miércoles, 3 de septiembre de 2025


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a LUIS BENÍTEZ

(Publicado en la página de Facebook el 28 de agosto de 2024)


Luis Benítez nació en Buenos Aires en 1956. Es poeta, narrador y ensayista.

En la entrevista, Luis, dice:

«Creo que escribir poesía es fundamentalmente un laburo, arduo si los hay, aunque no falta quien supone que todo texto marginado a la izquierda corresponde al género por simples cuestiones tipográficas.»

SELECCIÓN DE SU OBRA

POEMAS DE LA TIERRA Y LA MEMORIA (1980)

LA TIERRA Y LA MEMORIA

La memoria es el pasado que nos perdona
y nos dice que ya no importa que nos olvidemos de él,
pues todos sus habitantes nos recuerdan.
Como éramos entonces, como seremos mañana
hueso y lodo ya no importa.
El recuerdo es el futuro que nos saluda de lejos,
el recuerdo es alguien que viene a despedirse
una y otra vez, por penúltima, penúltima vez.
Y todos vamos a dormir: la tierra y la memoria
se reparten sus muertos y sus vivos
sin cerrarles los ojos ni la boca,
sin decirles que están más allá del tiempo
ni confiarles los áridos secretos que sabíamos de niños.
Pero cállate; déjame olvidarte y recordarte
como te amo ahora y sepultarte viva y furiosa
para que vivas siempre en la tierra y la memoria.

SIN LUZ NI VOZ QUE ME LLAMARA

Yo rondaba los espacios del sueño
sin cuerpo ni yo, hinchado de aire y música
flotaba era un globo furioso en la oscuridad.
Sin luz ni voz que me llamara,
libre de Dios y de mí mismo,
yo era el hombre.
Dante y Shakespeare e Ibsen y Malreaux:
¿qué pena les dan a los rascacielos?
¿qué infierno mayor que un subterráneo?
¿qué tempestad mayor que cualquier día?
Qué muertos están.
Qué lápidas labradas de octubres y eneros,
mis hermanos y amigos,
mi única familia venerable.
Soy sólo un huérfano sin atrás ni adelante,
que no se aferra a ninguna parte
y tiene en ninguna parte cama y comida puesta.
Ese, el que edificará una casilla, en la Tierra Baldía.

MITOLOGIAS/LA BALADA DE LA MUJER PERDIDA (1983)

LENGUA MUERTA
No es ella como ésta en que escribo.
No es fruta madura del concepto y lo abstracto.
sino la joven savia, detenida hace mucho,
de un mundo de imágenes: la cantora del sueño.
El sueño que hace mucho encerraba los pasos,
las obras y los labios. Tal vez
no hayamos despertado, sólo cambiado de sueño.
Pero ella ha quedado, detenida y secreta,
como una flor antigua en el libro, en la historia
y en el turbio recuerdo de palabras perdidas.
Hoy que evoco ese estado de las cosas del mundo
en que brilló en imágenes el bautismo de todo,
me da por preguntarle
qué expresaba mortal
y con cuáles sonidos traducía universo.
Pero nunca responden las criaturas del sueño
sino en su propia lengua
y ella toda es el sueño.

IDENTIDAD
Somos, sobre todo, el porvenir.
Pero no sucedió nada
sin que lanzara hacia él
eso nuevo que eras.
Extraña es tu fortuna:
ser alguien que es alguien
mientras cambia.
Nombraré relativa a tu figura
y relativa a cada línea de su trazo.
Y voy a nombrar a tu sombrío corazón
porque es a la vez radiante:
vas a lo inverso por lo inverso
y a lo cercano vas por lo distante.
Tan sumido, tan rápido, tan secreto
un hombre, una mujer ven
sus sombras, sus saltos y sus pasos.
Hasta el dolor fue necesario;
tu alegría fue un orfebre,
un abstracto albañil infatigable:
hoy eres lo erecto y además
la piedra destruida.
Mira estas piedras de moler,
tantas puertas y entradas
recuerdan lo borroso,
susurran tu verdadero nombre.
Somos. Y además somos
lo que nunca depende de nosotros.
Tan sumido, tan rápido, tan secreto
un hombre, una mujer ven
sus sombras, sus saltos y sus pasos.
El secreto de estas aguas
fue siempre su inmortalidad.
Hacen las manos. Son las manos.

LO QUE DECIA EL POETA

Soy tu enemigo que no tendrá piedad.
Guerra te llamaré y tomaré
contigo las libertades de la guerra.
Y en mis manos tu rostro oscuro y atravesado,
en mi corazón el país que
ilumina la tormenta.
Ives Bonnefoy

Tempranamente nos lanzaba la noche
sus grandes ojos de diosa
había en esas calles otra luz
que no conoce el día
y nada ni nadie sabía de la muerte
venías detrás de ti larga y enigmática
presencia donde me reconozco
otros canten la gloria de lo evidente
y harán lo justo
yo viviré siempre
en esta piel estas manos
y este cuerpo
bañado por otra luz otra presencia.
Otra guerra hay que la del pan
otra embriaguez que la del vino
otra tierra hay en esta tierra:
Eterna es nuestra primavera.

BEHERING Y OTROS POEMAS (1985)

BEHERING

En cada uno de ellos era muchos un hombre.
Eran más todavía. Traían la industria de las armas
y el reno rojo, como un bosque ondulante
y detrás el lobo que, en una mañana ya añejo,
sería el perro de la hoguera y de las sobras,
el sirviente blanco.
Eran muchos, no un hombre.
Vagos sus nombres
se referían al viento y a los tótems,
a un hecho que pasó en un nacimiento,
el deshielo que ahogó
o el meteoro fugaz que ardió en la tundra
o la muchacha audaz que en mar abierto,
salvó a su hijo de la cólera brutal de la ballena.
Sus dioses eran el salmón
que cada año retorna como el año
y que va al mar y el oso pardo,
una montaña que muge
y que el filo de lanza abate,
y el pesado bisonte y el tigre rayado,
que se quedó en Siberia
y que la manta del navajo evoca:
extranjeros, ellos serían América,
la múltiple figura que no supo Balboa y que Pizarro
abandonó a la imaginación de un franciscano.
De hueso, no de madera y de noche
serían sus dioses ni de la piedra
que labran los pueblos de una tierra supuesta,
entre la niebla de sus transmigraciones.
Eran crueles y antiguos como el Asia;
fundarían imperios en la aurora y en México,
reinos en Bolivia, fortalezas
donde un signo inequívoco mostrara
la voluntad de estos dioses:
un águila en el aire arrebatando la serpiente,
un árbol singular, como un recuerdo
de las llanuras heladas y el Mar Blanco,
que ya sólo evocaban los viejos moribundos
y el Sueño, que es eterno.
Alzarían Tenochtitlán, el Cuzco
y el enigma silencioso, Tiahuanaco,
en la isla de Pascua graves rostros
que contemplan todavía su gran marcha;
otros, sin embargo, volverían
al corazón de las selvas y al olvido,
como los muertos al pasado,
al país de la cuna y de las tumbas.
Mañana, todavía, aún faltaba,
nuevos extranjeros alzarían
ferrocarriles, calles, edificios,
calendarios regidos por el sol y no la luna,
venidos de otros Beherings y otras fechas,
en nuestras claras ciudades, oh ingenuas tierras,
seremos siempre dobles:
uno solo y muchos, hombres de ninguna parte.

GUERRAS, EPITAFIOS Y CONVERSACIONES (1989)

EL POEMA DE HIERRO

Dame un poema de hierro que restalle
sobre las vacías cabezas y una mano firme
en la muesca de la antorcha, un poema
de sangre y de huesos impacientes
y la pluma de carne firmando sentencias
en las culposas mentes de los jinetes locos;
que convierta en sal a los cobardes,
un poema de hierro oxidado y torvo
paleteando en el estanque a medianoche,
cuando ni los muertos sueñan con la aurora.
Un martillo de palabras para dejar al mundo
con las cuencas vacías; rabioso ademán,
piedra encendida en la boca de los que duermen
mientras el agua sube en el Gran Cuarto Esférico;
un puñetazo en el sexo de la muchacha arrodillada,
idiota, paciente humanidad, que no ve, que no oye,
sólo conversa con las cenizas de sus dioses muertos.

HAY VERDADES QUE ESTALLAN COMO POMPAS, HAY MENTIRAS
QUE RUEDAN EN LAS CARAS

El tiempo y las manías de medir
se tirotean con el corazón
en un corredor de desesperados sin victoria.
Y dos con sus metáforas al hombro
las criaturas humanas sueñan y ruedan,
sufren y callan, sin voz.
Serán el dolor con pies sobre las aguas
pero jamás les importará la injuria que acomete,
como bolas de nieve en manos de idiotas,
sus negros corazones que cuelgan de los árboles.
Hay verdades que estallan como pompas,
hay mentiras que ruedan en las caras,
lo valiente nos habla en las máscaras del miedo
y lo limpio gime sucio allí donde el absurdo es rey.
El mundo que gira sopla sus cuerdas en los oídos
que alzamos y que dejamos embucharse de ese viento mecido:
sólo el extremo justifica la existencia del amor
que los caminos de la vida llevan a morar entre desechos.
Pero aun allí la vida romperá en los ojos
de los muertos una a una sus lanzas
y cavará los túneles por donde irá la idea.

FRACTAL (1992)

LOS OJOS DE RIMBAUD

Azules, de bárbaro. Hoy cantan para ti
los suaves trinos y en el taller literario
adelgaza la voz el papagayo: conmovida
endulza las Grandes Miradas su lección de confitero.
De este lado rezamos por ti hincados ante un lobo:
que la bella ciencia es una habitación que da a lo oscuro
y el hombre, ese acertado inconstante,
es apenas unos pocos pasos que por ella van y vienen.
Hoy que las profesoras de letras olvidaron todo
lo que saben de ti los presidiarios
y el vago que, a riesgo de ser aplastado por los automóviles,
detiene la metáfora de su paso por recoger el milagro
de una hoja, sin alcanzar a explicárselo;
hoy que apenas los ascensoristas
se levantan de entre los demás,
hoy que esta loca materia aparece ahogada y vencida,
como lo estuvo siempre, como va a estarlo siempre,
flotando sobre las aguas de los números;
hoy que en tus selvas vírgenes arraigaron los casinos
y suena música disco en todas las Africas tonantes,
hoy que en la calle 88 y Broadway una horrible fulana te pasea
impreso en su remera, sonriente con toda la Gloria Americana,
hoy que encuadernado en cuero y con letras doradas
te exhiben los dentistas en sus huecas bibliotecas
y te honran a su modo, repartiendo venenos
por las calles del mundo los ágiles traficantes,
hoy que caen los muros y todas las posteridades se desploman,
hoy que la Historia, esa vieja enemiga,
se ríe de nosotros diciendo que no existe,
como en tu tiempo repetía el Diablo;
hoy que los blandos músculos de los diputados
pueden arrojar al mar, si quieren, a miles de forzudos extranjeros,
hoy que la tímida democracia probó ser más efectiva que los reyes,
hoy que todos por fin somos buenos
y alza su copa radiante el rosado, negro, amarillo y cobrizo
banquete de la vida, más allá
de los caritativos grupos que intentan el soneto,
a través de las bibliotecas barridas por el polvo y las secretarias,
sin dactilografía ni voz ni esperanza ni objeto,
cruzan las geografías dos luces gruesas y potentes
anillando la Tierra. No por el símbolo sino por la mirada
eres como el dios de plástico que cuelga de su pared el asustado,
para que esos Ojos le sigan por la casa. Para nosotros
los mínimos, para nosotros los pocos, para nosotros los débiles,
que sólo queremos estar ociosos, tus párpados están
siempre abiertos, hermano desdeñoso,
Jesucristo el Terrible,
hoy que es una vergüenza tener hambre
siguen mirando lo mismo tus fanales salvajes.

LA YEGUA DE LA NOCHE (2001)

EN EL MUSEO DE ADENTRO

recuerdas amor mío el largo adiós
subdividido las innumerables salas como siglos
como millones de años cada vitrina absorta
y en el centro de donde emanaba la extensa arquitectura
el dinosaurio

enorme la fiera extinta
la cabeza más grande que el cuerpo
el bocado feroz todavía tendido hacia la carne
asimismo evaporada

los cónicos dientes las fauces en el solo hueso
como la crueldad de dos que se aman
y se hieren profundamente en una frase
un gesto debajo de la apariencia de inmovilidad
debajo de los huesos debajo del alma
el gran animal insomne que reina todavía
pasea por nosotros el reptil tan hondo

y tú y yo callamos
ante el conflicto escamoso
que arrastra su cola amarga
por ese jurásico escondido
tan suyo fue como nuestro es
aquel pantano
es este

malignamente te amo
malignamente te espera esta carne desnuda
que el tiempo no evapora
porque sabe que vence a la fauce
indefensa

LA YEGUA DE LA NOCHE

“The nightmare, mare of the night...”

“La pesadilla, yegua de la noche...”
Robert Graves

Carne que carne fue
Y amada fue
Y hoy es literatura.

Muerte que pudo ser
Y no llegó, al menos hasta ahora
Que su dibujo hago
Sobre este papel, efímero.

Esplendor que no me estaba destinado.
Hombres que no fui y no seré ya nunca,
Horas que sin venir me habían antes abandonado.

De día y de noche veo el alto caballo,
Negro de tanto contener estas cosas,
Que me observa y lo hace sin cuidarse
De papeles y de manos.

La franca pesadilla, su yegua pasta en mí
Y tú me entiendes, Robert Graves,
Bajo el suelo que guarda tu apellido.

EL VENENERO Y OTROS POEMAS (2005)

EL VENENERO
El exudaba de los lomos
unas cosas complicadísimas
para que sus contemporáneos,
como hormigas pacientes
penosamente subiendo por las ramas,
bebieran amargas sacarosas,
refinados azúcares que envenenan el ánimo,
cultivan hongos profundos en la madriguera del alma,
esa cosa imposible, parecida a un vapor,
que todos llevamos dentro, en la nada difusa.
Pacientemente destilaba el cianuro
de la historia: ella demuestra palpable
que es mejor una buena pesadilla,
porque al menos se despierta luego.
El amasaba unos líquidos selectos,
alumno de Borgia en la copa colgando de cabeza,
como un diminuto insecto, uno más,
prendido a la teta augusta de la planta literatura.

LA TARDE DEL ELEFANTE Y OTROS POEMAS (2006)

UNA GARZA EN BUENOS AIRES

Algún pincel trazó una rápida letra S
delgada y blanca
sobre el agua castaña y allí estaba
de improviso la garza,
los turistas no la vieron
y ella sí vio todo y a todos, rápida
e inmóvil sobre el milagro del agua.
Un espejo en medio de la ciudad
negligente, pintado de transparente,
un ojal abierto que abrochó en un solo momento
toda la ropa vestida por el invierno.
Ella seguía en la orilla fatal de su propio Amazonas,
la pata desdeñosa replegada contra el cuerpo,
en un decir mi equilibrio está hecho
de una perenne silueta
y de una manera perenne que no los reconoce.
Era un arpón paciente atento sólo al cálculo
entre el berrido juguetón de los patos domésticos,
solamente ella precisa como una diminuta guadaña
en el Jardín Japonés que afable exponía sus gracias,
con esa serenidad oriental que nada sabe
de los bruscos asesinatos de una garza con hambre.
Todos se fueron pero de modo igual yo no vi nada:
faltó un segundo entre las cosas, creí;
un instante en el instante siguiente
fue sanguinariamente salteado,
pero cuando la garza voló
otra vida que la suya en el estanque faltaba.

MANHATTAN SONG. CINCO POEMAS OCCIDENTALES (2010)

Underground New York

Arriba sopla el cannabis
El viento de la ciudad entre los que hablan solos
Y aquí abajo los trenes brillan y van y vienen
Por el cribado laberinto. La mujer negra borracha sola
A medias incorporada sobre el banco de la estación Lexington
Le explica interminablemente al prudente policía
-Oigo apenas entre el bosque de sombreros que sonríen
Las blancas manos que aprietan sus carteras
Los impávidos latinos que como yo
Son bárbaros en la farsa de Roma-
Los detalles de una muerte –es su esposo un niño o su trabajo-
Que la llevaron al abandono de la recta vertical de su cuerpo larguísimo
Al charco que bajo el banco de la culpable se derrama. Al abandono.
Entonces la pequeña japonesa
-Dónde dejó la vitrina minúscula de su caja de música
El tu-tu absurdo como la envoltura de un bombón
A mitad de camino entre los agujeros de las medias de baile
Y la cara de la loca-
Hizo un rotundo croisse
Burlando con su pelo de teñido amarillo
Las mandíbulas verticales
Clavada en puntas de pie sobre el piso en movimiento
Un lago de los cisnes a toda carrera
Bajo el piso nevado de Manhattan.

Luego el vaso blanco de su delicado y dignísimo gesto
Entre saltos y reverencias y miradas a otra parte
Sin abandonar el otro lado desde donde no nos miraba.
Dónde estaba la pequeña japonesa
En qué salón de luces y de aplausos
Cuando en medio del vagón inclinó el tronco y la cabeza
Y extendió las manos de uñas despintadas
La boca torcida por su risa demente.

En el fondo del vaso sola como su alma la moneda.

LAS IMAGINACIONES (2013)

EL DÉCIMO CÍRCULO

Soy dante alighieri
Nunca creí una sola palabra de todas las que escribí
Y crucifiqué por escrito el alma de todos los que me precedieron
Fui mejor que la traición porque entendí que la traición
Es lo único parecido al corazón humano
Y que decirlo rectamente era condenarme a la hoguera y al olvido
Vivo en todas las tonterías que se dijeron de mí
Y ése es el mejor tributo que pudieron y pueden darme
Beatriz era una gorda despreciable
El papa al que defendí un adúltero un criminal y un réprobo
No menos atroz que los nobles que en un bosque de siena
Mandaron tres sicarios a cortarme los dedos
Y entendí siempre cada maquinación como el normal movimiento
De la misma máquina que guiaba mis pasos
Ni bueno ni malo es cada asunto
Pero oh qué difícil es explicarlo
Este será un enredo eterno
Soy dante alighieri
Nunca creí en dios

NADIE SABE DÓNDE ESTUVIMOS (2021)

nadie sabe dónde estuvimos

toda la tarde llovió
y nadie sabe dónde estuvimos
de ahora en más
me quedaré en tu sombra
viviré el fin de las estaciones cuando
el insecto retorna a su estado de larva
listo para creer que cada uno que anda
por la calle es uno que yo conozco
pero yo me quedaré en mi cuarto
hecho de tu sombra
en una habitación oscura
donde la muerte es una desorientada mensajera
donde entraré en esa pobre tan mínima luz
sea como eso sea

taxidermia

tomar un buen poema y quitarle cuidadosamente las tripas
que son tan venenosas como las del pez globo
rellenarlo de paja académica
peinarle los pelos como está a la moda aunque
insistan en irse para el otro lado
colocarlo sobre un pedestal y aplicarle en la base
una placa de bronce con su nombre imaginado en moderno latín

y la bestia inmóvil nunca más joderá

hormigas

este camino viviente
que atraviesa el jardín
viene de un país
que no es el nuestro.
aunque todo el tiempo
atravesamos la superficie del otro reino
desconocemos sus selvas diminutas
el desolado desierto de una baldosa
la efímera catarata de una canilla abierta
los sucesivos abismos que abre una escalera.
abajo y alrededor de nosotros
otro mundo infinito se derrama.
nos inquieta que ese entrevisto dominio
se asemeje tanto a lo que vemos
desde la ventana de un vigésimo piso.
muy lejos y a nuestros pies
otros asesinatos heroísmos y maldades
tienen sus tiempos y ocupan sus lugares
de un modo que juzgamos mecánico:
el sentido de esos días que transcurren distintos
como mucho es un enigma
que enseguida desdeñamos.
su remoto parentesco nos asusta
cuando observamos a un niño
prestarle su atención más entera:
olvidará al crecer las veces
que fijó los ojos en el otro reino
aquel que como el nuestro
comenzó el mismo día.

ENTREVISTA CON EL AUTOR

Gilgamesh: Luis, puedo leer en tu obra poética un lirismo metafísico en el cual lo existencial-social desea leer/escribir «la vida entera». ¿Cómo y cuándo la poesía irrumpió en tu vida?
Luis Benitez: Alrededor de mis 15 años ya venía escribiendo algunos cuentos muy malos pero todavía no le había prestado demasiada atención a la poesía, aunque sí leía poemas de autores argentinos y europeos. A partir de esa edad comencé a hacer intentos de escribir poesía, remedando mis lecturas de González Tuñón, José Portogalo, Nicolás Olivari, Neruda, Vallejo, los dos Machado, García Lorca y Salinas. Poco a poco me fui concentrando en el género, pero no logré dar con algo que me indicara el camino hacia mi propia voz hasta 1975, cuando ya tenía 19 años, aunque seguí ampliando mis lecturas de poemas con las obras de otros autores, como Cesare Pavese, los surrealistas franceses, etc. En 1975 leí los Poemas Reunidos, de Dylan Thomas, traducidos por Elizabeth Azcona Cranwell para Editorial Corregidor. Fue entonces que encontré, en el gran poeta galés, la punta del ovillo para iniciar el camino hacia una voz propia, a partir de esa influencia, que por cierto fue aquella de la que más me costó despegarme. No sé a ciencia cierta si ya di con una voz absolutamente mía -si es que eso es posible- y pienso que se trata de una búsqueda que continúa a través de toda la vida.

Gilgamesh: Esa piedra lanzada a lo desconocido para romper la ventana del idioma, ¿qué te devuelve?
Luis Benítez: Vos te referís a los dos primeros versos del poema titulado «una voz que creció omitida» en las palabras, con el que se inicia mi último poemario publicado en Argentina, «Nadie sabe dónde estuvimos» (Editorial Palabrava, Santa Fe, 2021). Esa metáfora se refiere al intento de alcanzar lo inefable, el objetivo imposible de la poesía, aunque de todas las creaciones factibles de implementar utilizando como herramienta el idioma, es este género el más apto para siquiera aproximarse a esa frontera. Entonces la devolución que señalás es la de un fracaso, porque la poesía fracasará siempre en su intento, ya que su instrumento son las palabras y ellas no son aptas para capturar aquello que, por definición, no puede ser dicho. Pero en ese fracaso, esa mera aproximación a lo inefable que brinda la poesía, reside justamente su grandeza.

Gilgamesh: Leo lo que Circe Maia le comenta a María Teresa Andruetto y pienso en tu obra. «Me da mucho placer que en el poema suene, a veces, una expresión bien de nuestra conversación, porque casi siempre hay un diálogo con el lector. Lo prosaico. Me gusta el prosaísmo. Que la lengua no abandone al habla. Que el lenguaje no abandone el habla.» ¿Qué pensás al respecto? ¿Qué lector está en la mira cuando escribís?
Luis Benítez. Lo coloquial es simplemente otro recurso posible del discurso poético. Lo podemos emplear o no, lo podemos combinar o no con otros recursos, tenemos infinitas opciones. Todo depende de lo que deseemos hacer y cuál sea nuestra elección del modo para concretarlo. Dado que el cómo hace el qué, usar lo coloquial o no puede ser un acierto o bien un gran error.

Gilgamesh: ¿Qué experimentás cuando te ponés a escribir un poema, a organizar un poemario? ¿Cómo es el proceso creativo? ¿Se hace presente la inspiración en esta instancia?
Luis Benitez: Primero surge una sensación, motivada por el comentario de un tercero, una lectura, algo que veo por TV o escucho por la radio, etc. Llamo a esa sensación “el fantasma”: progresivamente se va convirtiendo en palabras -generalmente el comienzo o bien el final de lo que puede ser un poema- raramente consiste en su desarrollo. A eso lo llamo “el monstruo”: hasta aquí los procesos son mentales. Escribo lo que tengo del monstruo y allí comienza a diversificarse y tomar forma más concreta. Nunca tiene el poder, la impronta del fantasma, es una decantación de esa pura y potente sensación. La poesía siempre es un fracaso, ya lo dije, y en tal sentido lo que queda en el papel es un vestigio apenas de esa sensación inicial.
Respecto de la inspiración, no creo que seamos tomados por Calíope, Erató, Polimmia, Urania, Terpsícore o Talía; personalmente yo no las invoco ni ando degollando palomas sobre el teclado de la computadora. Tampoco estimo que sople el Estro sobre nosotros en el momento de escribir o que momentáneamente seamos atravesados por el Espíritu Santo. Creo que escribir poesía es fundamentalmente un laburo, arduo si los hay, aunque no falta quien supone que todo texto marginado a la izquierda corresponde al género por simples cuestiones tipográficas. Como bien decía T.S. Eliot, «no hay facilidades en el verso libre para el muchacho trabajador».

Gilgamesh: ¿Te sentís parte de la generación del 80? ¿Qué de esos postulados siguen vigentes en tu obra actual?
Luis Benitez: Habitualmente se supone que un grupo de autoras y autores, por el mero hecho de comenzar a publicar sus poemarios dentro de determinada época, deben de tener entre sí tales o cuales factores communes. La division en décadas de la historia de la poesía es una sistematización establecida por Enrique Anderson Imbert, que sirve particulamente para eso, para sistematizar y saber a qué período del fenómeno -que tiene 400 años de desarrollo en nuestro país- nos estamos refiriendo. En el estudio preliminar de su antología «La poesía de los ’80» (Editorial Nueva Generación, Buenos Aires, 2002), el Prof. Alejandro Elissagaray divide las tendencias epocales en cinco corrientes principales: el Setenta Tardío, el Neobjetivismo, el Neorromanticismo, el Experimentalismo y los así llamados “Independientes”, donde me ubica a mí entre estos últimos, aquellos que no respondimos a lo preconizado por las barricadas culturales antes referidas y, en vez, buscamos desde el comienzo una voz propia, sin sumarnos a ninguna capilla o “sociedad de socorros mutuos”, que apoyándose en una revista o un supuesto movimiento poético, en realidad lo que intentaba era pugnar por erigirse y ser reconocida como la tendencia predominante durante el período. En tal sentido, sí suscribo a lo que designa Elissagaray como los Independientes. Barridas las vanguardias por el advenimiento de la posmodernidad, los mismos que adherían a los dogmas mencionados los abandonaron y estimo que comenzaron a escribir, con sus aciertos y sus pifias inevitables, lo mejor de sus obras.

Gilgamesh: Desde tu primer hasta tu último libro publicado, ¿qué búsquedas se sostienen, qué se fue dejando/ sumando en este camino de escritura que lleva más de cuatro décadas? ¿Se escribe siempre el mismo libro?
Luis Benitez: Se sostiene lo mismo que busca, creo yo, todo poeta: esa voz propia y reconocible para los lectores, que dé cuenta desde un sentido particular de los eternos pares de opuestos de que se ocupa el género: con sus infinitas combinaciones: vida/muerte; amor/desamor; justicia/injusticia; tristeza/alegría; tiempo cronológico/eternidad; historia pasada/contemporaneidad; placer/dolor, etc. Pero los temas aparentes de la poesía son las coartadas que ella emplea para hablar exclusivamente de sí misma, desde que se libró de la representación. Habla con máscaras.
Respecto de si se escribe siempre el mismo libro, creo que sí, que la obra entera de una autora o un autor puede ser leída como un solo volumen al que progresivamente se le fueron agregando nuevas secciones.

Gilgamesh: ¿Cómo conviven el narrador y el ensayista con el poeta? ¿La poesía permea tu obra narrativa y ensayística?
Luis Benitez: El narrador, el ensayista y el poeta se llevan bastante bien y los tres son muy respetuosos de lo que hacen los demás, nunca intentando siquiera invadir en lo más mínimo el territorio ajeno. Son discursos muy diferentes y si uno se infiltra en el otro le arruina el juego. Los tres lo saben muy bien y se atienen a las consecuencias.

Gilgamesh:¿Cómo fue tu educación sentímental-lectora? Un escritor, un poeta, ¿puede prescindir de la tradición? ¿Qué relación entabla con ella, tu poesía?
Luis Benitez: Raúl Gustavo Aguirre sostenía que el poeta debe ser el hombre más culto de su época. No creo en la posibilidad de hacer realidad lo afirmado por Aguirre, no en nuestro tiempo, cuando los conocimientos se han diversificado y vuelto tan específicos en cada campo. Tal vez sí en la época de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) o al menos él creía que era el hombre más culto de su tiempo y se lo comentaba a todo el mundo. En mi caso siempre fui al menos un hambriento lector y salvo las ciencias exactas, todo lo demás que compone el conocimiento me ha interesado, claro que como simple aficionado al saber y desde una postura autodidáctica. El aprendizaje sistemático me resulta tedioso y, de hecho, me escapé por una ventana en el cuarto año del bachillerato nacional, donde me aburría espantosamente.
Sobre la tradición: es imposible escapar de ella. Lo queramos, lo sepamos, lo deseemos o no, somos parte de ella, que todo lo suma a sí misma. Los movimientos literarios que pretendieron romper con la tradición -ejemplo obligado: el dadaísmo- se convirtieron en parte del inventario oficial inclusive antes de haber desaparecido. Mi poesía es parte de la tradición literaria argentina porque no puede ser otra cosa que eso desde el mismo momento en que es publicada, como le sucede a todos mis colegas.

Gilgamesh: ¿Cómo ha sido y sigue siendo escribir poesía en este país, en este continente?
Luis Benítez: Un fenómeno relativamente reciente -data de hace unos 20 años- es que la poesía argentina fue perdiendo su insularidad y salió al mundo a través de la obra de varias autoras y autores nacionales que, debido a la informática y la globalización, principió a ser conocida y publicada en el exterior en mayor medida que en épocas anteriores.
Nuestras voces comenzaron a ser escuchadas en el resto de América y Europa, inclusive en la lejana Asia, gracias a una combinación de factores que conviene examinar. Cada año se suman más ediciones de poesía argentina a escala internacional, ya sea en nuestra lengua como en traducciones a los idiomas locales y si bien esa oferta dirigida hacia el exterior dista todavía de incluir una proporción importante de la vasta producción que poseemos, se muestra creciente y permite aventurar que continuará acrecentándose.
Debemos ver este fenómeno todavía incipiente pero actuante en la realidad contemporánea, inicialmente y para mejor comprenderlo, desde una perspectiva macro, para ir luego a los detalles más específicos.
La salida al mar de nuestra poesía es una estela más en la navegación hacia otras costas que protagoniza el conjunto del género a escala latinoamericana, pues junto con la argentina también se difunde la propia de otros países de la región, como México, Chile, Perú, Brasil, etc., por solo nombrar los más notorios.
Colabora para la coyuntura un factor común a toda la poesía de nuestro subcontinente, al menos en lo que hace a sus realizaciones más logradas. La poesía latinoamericana alcanzó en lo contemporáneo una adecuada asimilación de los logros no solo provenientes de su misma tradición, sino también de otras influencias, las derivadas de la poesía europea y más cercanamente de la estadounidense, de las cuales nos nutrimos las autoras y los autores bien en traducciones, bien pudiendo leer esas producciones en su lengua original. La consecuencia de este enriquecimiento -pues el cruce de culturas invariablemente es positivo y beneficioso- es un discurso múltiple en apelaciones de contenido y recursos expresivos, como los que posee y exhibe hoy nuestro género nacional en el contexto más amplio de lo regional.
Ese logro común hace que se facilite y aprecie cada vez en mayor medida nuestra producción a escala internacional, generándose una penetración en los catálogos de sellos foráneos que, si bien dista todavía mucho de poseer un peso específico similar o siquiera cercano al de las letras propias de los países centrales, ya permite comprender que se ha producido un avance significativo en comparación con la situación vigente hace apenas un par de décadas.
Por otra parte, a escala local, se generó una suerte de atomización del género, que lejos de concentrar supuestos pareceres y propuestas estéticas relativamente similares en torno de bases programáticas comunes, se abre en un abanico de autoras y autores marcadamente individualizables por la diferencia de sus voces, donde conviven sincretismos de las trincheras estéticas anteriores, disueltos como vestigios más que como siquiera muy mínimas predominancias de una u otra. Desde los ’90 se generan híbridos de toda madre y todo padre, entregándose autoras y autores a búsquedas personales con mayor y menor fortuna, como ha sido siempre. ¿El triunfo de la postura de “los independientes” descritos por Elissagaray en su obra antes citada? Sí y también no.
Sí, porque la actitud de los independientes de los ’80 enumerados por Elissagaray, en cuanto a emprender búsquedas estéticas de índole individual, alejadas de las capillas literarias en boga cuando comenzaban a publicar sus primeras obras, es la única postura de aquel entonces que se relaciona débilmente con lo que se pronunció después y continúa actuando en la realidad poética contemporánea, todavía con más vigor que en sus orígenes.
No, porque a diferencia de esos independientes de hace más de 40 años, los poetas que principiaron a partir de los ’90 a formar parte del “hampa literaria édita” ofrecen disimilitudes sustanciales que impiden establecer cualquier otro parentesco entre los primeros y estos últimos, objetivamente hablando.

Gilgamesh: ¿Cuál es tu percepción sobre el ambiente cultural al que pertenecen los poetas; la poesía; la difusión a través de lecturas, festivales, concursos, ediciones?
Luis Benitez: En nuestros días y de acuerdo al último censo poblacional, concretado en 2022, 46.044.703 de argentinos poblamos nuestro territorio y apenas 3.120.612 la CABA: por simple razón aritmética, la mayoría de los creadores de poesía viven, escriben y publican fuera de esta engreída capital donde yo nací. Lo que llevaría a pensar que, al menos en temas literarios, las siglas que condensan su larguísimo nombre oficial, bien podrían entenderse como Ciudad Autista de Buenos Aires.
Llamativamente, en encuentros poéticos realizados aquí y allá en alguno de los 48 barrios porteños, no dejé de observar que la presentación de las colegas y los colegas que son mis conciudadanos señalaba que se trataba de una poeta o un poeta argentino, así, a secas, mientras que si se daba -y se da todavía el caso- de que la autora o el autor es alguien nacido fuera del corralito dorado, se impone advertir que se trata de una o un “poeta del interior”. Se argumenta especulativamente que obedece la expresión a un mero ejercicio geográfico-informativo…
También en las antologías y compilaciones varias que pululan por ahí se da el fenómeno de que, mayoritariamente, los autores incluidos resultan ser, oh casualidad, nacidos en la antes autoproclamada “Reina del Plata”, que parece ser coherente en cuanto a que la democracia -al menos, la poética- no es cosa que le agrade demasiado. Para zanjar el problema y no ser criticados en este aspecto hoy tan ríspido, el de mostrar visos de discriminación alguna, antólogos y compiladores varios apelan no pocas veces a una supuesta inclusión de poetas nacidos, sí, en alguna de las 23 provincias, pero que en muchas ocasiones residen desde hace décadas dentro o en las inmediaciones más cercanas al corralito áureo.
Para quienes vivimos y escribimos en CABA, pese a las facilidades que desde hace más de 20 años nos brinda la informática en cuanto al acceso a información actualizada sobre lo que escriben y editan la mayoría de nuestros colegas, los residentes fuera de nuestra ciudad, el déficit sigue siendo una cuestión de peso. Para ello confluyen factores, amén de los antes señalados, como la todavía escasa llegada y distribución de sus obras en las librerías capitalinas, al menos en relación al número real de producciones concretadas en la mayor parte del territorio, y eso a pesar del esfuerzo que realizan los múltiples sellos editoriales de cada región de la Argentina.
Se suma al problema el hecho de que los festivales y encuentros de poesía que se concretan en Buenos Aires con un buscado sentido federal, aún resultan insuficientes para reflejar siquiera aproximadamente el fenómeno de la creación poética de todos nuestros puntos cardinales en su verdadera dimensión. De tal manera, el enriquecimiento derivado del cruce de información regional se ve coartado, y cabe señalar que no se trata esto último de un obstáculo que meramente nos aflige a los porteños, sino que también a escala de lo interprovincial se evidencia una deficiencia semejante. Autores que residen por ejemplo en el noroeste pueden no estar al tanto de lo que se produce en el género en el Litoral, mientras que, siempre en tren de dar ejemplos, los poetas con residencia en nuestra inmensa Patagonia pueden desconocer cuanto se escribe hoy y ahora en el norte de la república.
En este mismo sentido, el de la “deuda interna” de la poesía argentina consigo misma, he observado una particularidad llamativa en varias de las revistas electrónicas que se generan dentro y fuera de CABA, no en todas pero sí en varias de ellas. Ese fenómeno es el de una marcada endogamia, pues desde sus principios fundacionales esos medios se proponen dar difusión exclusiva a autoras y autores de su provincia, su localidad y aun de su misma ciudad o exclusivamente de su barrio, lo que impide la más amplia difusión de obras y creadores provenientes de otras regiones.
En el intercambio y mejor conocimiento de cuanto se escribe y edita dentro y fuera de la sede periodística, reside el necesario, el indispensable enriquecimiento recíproco entre unos y otros. Que esos medios locales reduzcan lo publicado a lo espacialmente inmediato (y no en pocas ocasiones, a lo que escriben quienes los editan y su círculo periférico más próximo) no hace otra cosa que entorpecer el fluir de información y conduce a una autofagia a todas luces peligrosa, ya que ningún área en sí misma, pese a la renovación de voces locales que puedan acceder en el futuro mediato a su poder de difusión, resulta ser lo suficientemente amplia como para mostrar un renovado panorama que sea capaz de perdurar en el tiempo, conduciendo irremisiblemente a un paulatino empobrecimiento y a la luego inminente desaparición del medio, fenómeno tantas veces repetido por la misma causa.
En el terreno de lo externo a las publicaciones en sí mismas, como los encuentros poéticos, presentaciones públicas de grupos literarios, lanzamientos de novedades editoriales y demás, repetidamente se produce algo similar, una réplica en vivo del defecto de lo impreso. Como si viviesen en compartimientos estancos, esas manifestaciones se generan hacia dentro en vez de fluir hacia lo exterior, para ganar una mayor difusión, la que generalmente se merecen genuinamente. El círculo de allegados nunca puede ser lo suficientemente amplio como para llevar la novedad al destino más general al que tendría que estar dirigida. Como resultado, existe -repito que no en todos los casos pero sí en buen número de ellos- un desconocimiento casi absoluto de lo que están escribiendo o buscando escribir conjuntos autorales que, en el caso de CABA, inclusive tiene una proximidad muy marcada en términos geográficos.
Personalmente, tiendo a asistir a presentaciones de libros, recitales y encuentros no solo de autoras y autores de mi generación, la del ’80, y otros pertenecientes a las generaciones anteriores, sino también a los organizados por las posteriores, donde el fenómeno del compartimiento estanco se hace todavía más evidente. Grupos reducidos de autoras y autores que prácticamente solo se leen entre ellos y evitan el contacto con sus pares, los de su misma generación.
Para intentar completar el cuadro de situación, añado cuatro fenómenos que determinan en mucho la situación actual del género. Toca el turno de indagar qué sucedió en torno al cambio de milenio, advirtiendo en primera instancia algunas particularidades que se desarrollaron de manera simultánea:
a)Los alrededores del cambio de siglo implicaron la desaparición física de importantes nombres de la poesía argentina, varios de ellos de gran influencia sobre las generaciones posteriores, al menos hasta la atomización del género a partir de los ’90. Poetas de la talla de Enrique Molina (1910-1997), Francisco Madariaga (1927-2000), Olga Orozco (1920-1999), Roberto Juarroz (1925-1995), Alberto Girri (1919-1991), Ricardo Molinari (1898-1996), Susana Thénon (1935-1991), Joaquín Giannuzzi (1924-2004), Juan Gelman (1930-2014), María Elena Walsh (1930-2011), Néstor Groppa (1928-2011), Alfredo Veiravé (1928-1991), Juan Carlos Bustriazo Ortiz (1929-2010), Jorge Leonidas Escudero (1920-2016), entre otros, sin que hasta la fecha, pese a los importantes logros alcanzados, se hayan producido obras capaces de emparejárseles, según la opinión de buena parte de la crítica y los lectores, se comparta o no este criterio propicio para una necesaria discusión que sería favorable entablar alguna vez.
b)Los autores de las generaciones anteriores a la del 2000 siguieron en su mayoría consolidando sus voces y alcanzado la madurez de sus obras, y aquellos que en los ’80 adscribían a tal o cual capilla literaria de las antes mencionadas optaron por seguir un camino diferente, logrando en la mayoría de los casos resultados muy superiores a los de sus primeras publicaciones.
(c)El proceso de escisión del género se profundizó aún más, generalizándose el fenómeno de la poesía presente en compartimientos estancos tanto por parte de las generaciones anteriores a la de los ’90 como de las posteriores. Salvo raras excepciones, ni los primeras ni estas últimas conocen ni leen lo que se produce en el otro campo.
(d)Surgió una reacción a lo sucedido durante los ’90, en cuanto a la propalación exagerada de ciertos nombres y obras del período, por parte tanto de autores pertenecientes a ella y excluidos de ese modesto jet-set vernáculo como desde las posiciones adoptadas por nuevos y novísimos poetas que comenzaron a publicar sus obras luego del cambio de milenio.

Gilgamesh: ¿Qué compromiso/ riesgo asumiste y seguís asumiendo cada vez que hacés escuchar/leer/difundir tu voz de intelectual escritor?
Luis Benítez: El de ser honesto en cuanto a mis afirmaciones, apologías y rechazos, lo que significa colocarse en un lugar muy expuesto pero que es el único adecuado si uno se propone hacer las cosas en serio y no del modo más conveniente para hacerse de una “carrerita literaria”.

Gilgamesh: ¿Qué significa ser miembro de APOA (Asociación de Poetas Argentinos), de la SEA (Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina) y del Centro PEN Argentino?
Luis Benítez: El compromiso de aceptar colaborar ampliamente con las actividades y proyectos impulsados por cada una de las nombradas instituciones, en busca del bien común, tanto el de los integrantes de estas como de las autoras y los autores que no pertenecen a ellas.

Gilgamesh: ¿Qué lugar ocuparon y ocupan las traducciones de y los reconocimientos a tu obra?
Luis Benítez: En mi caso y acompañando la “salida al mar” de la poesía argentina, uno muy importante. Mucho le debo al Programa Sur de Apoyo a las Traducciones de Autores Argentinos (PROSUR), que, desde 2009, instrumentado desde la Cancillería nacional, otorga cada año 150 subsidios de hasta 3.200 dólares para hacer realidad esos objetivos, materializándose hasta la fecha la traducción a 50 idiomas y la publicación de 1.652 títulos de autores locales en más de medio centenar de países.
El accionar de la Cancillería mediante el PROSUR se complementa con la exhibición de nuestros libros en el stand nacional presente en encuentros tan importantes como la Feria del Libro de Guadalajara, la de Frankfurt, la Book Fair de Londres y el Salon du Livre de París, entre otros de similar peso específico en cuanto a asistencia de público, crítica y venta de derechos. Además, y en esto lo señalo sobre la base de mi experiencia personal, ya que gracias al PROSUR obras de mi autoría fueron traducidas y publicadas en los Estados Unidos, Francia, Italia, Suecia, Rumania, etc., el apoyo de la Cancillería posee un efecto sinérgico. A partir de esas ediciones subsidiadas por el Estado argentino, recibí invitaciones de una editorial de Washington, otra de París, una de Inglaterra y otras más para integrar sus catálogos por cuenta y riesgo de ellas mismas.
Anecdóticamente, recuerdo lo que me dijo hace mucho tiempo un editor italiano a quien le propuse publicar en su país uno de mis poemarios: “publique primero algo suyo aquí, en la Unión Europea, o por lo menos en los Estados Unidos, y luego otros nos interesaremos en sus trabajos”. El sentido de esto es que, para muchas casas editoriales foráneas, otra debe dar primeramente “la patada inicial”, para que después uno pueda participar en el match internacional. Años más tarde, cuando yo llevaba en mi haber varias ediciones en el extranjero, ese mismo editore me publicó el poemario que le había ofrecido en mis primeros contactos con él.
Además del circuito no hispanoparlante, dentro del mismo contexto de nuestra América Latina hay un entrecruzamiento de ediciones de autores regionales pero provenientes de otros países del área. Hace apenas un año, la editorial mexicana Aquitania Siglo XXI, del D.F, publicó una antología de mi poesía de 235 páginas, que se sumó a la oferta de producciones no locales pero sí hermanas de nuestro subcontinente en ese país norteamericano.
Y en cuanto a las ediciones en español en naciones donde no es la lengua predominante, en los Estados Unidos cada vez más sellos se animan a editar en castellano, gracias a que nuestro idioma hoy es el segundo hablado en la Unión, inmediatamente detrás del inglés. Esto se debe no solamente al fenómeno de la prolongada migración de hispanoparlantes a EE.UU., sino también a que, en las universidades privadas y públicas de los 50 estados que lo componen, existe un departamento de Español y Portugués que difunde activamente el bilingüismo. Hace pocos meses el sello neoyorquino Pro Latina Press distribuyó en librerías estadounidenses, tiendas virtuales y por Amazon una compilación de los 11 poemarios que llevo editados hasta la fecha, bajo el título «La vida entera. Una antología», y no es Pro Latina Press el único sello de ese país que apuesta al sector hispanoparlante con sus lanzamientos. ¡Pensar que cuando yo vivía en Manhattan, a comienzos de los ’90, en todo el estado de Nueva York solamente 3 librerías nos aceptaban libros en español!

Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado, esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y quizá, también leída por alguna de sus amistades... Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Luis Benitez: Que los grandes pulpos editoriales, que manejan el mainstream general, viesen como rentable la publicación de poesía y, correspondientemente, que los medios de comunicación masivos, que prácticamente funcionan como el house organ literario de esos grandes grupos, se encargaran de convencer al gran público de lo conveniente que resulta leer poesía. Por supuesto, esto es algo absolutamente inviable e imposible de concretar, porque el gusto común ya está moldeado hace mucho tiempo para rechazar al género, a favor de las carradas de pseudoliteratura que sí consumen las masas y es abundantemente provisto por los grandes sellos que dominan el marcado. El espacio brindado en sus catálogos a la genuina literatura es cada vez más acotado y en lo que hace a la poesía, casi inexistente o definitivamente nulo. Como el único criterio es el lucro, la poesía seguirá siendo lectura de un sector minoritario pero persistente, como lo ha sido desde hace siglos.

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA

El poeta, narrador y ensayista Luis Benítez nació en Buenos Aires el 10 de noviembre de 1956. Es miembro de la Academia Iberoamericana de Poesía, Capítulo de New York, (EE.UU.) con sede en la Columbia University; de la World Poetry Society (EE.UU.); de World Poets (Grecia) y del Advisory Board de Poetry Press (La India). Ha recibido el título de Compagnon de la Poèsie de la Association La Porte des Poètes, con sede en la Université de La Sorbonne, París, Francia. Miembro de la Asociación de Poetas Argentinos (APOA) y de la Sociedad de Escritoras y Escritores de la República Argentina (SEA) y den PEN Club Argentino. Ha recibido numerosos premios nacionales e internacionales por su obra literaria, entre ellos el Primer Premio Internacional de Poesía La Porte des Poètes (París, 1991); la Mención de Honor del Concurso Municipal de Literatura (Poesía, Buenos Aires, 1991); el Segundo Premio Bienal de la Poesía Argentina (Buenos Aires, 1992); el Primer Premio Joven Literatura (Poesía) de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat (Buenos Aires, 1996); el Primer Premio del Concurso Internacional de Ficción (Montevideo, 1996); el Primo Premio Tuscolorum di Poesia (Sicilia, Italia, 1996); el Primer Premio de Novela Letras de Oro (Buenos Aires, 2003); el Accesit 10éme. Concours International de Poésie (París, 2003), el Primer Premio Internacional para Obra Publicada “Macedonio Palomino” (México, 2007) y el Tercer Premio Municipal “Ricardo Rojas” de Novela (2022). Sus 44 libros de poesía, ensayo y narrativa han sido publicados en Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Italia, México, Rumania, Suecia, Venezuela y Uruguay.

Obra poética publicada en Argentina

Poemas de la Tierra y la Memoria. Editorial Stephen and Bloom, Buenos Aires, 1980.
Mitologías/La Balada de la Mujer Perdida. Editorial Ultimo Reino, Buenos Aires, 1983.
Behering y otros poemas. Ed. Filofalsía, Buenos Aires, 1985.
Guerras, Epitafios y Conversaciones. Editorial. Satura, Buenos Aires,1989.
Fractal. Ediciones Correo Latino, Buenos Aires, 1992.
Itinerarios: Antología (selección y ensayo preliminar de Alejandro Elis-sagaray), Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2001.
El venenero y otros poemas. Cuadernillo de edición limitada, Editorial Nueva Generación, Buenos Aires, 2005.
Luis Benítez: Breve Antología Poética (selección y prólogo de Elizabeth Auster), Ed. Juglaría, Rosario, provincia de Santa Fe, 2008.
Manhattan Song. Cinco poemas occidentales. Ediciones El Final de la Noche, Buenos Aires, 2010.
La Tarde del Elefante y Otros Poemas. Ediciones Buenos Aires Poetry, Buenos Aires, 2014.
La Tierra Permanece. (Antología) Buena Vista Editorial, provincia de Córdoba, 2018.
Complete Poems 1980-2006. (e-book, trad. al inglés de B. Allocati. Prólogo de Neil Leadbeater). Buenos Aires, Ed. La Esquina de los Vientos, 2018.
Nadie sabe dónde estuvimos. Santa Fe, Provincia de Santa Fe, Editorial Palabrava, 2021.

Obra poética publicada en el extranjero

Behering y otros poemas. Editorial Cuadernos del Zopilote, México D.F., 1993.
El Pasado y las Vísperas. Editorial de la Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela, 1995.
Selected Poems (antología poética, edición bilingüe, selección y traducción al inglés de Verónica Miranda). Editorial Luz Bilingual Publishing, Inc., Los Ángeles, EE.UU., 1996).
La Yegua de la Noche. Ediciones del Castillo, Santiago de Chile, Chile,
2001.
Antología poética (antología en e-book, introducción, selección y notas de Alejandro Elissagaray), Ed. Wordtheque, Bolonia, Italia, 2005.
Poemas Reunidos (antología en e-book, introducción, selección y notas de Elizabeth Auster), Ed. La Sombra del Membrillo, Madrid, España, 2006.
Luis Benítez: Breve Antología Poética (e-book, Biblioteca de Libros de Poesía), Ed. Itakkus, Jaén, España, 2008.
La Tarde del Elefante y Otros Poemas. Editorial Ala de Cuervo, Caracas, Venezuela, 2006.
La Tarde del Elefante y Otros Poemas. Ediciones Azafrán y Cinabrio, Aguascalientes, México, 2008.
Poemas Completos (3 tomos, ensayo introductorio del Prof. Lic. Luis González Platón, de la Universidad de Madrid) Ediciones Publicatuslibros.com, Jaén, España, 2010, edición en e-book.
A Heron in Buenos Aires. Selected Poems (antología poética compilada y traducida al inglés por el poeta estadounidense Cooper Renner. Ensayo epilogal de Carmen Vasco Fernández Moreno). Ed. Ravenna Press, Seattle, EE.UU., 2011).
Bering och Andra Dikter (trad. al sueco por Maria Nääs), Ed. Siesta Förlag, Malmö, Suecia, 2012.
La Sera dell’Elefante e Altre Poesie (trad. al italiano por Emilio Coco), Ed. Sentieri Meridiani Edizioni, Italia, 2012.
Manhattan Song. Cinci poeme occidentale (trad. al rumano por Flavia Cosma), Ed. Ars Longa Editura, Rumania, 2013.
Les imaginations (trad. al francés por Jean Dif), Éditions L’Harmattan, París, Francia, 2013.
Luis Benítez: A short poetic anthology (introducción, selección y notas de Elizabeth Auster, trad. al inglés por Beatriz Allocati). Ed. The Littoral Press, Suffolk, Inglaterra, 2013.
Luis Benítez: Breve Anthologie Poétique (introducción, selección y notas de Elizabeth Auster, traducción al francés de Jean Dif), Éditions La Résonance, Pau, Francia, 2014.
Las Palabras y los Días (antología en e-book, Ed. Raffaelli Editore), Rímini, Italia, 2015.
Poemul de Fier (antología, trad. al rumano de Diana Dragomirescu), Ed. Bibliotheca Universalis, Bucarest, Rumania, 2015.
Lascia che parli Ezra Pound / Deja que hable Ezra Pound (antología bilingüe, italiano-castellano, selección de Mario Meléndez, trad. al italiano de Gianni Darconza), Rímini, Italia, Raffaelli Editore, 2016.
The afternoon of the elephant and other poems (trad. al inglés por Beatriz Allocati), Katakana Editores, Miami, EE.UU., 2020.
Una gran guerra habita las cosas. Lo mejor de Luis Benítez (antología poética, selección y prólogo de Gabriela Guerra Rey, maestrante en Letras Latinoamericanas por la Universidad Nacional Autónoma de México —UNAM), Editorial Aquitania Siglo XXI, Ciudad de México, México, 2022.
La vida entera. Una antología (Pro Latina Press, Nueva York, EE.UU., 2023).

Obras sobre el autor

Sobre las poesías de Luis Benítez, de Carlos Elliff (ensayo, Ed. Metáfora, Buenos Aires, 1991).
Conversaciones con el poeta Luis Benítez, de Alejandro Elissagaray y Pamela Nader (Tomo I, 1995; Tomo II, 1997, Ed. Nueva Generación, Buenos Aires).

La Poesía es como el Aroma. Poética de Luis Benítez (ensayo, por el Prof. Dr. Camilo Fernández Cozman, miembro de número de la Academia Peruana de la Lengua, Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2009).

La novelística de Luis Benítez. Aproximaciones críticas a la historiografía, la mitología y la masculinidad patriarcal (ensayo, por el Prof. Dr. Assen Kokalov, de la Purdue University, Indiana, EE.UU., con prólogo del Prof. Dr. David William Foster, de la Arizona State University. Ed. Nueva Generación, Buenos Aires, 2015).

Luis Benítez. Una poética de la indagación (ensayo, por Osvaldo Gallone, Editorial Fundación Victoria Ocampo, Buenos Aires, 2024).

Luis Benítez. Historia nacional (ensayo, por el Prof. Juan Sebastián Rodríguez Meza, Mendoza, Prov. de Mendoza, en prensas).

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