miércoles, 3 de septiembre de 2025


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta, en su mes aniversario, a SUSANA SLEDNEW

(Publicado en la página de Facebook el 14 de agosto de 2024)

Susana Slednew nació en Coronel Suárez, Provincia de Buenos Aires, en 1958. Es poeta y docente.

En la entrevista, Susana, dice:

«Me siento parte del eco de aquellas primeras voces que se animaron a escribir y a salir a la escena pública con sus poemas, como lo fue Alfonsina Storni.»

SELECCIÓN DE SU OBRA

De Los bordes del azar (2017). Buenos Aires, Ediciones en Danza.

En la ruta hay un pájaro errante
estira sus alas
sobrevuela
esquiva
elige un lugar donde posarse
La mejor versión de mí
de todas las que he sido

Mientras ordeno objetos en la casa
parece que ordenara mi tenue paraíso
aparto aquello que incomoda
enderezo ese cuadro
reparo el desarreglo que va trazando la fragilidad
Cuando veo sobre el perfil de los muebles
una película de polvo
la arrastro entre los hilos de una tela absorbente
y la saco
como quien ensaya el olvido

También me ensucié las manos con cal y barrí la
arena

Cuando pienso en las palabras
recuerdo a mi padre con una cuchara de albañil
quitando restos de cemento entre ladrillos
lo veo repasar con ternura de obrero
la piel rugosa de la mezcla
Recuerdo que lo miraba transformar el espacio
guiado por la claridad de un sencillo piolín
de extremo a extremo de la obra
con la misma sencillez con que transformaba la vida
No se borra de mí esa dicha
la tarea fina del fratacho
pasando dulcemente por la cara de la casa
como si fuera el rostro de la infancia
como si fuera un poeta
buscando el mejor poema para dar
Él logró con su manera de estar
volver dichosa la mía
logró
mejor dolerme los ladrillos
la mezcla la cuchara
el hilo que tensa esta vida mía
entre extremo y extremo

A veces lo brutal
te encuentra de repente
se te accidenta el día la mañana
el invierno
lo que amabas
otras
la brutalidad te va calando
en la costumbre
rompe la taza de café con leche
ensucia tu ropa para siempre

*

De Lavar la vida (2018). Buenos Aires, Ediciones en Danza.

1

Si me fuera dado elegir
ser otra cosa

me gustaría ser
una llovizna

repartirme en minúsculas yo
con humedad y aspecto
de cristales

bordeando la intemperie
los afueras

dándole peso al color
profundizando el tono

ser agua
en miles de partículas

mojar el cielo
lavar la vida

6

Un satélite orbital
mira la polvareda en línea
que nuestros vehículos trazan
entre las chacras

señales de polvo
acerca de la vida
de aquí abajo
(al sur del sur)

no alcanza a ver
nuestras ruedas girando
sobre esta tierra pampa
–sólo la estela de partículas
que envuelve-

sólo nosotros vemos
el peso absurdo
de una laguna
comiéndose la brea del asfalto
horadando sin pausa

¿se puede llamar al olvido
azar de lluvia?

no
no llega a ver tampoco
lo mejor de nosotros

–la vida misma-
tomando decisiones orbitales

por ahora
una línea de nubes
organiza nuestros días

7

Cuidado

un colibrí
podría beberse
toda el agua
de la laguna

42

Supongamos
que de ahora en más
lloverá desde abajo

no agua
sino nuestros pensamientos

no como condensación
sino como levantamiento

no como líquida fuerza
incontenible
sino como material
de sueños

no como consecuencia
de las nubes cubriendo
sino
para descorrer
lo que nos nuble

supongamos

que sobrevivimos al vacío
y que por fin
somos la lluvia

*

De Mapa oscuro (2019). Buenos Aires, Ediciones del Dock.

¿las palabras llevan a algún lado?

¿llevan o caen?
¿las dejás o te dejan?

ahora pensás:
no hay ningún lugar
adonde ir
que no sea
esa astilla de sol
clavándose
sobre un planeta curvo

***

partículas de polvo
caen tras tus pasos

puede ser un despojo
de flor de paraísos

hay un gran revuelo
en los pájaros que te habitan

cuando regresás
están en el cielo de la tarde

se mezcla su rojo
con los colores del encierro

vos
estás algo oscura
algo transparente también

***

aunque todo es calma
sobre el mapa de la calle

la intuición del presente
es un invento

un atajo dorado

***

los signos abren y cierran
las preguntas, te caen
como barrotes
justo cuando la mano anónima
devuelve el documento
la llave
ese pedazo del afuera

vas
otra vez por el camino

has empezado
a volverte transparente

las preguntas
por el aire
se mueven al pasar

(Con un grupo de escritores llevamos adelante un taller semanal de iniciación a la escritura creativa (poesía y narrativa breve) en la escuela de adultos de una unidad carcelaria. De aquella experiencia personal surgieron los poemas que conforman Mapa oscuro.)

De Gramática del viento (2024). Buenos Aires, El Suri Porfiado.

Sí, en el principio fue agradecer,
brotar lo agradecido sobre el material del día.
El spashíva, sí.

Nuestro principio fue agradecer
porque hubo el pecho ofrendando leche minuciosa.
La gota blanca volcada de un seno hacia otro seno,
acunada de estrellas, la creatura,
mientras el mar anunciaba a sus peregrinajes
otra profundidad.

Diákushú decía Petronila,
mientras amamantaba a Teonia
con los senos alumbrados por la tarde,
con la mirada fija en la mirada,
con la leche como un soplo en lo que crece.

Gracias por el coraje blanco, decía María,
la niña que sería mi abuela.
Diákushú, madre, decía desde el sorbo.

Y son ellos los viejos pechos enterrados,
son mi leche dada, el hambre,
toda mi hambre. Toda esta sed.

***

Se nombraron a sí mismos:
eslavos -los eslavos-
(testimonian ciertos folios).
Se nombraron de este sobrio modo
al saberse unidos por un idioma común:
somos la gente de esta palabra.
Eso decían, al decirse eslavos.

Y yo viajo así: voy hacia ayer, voy al latín medieval
como quien va al desván, al cuarto del lío en la casa,
a la tundra de un lenguaje que me alcance a nombrar.
Voy por una esquina de la urbanidad del poema;
viajo por préstamos y travesías, a veces confusas,
que quizás se arrumbaron también en mi apellido.
Lo hago, tal vez, sólo para reconocer
el espíritu viajero del nombrar.

Fijate, qué maravilla, la semántica
y el medioevo acá -entre mate y fondo de spotifái-
en la búsqueda universal de nombrar.

***

Y si todo es viento, viento,
ambiente volado y desvariado por donde cuela el aire,
por donde frío es, hiriente, herido.
Si todo rellena el vacío, el mío, el mío.

Y si todo es velocidad, escala en el ala, ala en la escala,
que baja, sube, baja.
Masa de aire en la región más azul.

Si todo es viento, constancia, viento,
partícula de estrella volada
a la palma de la mano, volada
a la palma abierta
del necesitado corazón. No sé.

No sé.

De algunas antologías:

De: Zona cero. En: Hoja de ruta (2019). Grupo de Poesía Desguace y Pertenencia. Buenos Aires, Ediciones en Danza.

De la vida sólo sé
ciertos instantes puros

lo callado de un dolor,
la boca de mi padre
abierta hacia el olvido

***

Pude nacer otra
si mi madre hubiera querido
o mi padre

esa vez
la de la noche tarde
la de la noche también mía

Ser otra
engendrada en la oscura claridad
con que se amaron

pudo ser otra vez
otra hora
otro año
otro cuerpo

Ser ojos celestes como el padre
ser devoción como la madre
ser grito enojo virilidad aprendida
fuerza furia

otra varón
otro mujer
desaprendida de esta mujer tan enseñada

Pude ser otra
unos segundos después
de algún orgasmo
callado
en el brillo de la sábana

otra mortal
arrogante
ciega
irreverente

pero
esa noche me hizo etérea
me hizo rumor
para las cosas cotidianas
de una tarde cualquiera

este giro de lápiz sobre el viento

De: Como una caracola. En: Cómo decir (2019). Buenos Aires, Ediciones Ruinas Circulares.

Y si la levedad
que creo ver en la bruma
o toda su espesura
es en realidad
lo que no alcancé a decirte
aquella tarde?

y si este invierno
trastocado en brotes
no es más
que tus párpados abiertos?

y si estás escondido?

y si soy yo
la que esconde?

y si el paisaje
es la parodia
de lo que aun
no comprendo?

De Revista Palabras de Poeta (n° 9, 2020). Córdoba, Editorial Babel.

Todavía te espero en los sueños
volvés de un no lugar donde los seres no respiran
estamos alegres y tristes otra vez
devenir de zonceras a la par de otros cielos

te veo por una calle que ya no existe
o corrés adentro de las fotos, desesperado

esa es mi relación con el infierno
un día que no deja de sentirse igual
un sueño que no deja de llorar escenas borrosas
el brillo
cayendo como un gorrión
al que mató la lluvia


***

Dicen que los aromas nos acechan
son los verdugos del olvido
sin embargo
me está matando una sombra
sobre la pared de enfrente

no pasa nunca el día

y aunque reponga compromisos en la agenda
el calendario no alcanza a borrar
lo que vuelve

***

¿Has visto el desamor?
se suelta
como de una mano abierta

es tan fácil

ENTREVISTA CON LA AUTORA

Gilgamesh: Susana, ¿Por qué «bordes del azar» llegaste a la poesía como lectora y como escritora?

Susana Slednew: Como razón inicial tengo las conversaciones de mis mayores, su manera de hablar, la elección de palabras, los silencios. Presté atención a sus maneras de nombrar: el asombro o la extrañeza, el afecto o el desamor. Era una especie de apego por ‘el decir’. Llegué, también, por los libros, por las letras de las canciones, por la gente que cantó a los poetas como a Miguel Hernández, por haberme enamorado. Llegué a la escritura por el deseo y la necesidad de espacio propio, en una casa donde éramos muchos, como zona desde la cual mirar y hablar. Llegué por el cuerpo sensible, por el asma, porque tuve suficiente quietud, tiempo y silencio para la lectura y el hallazgo de mi escritura: que me permitía ‘hablar’ sin que me ahogara, sin toser. Casi por las mismas razones es que sigo o quiero llegar, no sé. Es una espiral de búsqueda sin fin con elementos que se repiten de un modo nuevo. La poesía es para mí esa “intemperie sin fin”, como escribió Juanele.

Gilgamesh: Desde «Los bordes del azar» de 2017 hasta «Gramática del viento» de 2024, ¿qué búsquedas formales siguen vigentes, qué temas continúan inquietándote?

Susana Slednew: Busco una escritura en la que me sienta genuina, auténtica. Es algo íntimo, persistente. Una manera que se traduce en rasgos que cambian un poco como lo hago yo y así se vuelven versos más extensos, más conceptuales o descriptivos, más breves, lacónicos o intensos. En algunos de mis libros los temas guardan cierta continuidad, como si algo quedara por decir y retoma hacia otro rumbo. Me sucedió con los movimientos territoriales, mudanzas, viajes, la casa, ciudades, la gente que se aleja o acerca: hablar de ayer en el hoy, leerme en el ayer. Me inquieta el devenir en lo territorial, el derrotero geográfico en lo temporal; me interesan los temas filosóficos, me gusta leerlos o abordarlos también por el cine y desde mi ignorancia. Los cruzo con lo que puedo pensar sobre eso, mi perspectiva existencial: la de una humana que sólo escribe poemas y eso me insume páginas y páginas de escritura en prosa y verso.

Gilgamesh: Tu vida y tu obra «(d)escriben» una poética del viaje que va y vuelve a y desde un pasado que se resiste a quedar invisibilizado, que retorna en la memoria de lo cotidiano, en «las manos con cal» del padre, el espacio de cielo donde «lavar la vida», las «señales de polvo», las «preguntas/ por el aire» que «se mueven al pasar». ¿Cómo se fueron imbrincando, en tu poética, estas mudanzas «del centro» a «la periferia»? ¿Qué coincidencias y diferencias encontrás en el ámbito cultural patagónico/ cuyano?

Susana Slednew: Puede ser que los poemas hayan cambiado en su respiración, en su aire, como un reflejo del espacio: aquel patagónico donde mi caudal de escritura aumentó, fue un paisaje de caminos y calles abiertas, sitios poco poblados. En el cuyano, pasé a una geografía con mayor densidad, de cielos menos impactantes, de montaña cercana. Eso pareciera que se traduce en una carga conceptual o descriptiva más intensa, aparecen líneas más extendidas y su carga pesa más. Igualmente, los temas subsisten y las formas breves, también. Seguramente, me impactan las coincidencias y diferencias en la cultura misma del lugar porque suelo prestar atención en lo que voy experimentando a las repeticiones, a las constantes, a sus variaciones. Los encuentros con poetas, tienen aquí la riqueza de su variedad y en esa nota es que enriquecen, brillan. En los últimos cuatro años he participado en decenas de ellos: festival, contra festival, ciclo, encuentro, espectáculo, performance, mesa, coro, círculo, presentación, entrevistas, radio. El mano a mano entre poetas, que suele ser de un sabor que no tiene talla igual, aquí los he vivido menos: dos, tres, cuatro poetas alrededor de una mesa, charla, libros, es algo que extraño. Respecto a los libros, aquí los he visto circular más por subgrupos, proliferar en mesas de libros, en bares culturales, ferias. Vi o tuve relativamente poco intercambio mano con mano; yo misma ando sin libros cuando en realidad me interesa la dinámica porque trae conversación, derrama otras lecturas. Las publicaciones son muchas, heterogéneas, he visto para todas las exigencias y caminos andados. Las noto algo ceñidas por los circuitos, entonces tardo en llegar a su fondo. He visto aquí, con la riqueza que hay, poco evento general que provoque cruces. La gran nota que veo en ambos lados del país, es que la poesía está viva, te lo afirmo con alegría, con la alegría que nos hace falta. Aunque aspiremos siempre a más y a mejor.

Gilgamesh: En el momento en que aparecen las palabras, ¿pensás en el libro a ser publicado, en el lector de ese poema, de ese futuro libro?

Susana Slednew: En mi caso, palabras y libro van casi juntos o está como tendencia- Tiendo a mirar los procesos de escritura como a un todo. Por ejemplo, lo que me pasó con Gramática del viento -recurro a lo más cercano- es que hubo búsqueda de recursos idiomáticos; rastreo de anécdotas de mis orígenes y de cartas, postales; lectura de notas que me aportaran data sobre ucranianos, rusos, eslavos, territorios, procesos de silenciamiento. Y los poemas iban sucediéndose en medio de esa vorágine que se desató en un momento tal vez como idea de libro porque yo ya sabía hacia dónde quería ir; pero que también venía de arrastre y también fue mutando en su proceso. ¿Si pienso en el lector? En algún punto siempre sucede. Quizás, tiene que ver con comunicar, dar, con que considero que la creación es para ser ofrecida, compartida, leída por alguien. Según lo miro, el arte, la creación, implica a un otro que se conmociona, se moviliza, renace o se hunde en sí mismo. O, también: el ser humano necesita del arte para ser. Y siempre aparece el otro, como un ida y vuelta, alguien más que yo misma en mi personaje de jueza de lo que recién escribí. Tengo, casi siempre, a alguien: pareja, amigo, referente, poetas siempre, que leen poemas o todo el libro, antes o simultáneamente a que los lea en público o se editen.

Gilgamesh: ¿Cuál es tu experiencia en festivales, lecturas, certámenes literarios? ¿Inciden a la hora de escribir?

Susana Slednew: Me complace e interesa la experiencia de la oralidad que se vive en festivales y mesas de lectura, por eso me sumo cuando me invitan. Soy de leer obras enteras en voz alta, acá en casa. Así le encuentro al poeta otra música que la que me aportó la lectura silenciosa, nuevos sentidos. Por eso es que creo que incide a la hora de escribir. Es como un buen libro, si es un buen encuentro. También soy muy prospectiva y me gusta mucho leer lo que acabo de escribir, ponerlo al oído de la gente cuya escucha me interesa. Me resulta esperanzador. Los certámenes inciden menos sobre mi escritura, pero me afirman que esto va bien o que por aquí no es, en cuanto a senderos, y necesito esa conciencia cada tanto. También puede llegué a leer voces realmente iluminadas gracias a esos desafíos, como me pasó con Diego Roel, recientemente, porque habíamos quedado entre los poquitos finalistas de un certamen y eso me llevó a leerlo.

Gilgamesh: Sabés lo que es ser premiada por tu trabajo poético. ¿Qué significan esos reconocimientos al momento de escribir, de difundir tu obra?

Susana Slednew: Cualquier reconocimiento del trabajo poético me genera alegría, confianza, se trate de una forma tradicional de premio o no. Los que más me han gustado fueron los que generaron un proceso de lectura y escritura con nuevos desafíos y experiencias. Han significado riqueza: leer mejor mi propia escritura, hacer lectura crítica sobre la obra de otros partiendo de su propio decir, intercambiar como pares con poetas que admiro. Esas experiencias trajeron para mí, por ejemplo, las Becas del Fondo Nacional de las Artes. Conocer y trabajar mis poemas con poetas de la talla de Alicia Genovese o Irene Gruss, fueron momentos de gran dicha. Generaron un espacio amable entre otros y otras poetas que sigue siendo de lo más preciado que tengo. Esa cadena de eventos afortunados también difunde la obra, genera otras experiencias que son un premio en sí mismas: editar con personas que admiro, que se hagan reseñas que me aportan la mirada de otro, que me inviten a leer a un evento al que alguna vez aspiré a ir sólo a escuchar, que publiquen poemas en un blog, una revista.

Gilgamesh: ¿Dentro de qué genealogía poética inscribirías tu poesía? ¿Te sentís parte de un movimiento, de una generación poética?

Susana Slednew: No me siento parte de una generación. De las voces de mujeres, sería del único movimiento que me siento parte, aunque no para desenvolverme entre mujeres sino para hacerlo entre poetas sin distinción de género. Me siento parte del eco de aquellas primeras voces que se animaron a escribir y a salir a la escena pública con sus poemas, como lo fue Alfonsina Storni. Porque desde esas voces fundantes, que Andy Nachón llama “nuestras ancestras”, hasta hoy, seguramente hay un aporte de energía y coraje para decir y plantarme en la escena poética o literaria. Me siento parte de “la doble voz” de la que habla Alicia Genovese, esa zona del espectro de voces que se visualiza en el retorno a la democracia en nuestro país, ese paso de objeto a sujeto de enunciación.

Gilgamesh: Has sido jurado en diversos certámenes. ¿Qué tomás en cuenta a la hora de premiar una obra?

Susana Slednew: Tomo a la obra como un todo y busco que haya poesía en el todo. Aunque tenga poemas que destaquen, me gusta sentirla como una pieza única. Busco que el decir me interese, me amarre. Busco un uso por momentos extrañado y también plural de la palabra y de las formas. Busco un concepto que la atraviese, un tono general. Busco que los poemas digan lo que dicen y además otra cosa porque ese es según mi parecer el gran tesoro de la palabra poética. Busco que no sea un cliché, que la obra no se manifieste de modo previsible, que me deje una sensación de haberme refrescado, que me deje puertas abiertas. Bastante de eso tiene que haber.

Gilgamesh: ¿Qué nos podés decir de tu experiencia en las Clínicas de poesía que impartís?

Susana Slednew: Las clínicas son la forma que más se abraza con las características del texto poético y con mi manera de colaborar con la persona creadora, con su obra. Miro el todo primero y partimos de allí, luego es el proceso de las partes al todo, ir y venir. Sea una obra que conforma un libro, sea una o más series de poemas. Lo hago de modo sincrónico, asincrónico o combinando esas formas. Abarco el detalle y lo macro, genero diálogo entre las variables, según lo que requiera. El rumbo se da según el autor o autora, pero toda obra permite desplegar un abanico interesante de recursos, de maneras de mirar, de agradecerle lo que vino a decir y de exigirle, de convidarle a más. Surge un diálogo que aborda aspectos que se pueden trasladar a otras obras. Noto que resulta bueno para la obra, para el arte de escribir, para la confianza que cada persona busca y gana al aprender a mirar, al valorar lo propio y lo ajeno. Proporciono libros que pueden dialogar o colaborar, poemas, autores. Eso me atrae también a mí, me enriquezco con ese caudal.

Gilgamesh: ¿Cómo ves el panorama actual de la poesía en el contexto histórico que venimos atravesando? ¿Qué aporta la poesía en esta coyuntura? ¿Qué compromiso asumís como poeta, como profesora, como gestora cultural?

Susana Slednew: La poesía tiene menos lugar ahora. En estos últimos tiempos, es notable. Está ceñida, maltratada, creo. Estamos desheredados por un Estado que debería cuidar la palabra como si fuera oro porque es capital para pensar, mejor y más. El contexto global también tiende a esa negación, a ese olvido, por caso la IA. Claro que, en cualquier contexto, la poesía siempre va a abrirse algún paso, porque tiende a expandir, a abrir. Veo hoy: infinidad de hermosas editoriales independientes, se extiende la frontera del país y se apuesta a certámenes internacionales, los gestores culturales reinventan formas. Aún amenazada, la poesía sigue aportando lo que en cualquier conyuntura social o política y en cualquier lugar: abre la mente y la sensibilidad, te da un respiro de lo roto del mundo; es como el amor. Su brevedad, su capacidad para decir mucho en ese formato de hoja apenas, viene a abrir, a descentrar, a sacar de la incomodidad de ser y estar, a dar alivio. La poesía aporta y desarrolla el léxico, lo expande, lo recrea y eso es fundamental para que la sociedad no devenga en brutalidad. Mi compromiso es -en principio- un granito de arena, de respeto y cuidado por la palabra y el silencio en la escritura toda y en particular en la poesía. Lo mismo, en la participación que pueda tener en espacios de gestión cultural. Ahora estoy colaborando con el primer Coloquio de Poesía de Mendoza, que se hará en octubre en el contexto de la Feria del Libro. El coloquio se ha gestado desde una Cátedra Libre “María Luisa Bemberg" de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo. Se hace con esfuerzos varios: el ámbito de la Facultad, Cultura de la Provincia, las obras de los poetas participantes y, esencialmente, la tarea de la coordinadora y gran responsable de todo, la Titular de la Cátedra, que es la Profesora Bettina Ballarini.

Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y quizá, también leída por alguna de sus amistades... Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?

Susana Slednew: Creo necesario que la poesía esté en jardines de infantes, escuelas y colegios, las cátedras universitarias, ligada a cualquier temática. Que el estado edite nuestras obras, a tantos y tantas poetas; leí a poetas de uno y otro extremo de nuestro país, gracias a colecciones de poesía que rescataban las voces Región por Región, Provincia por Provincia. Que proliferen los concursos y las becas en nuestro Fondo Nacional de las Artes. Que reaparezca una Biblioteca Juan Gelman, como en algún momento llegó a nuestras instituciones educativas. Que reaparezca Plan de Lectura, ese programa con el que escritores y libros recorrían el país. Tiene que sembrarse la poesía más a diario y en todos los ámbitos. Creo que todo el arte tiene que formar parte de nuestra sociedad. Eso enriquece la mirada de los pueblos: nos hace más humanos y más sensibles ante las diferencias producto de la injusticia, nos hace considerados porque aprendemos a mirar.

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA

Susana Slednew.

Nació en Coronel Suárez, Provincia de Buenos Aires, en 1958. Vivió treinta años en La Pampa. Desde hace unos años reside en Mendoza. Poeta y docente. Becada en dos ocasiones en poesía por el Fondo Nacional de las Artes (2010 y 2013).

Sus obras en poesía: Los bordes del azar (2017, Ediciones en Danza); Lavar la vida (2018, Ediciones en Danza); Mapa oscuro (2019, Ediciones del Dock); Porcelana rota -premio poesía del Fondo Editorial Pampeano- (2020, FEP); Hastag para el amor -plaquette- (2020, Ediciones Arroyo); Poéticas del movimiento - finalista, entre 990 obras, del Premio Nacional Inés Manzano- (2022, Ediciones en Danza); Gramática del viento -de las cinco obras finalistas entre 274 obras, en el Concurso Internacional Poesía Paralelo Cero 2023, de Ecuador- (2024, El Suri Porfiado -versión e-book y papel-).

Participa en Festivales nacionales e internacionales. Ha sido jurado en certámenes literarios. Ofrece Clínica de poesía. Participó de la organización de las dos primeras ediciones del Festival Poesía Pampa Fest en La Pampa. Participa de la Comisión que organiza el Primer Coloquio de Poesía desde Mendoza, 2024, convocado desde la Cátedra Libre “María Luisa Bemberg” y la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras de la UnCuyo, Mendoza.

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