viernes, 3 de mayo de 2024


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a GABRIELA FRANCO

(Publicado en la página de Facebook el 1 de marzo de 2023)

Gabriela Franco nació en Buenos Aires, en 1970. Es poeta, editora y docente.
(Crédito de la foto: Santiago Perrone)
En sus respuestas a la entrevista, Gabriela dice:
«Confío en el diálogo con escritorxs y por eso celebro la existencia de múltiples talleres, así como de ciclos de poesía, esos espacios indispensables de encuentro, intercambio y prueba.»

SELECCIÓN DE SU OBRA
Dos poemas de Los que van a morir:
el hígado cansa
exige sueños de otro día
el hígado cansa
quiere ser león de la selva
el hígado es caldera
hace muecas, mugidos, bate palmas
el hígado es un bufón
cobra entrada, tapia casas
el hígado es un actor de comedia
se cree un tórax
el hígado es un artista
inventa, traduce, procesa
el hígado causa
quiere ser exquisito y se pudre
el hígado cáncer
disputa saberes, sabores, dolores
el hígado pesa
mata alcoholes, verduritas
el hígado quiere ser el corazón
se agranda, oprime el pecho
el hígado muere
no hay discusión entre cándidos y cínicos
***
asida al vaivén asiste
al encuentro de las aguas
y agita sábanas vacías
lava el cuerpo
del recién venido
y el de los muertos
desempolva retratos
construye galerías
cristales
copas y raíces de los árboles
familias
la mujer da paso
a la llegada de los niños
amortigua
la partida de este mundo
la mujer es una puerta
***
Dos poemas de Modos de ir
acabo de ver el mundo
como un cristóbal
feroz
como una garra del mar
arriba el manto
agujerado de la noche
abajo la arena fría
lunar
me tendí
paralela al horizonte
una línea de flote
entre dos bóvedas
la inmensidad es un lugar
para escribir
***
el retazo de la tragedia
dibujada en mi piel
fue escrita
con la caligrafía del corte
filo y tersura
contraste
entre dos brillos
calar la letra en la hoja
derramar la tinta
dejarse fluir
como un manojo de luz
pintar la palma de la mano
como una aldea
***
Dos poemas de En orden de aparición
en el desierto de atacama
las estrellas
se pueden tocar con la mano
desde el cielo la tierra
parece un lugar
donde voy a encontrarte
***
la peregrinación llevó
setenta días
¿qué había que encontrar
en el rastro de la desaparición?
examiné baldosas
recovecos
ilusiones
la memoria
los asilos
las camillas
los cementerios
no encontrar abre
vacíos
donde hallar
tu cuerpo herido
o putrefacto
abre
el abismo
de no saber
entonces escribo
este expediente
escribo
mientras camino y cruzo
el túnel de los parias
la recova de la rutina
ciega
de los sin techo
te escribo
te busco
mi lector mi hermano
duerme en la calle
Dos poemas de Por las ramas
I
—Huir de las formas,
encontrar y perder
la fe. Aunque no se crea,
se trata de creer, no
de sufrir, que cansa
como chupar clavos, lamer
lo que no sacia, roer
las astillas, la gran
obra
II
—No se dijo o no se quiso
decir esa palabra, un canto
rodado, como una piedra
en el zapato, o una fruta
pasada, agria la boca,
la fortuna. Cantar para sí
porque sí, la voz baja,
el pudor de no decir
nada

ENTREVISTA CON LA AUTORA
Gilgamesh: Gabriela, leo en tu poesía «una línea de flote/ entre dos bóvedas», el trazo cuidado, medido que da cuenta de las honduras que nos atraviesan a nivel íntimo y social.
¿Cómo, ese primer trazo, salió a la superficie? ¿Cómo fuiste construyendo tu voz poética?
Gabriela Franco: La experiencia atraviesa el cuerpo y a veces pide ser dicha. Esos versos surgieron tendida en la arena, a pocos metros del mar, en plena noche, en plena soledad. Pero una vez que la expresión asoma empieza otra experiencia, la del lenguaje. Aparece, por ejemplo, la palabra “bóveda”, y empieza a hablar. Trae consigo catedrales, cielos, sepulturas. Trae el límite y la inmensidad: un lugar para escribir. La tarea de nombrar el origen es imposible y esa imposibilidad hace posible que la búsqueda no se extinga: una palabra atrae a la otra, se hace verso. Pero antes estuvo ese rayo: el cuerpo tendido en la arena y la noche cayendo como un mar.
Gilgamesh: «...pintar la palma de la mano/ como una aldea...», escribís. Pienso en «el infinito en la palma de tu mano,/ y la eternidad en una hora» de W. Blake. Formas de vivir el hecho poético, de situarlo, de interrogarlo. ¿De qué manera lo situás en «Los que van a morir», «Modos de ir» y «En orden de aparición» (Ed. en Danza, 2007/2013/2019)? Cada uno de estos libros, ¿sostienen los mismos interrogantes, las mismas búsquedas o los redireccionan?
Gabriela Franco: Creo que hay continuidades y diferencias en cada libro. Hay preguntas que siguen punzando y respuestas que van llegando, muchas veces de manera imperceptible. La escritura es transformadora (como quería Paul Valéry), y la publicación también lo es: se aprende de cada libro que sale al mundo, adquiere su autonomía y nos confronta. Ese contrapunto de continuidades y diferencias también existe entre lo individual y lo colectivo: algunos poemas surgen de una vivencia personal, a veces dolorosa, como la pérdida de las personas queridas, pero la palabra poética indaga en esa experiencia para abrirla, volverla aldea, mundo, palabra compartida. Y ese pasaje, en el mejor de los casos, trae un conocimiento nuevo tanto para quien escribe como para quien lee.
Gilgamesh: Está por salir ­«Por las ramas», libro ganador de la segunda edición del Premio Storni. ¿Cómo fue la escritura de este libro? ¿Cómo, la decisión de enviarlo al concurso? ¿Qué sensación te deja este reconocimiento?
Gabriela Franco: Los primeros poemas surgieron con la voz de Irene Gruss en el aire, mientras trabajábamos en su poesía reunida. En su origen está el deseo de seguir conversando con ella. Y luego la conversación se amplió. Fue un proceso de escritura muy gozoso, que me permitió pensar sobre los modos en que repercuten en nosotrxs los diálogos (incluidas las lecturas), cómo nos habitan y proliferan dentro de unx esas otras voces.
Aproveché la convocatoria del premio como impulso para darle la forma final al libro. Entre otras cosas, creo que un premio sirve para eso: para activar el deseo. Pero también es importante en el sentido material: es necesario contar con instancias que acompañen económicamente el trabajo de lxs poetas.
Recibir el Storni me dio mucha alegría porque implica que algo de lo que anduve rumiando está en sintonía con otrxs, en principio con quienes conformaron el jurado, que son poetas que admiro. Y es también una manera de abrir el diálogo, de generar nuevas conversaciones en torno a la poesía.
Gilgamesh: Gabriela, la poesía te encuentra en varios frentes: poeta, difusora, crítica, profesora. Has sido antóloga de libros en Ed. En Danza y en Tusquets, junto a otros poetas. Desde 2017 sos la responsable de la revista «Por el Camino de Puan». ¿Nos contás cómo llegás a esos espacios y cómo elegís situarte en ellos?
Gabriela Franco: Las piezas se pueden ver como partes de un rompecabezas que finalmente encaja, pero en realidad no hubo plan previo. Hubo y hay deseo de trabajar con la palabra, y tuve la suerte de que ese deseo confluyera con algunas propuestas laborales. Amo todas las tareas en las que estoy embarcada, me resultan inspiradoras y estimulantes, y cada una de ellas me aporta conocimientos insospechados. Sin embargo, también es cierto que son tareas que no suelen estar bien remuneradas y que esa es una problemática que atraviesa a muchxs escritorxs, porque la sobrecarga de actividades deja poco espacio para la escritura.
Gilgamesh: Hoy proliferan los talleres y los ciclos de poesía. Otro fenómeno es la cantidad de publicaciones de escritores nóveles y la urgencia de la edición. ¿Qué opinión tenés al respecto? ¿Cómo te insertás en este contexto?
Gabriela Franco: Confío en el deseo de escribir, no veo inconveniente en que cada vez sean más las personas que desean escribir, al contrario, pienso que esa indagación solo puede tener beneficios para cada quien. Confío en el diálogo con escritorxs y por eso celebro la existencia de múltiples talleres, así como de ciclos de poesía, esos espacios indispensables de encuentro, intercambio y prueba. En cuanto a la edición, considero que publicar es un paso fundamental para lxs escritorxs, porque algo se aprende en ese desprendiemiento, pero la urgencia no es buena consejera así como tampoco guardar los papeles ad aeternum.
Gilgamesh: ¿Te sentís parte de una generación poética?
Gabriela Franco: No, en todo caso me siento parte de una comunidad poética, en la que hay poetas de distintas estéticas y de distintas generaciones, y eso enriquece el diálogo.
Gilgamesh: ¿Qué lecturas fueron acompañando y acompañan tu actividad poética?
Gabriela Franco: Son muchas, pero sin duda fueron fundamentales las voces de las poetas: Storni, Pizarnik, Thenon, Bignozzi, Bellessi, Gruss, Rosenberg, y también Dickinson, Plath, Olds, Sexton, Levertov, entre otras. Me interesa mucho también la lectura de ensayos sobre poesía o sobre los procesos creativos en general.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes,
repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George
Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un
asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la
memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es
escrita y leída por poetas y, quizá, también leída por alguna de sus amistades...
Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este
juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en su opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Gabriela Franco: No estoy de acuerdo con la afirmación de Steiner. El reciente festival de poesía, que tuvo lugar en Buenos Aires en febrero de este año (Festival Poesía Ya! 2023), fue una muestra del interés generalizado por la poesía: fueron diez jornadas de múltiples actividades con asistencia masiva de público. Esto señala que, si hay un lazo perdido, la reparación consiste en políticas públicas que acompañen la difusión y el encuentro con la poesía. Por otro lado, creo que la poesía está presente de maneras muy diversas en la vida de todas las personas y que nunca se divorcia de la memoria de los pueblos, por el contrario, siempre –incluso sin políticas que la acompañen– logra llegar a los lugares menos pensados.

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Gabriela Franco nació en Buenos Aires en 1970. Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, es poeta, editora y docente. En poesía, publicó las plaquetas Calle (en coautoría con Daniela Fiorentino, Ediciones del Diego, 1999) y Piedras preciosas (Zorra, 2006); y los libros Los que van a morir (2007), Modos de ir (2013) y En orden de aparición (2019), los tres editados por Ediciones en Danza. Sus poemas fueron incluidos en varias antologías, como Felicidades también (18 poetas), Poetas argentinas (1961-1980), Atlas de la poesía argentina II, Antología federal de poesía y Memorias ya, poéticas del presente, entre otras. Compiló los volúmenes de poesía Plantas (2017), Animales (2020) y Alcoholes (2020), y, junto con Eduardo Mileo y Javier Cófreces, preparó las antologías Última poesía argentina (2008) y Primeras poetas argentinas (2009 y 2019). Con Sergio Olguín editó la antología Perón Vuelve. Cuentos sobre peronismo (Tusquets, 2021). Desde 2017 dirige la revista Por el Camino de Puan (Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras). Ha colaborado en distintos medios y ha coordinado talleres y ciclos de poesía. En 2022, su libro Por las ramas recibió el primer Premio Storni de Poesía.

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