
Patricio Torne: de maravillas, aunque los más cercanos suelen decir que estoy loco. Tengo un problema con la sensibilidad y me cuesta controlar las emociones. Quisiera ser menos propenso a la risa o a la lágrima fácil, pero nunca pude aprender, no supe templar mi corazón a la vida que me tocó. Y eso hace que muchas veces me sienta un tipo muy vulnerable. Pero estoy bien, soy sobreviviente de una generación que lo entregó todo y lo perdió todo. Estar vivo es como un bonus track.
Gilgamesh: ¿Te sentís parte de una generación, de una genealogía poética?
Patricio Torne: No, para nada, y siento que a la mayoría de los de mi edad les pasa lo mismo. Somos los que nos criamos poéticamente a los ponchazos, tratando de zafar de las vendas y cadenas que nos puso la dictadura, y no nos amuchamos por miedo a que nos hagan una asociación ilícita.
Gilgamesh: ¿Qué rol le cabe hoy al poeta, a la poesía, en este contexto ? Giorgio Agamben plantea que todos los tiempos son, para quien experimenta su contemporaneidad, oscuros. ¿Qué pensás al respecto?
Patricio Torne: Si bien considero que no necesariamente debemos ser malditos o maldecidos, aquella idea a lo Verlaine, Baudelaire, etc, es innegable que no nos ha tocado un tiempo gracioso para poder crear, y más que oscuros, estos del 2024, por ejemplo, son tiempos criminales, y no sé que rol le cabe a la poesía, a los poetas, pero yo todavía creo a pie juntilla en esa premisa que dice: el arte transforma el mundo, y ojalá mi quehacer transforme una minúscula parte, en su corazón, su cabeza, su espíritu, del que se detuvo a leerme o escucharme. De no tener esa esperanza, difícilmente escribiría. Siento envidia por los ignorantes, los lúmpenes, que viven creyendo que ese es el destino que les toco y están resignados, y salvo el dolor, el hambre, el frío, no sufren de otra cosa.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que
la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de
la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas
y quizá, también leída por alguna de sus amistades... Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario,
en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Patricio Torne: Cuanta razón tiene Steiner!!! Siempre estoy atento a aquellos versos de uno de mis poetas de cabecera, José Emilio Pacheco: Extraño mundo el nuestro: cada día/ le interesan cada vez más lo poetas;/ la poesía cada vez menos.
En este mundo de banalidades, de carrera por el éxito, los poetas se han convertido en un engranaje de la inmediatez y no les interesa tanto lo que escriben, sino como lucen. Quizá, cuando esto se revierta, recuperemos el “lazo perdido”
NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Patricio Torne nació en Helvecia (Provincia de Santa Fe), el 31 de enero de 1956. Desde el año 1985 reside en Villa Mercedes donde coordina Talleres de Escritura. Cuando joven militó en el PRT-ERP y desde el 75 al 82 fue preso político. Ha ejercido los roles de gestor cultural, periodista radial, y se ha involucrado en todo aquello que tiene que ver con la militancia social y DDHH. Desde el año 2010 coordina el Ciclo PRETEXTO, donde poetas de todo el país y la región se dan cita para desarrollar lecturas y compartir experiencias creativas. Textos suyos han aparecido en publicaciones del país y el extranjero. Ejercita la plástica como una de sus pasiones y el periodismo cultural.
Patricio Torne publicó los libros de poesía:
«Órbita de Endriago» (filofalsía-1988),
«Helvecia y otros tópicos» (Tierra Firme-1990),
«Donde muere la lógica» (Último Reino-1992),
«Anacrónica» (Ediciones de la nada-2000),
«Perros» (Revista callejera-2010),
«Materialismo Dialéctico» (Editorial Deacá-2013)
«Perros y más perros» (Editorial Deacá-2015)
«Frenesí» (La Gran Nilson-2017)
«Antes de la caída» (La Gran Nilson-2019)
«Todo lo que deba ser transparente será transparente» (Palabrava-2020)
«Rachas» (El Andamio ediciones-2023)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario