GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a LILIANA LUKIN
(Publicado en la página de Facebook el 23 de noviembre de 2022)
Premio Nacional Ediciones Culturales Argentinas 1985, Secretaría de Cultura de la Nación, Mención especial en Premios Nacionales,1987
Debe haber caído: la mano abierta
guardando en el centro asco de sí
saliva de la costumbre alrededor
debe haber visto
la miseria del acto
que no mejoraba la vida
una pierna arqueada levemente
cayendo según
la gravedad
habrá modificado las sombras
el testimonio
que la superficie ofrece
la tristeza: un esfuerzo inútil
sobre la pequeñez de las formas
donde las palabras ensayan componer
la historia es
un cuerpo sin explicación sobra la escena
su carne expuesta
al amor y la duda
el lugar
que engendrará leyendas
en relación inversa a la posibilidad
de tocar su rostro por última vez
De Carne de tesoro,
Premio F.Antorchas,
Ed. Sudamericana, 1990
la infancia: una casa sin puerta
adonde entrar como al lenguaje
(para reconstruir su imposibilidad)
víctimas
así como arden pavesas en mi memoria
en mi también memoria arden los días
por venir
ah música de la palabra
pena tras pena en los ojos del niño
arden los juegos en mí
yo veré crecer las parvas del amor
en total abandono
yo veo crecer las carnecitas del amor
como un testigo inútil
(he venido viajando: equipajes
la memoria
¿y acaso en el camino no habla
un dibujo no escribe un trazo
de tiza la línea de cierto saber?)
así como crecen las del amor en mí
crecen y caen crecen y arden
sus carnes de dulzura
sin que yo pueda lavar
de los días la indiferente
en los ojos del niño
así como arden en mí memorias
yo testigo –yo inútil- arderá
líneas
¿y si no hay nadie?
¿y nadie acude o viene?
¿si durmieron mal (como a la luz
de mis propios sueños)?
¿si hubo un llanto cortando
su fluir su andar en la mesa
(con el plato de borde pintado)?
¿si no oyen o no quieren oír
o no saben (dulces
ruidos se hacen allá afuera
entre árboles inocentes y deseos
culpables)?
¿si no abren o no pueden
aunque corran a mí y me hunda
en la ficción de esos brazos?
¿y si ocurre que hacen el amor
o beben (a la luz
de lámparas que apenas calientan)
o hacen ademán
de verme escuchan andan vienen?
¿qué haré?
decir:
el pezón es mordido por el bebé
y ella y él se revuelcan
en el amor de sus cuerpos desiguales
¿es suficiente?
¿aclara la escena?
decir:
la palabra todo cuando
creía en ella
es ahora un pobre
pantano prófugo de mí
¿explica?
bien:
se trata de lo que no se puede
es claro
volverse
siempre a ese lugar
(donde trepábamos álamos al borde
del ligustro cediendo
a otra infancia que venía por lo suyo)
se trata de los años
es claro
un buen recurso para la veladura de escribir
(y tanta letra impresa que hemos amado sólo
el instante de dar vuelta la hoja)
decir: Pessoa y Celine en amable maridaje
hacen un nudo que no puedo ver
¿eso?
¿y si no hay de veras nadie
y quedo en evidencia
y ellos acechan y callan
pero
no hay nadie?
el tiempo es así o asá y el sol en el papel
ciega y hay mar
mar en la calle más allá de mí
sucio de cáscaras y plásticos el mar
y entre todos los humanos que gozan
el bebé goza más
y
ya nunca será suficiente
todo
ésto decir haber escrito
¿hace alguna pulpa en la mañana?
¿y si no hay nadie?
De Cartas,
Ediciones de la Flor, 1992
carta II
mi querida: me dije algún poema tiene que haber
porque hay tanto ruido en el país
y en estos días las metáforas se cumplen
ya casi no hablamos más
que de nosotras: metonimias de un paisaje de guerra
o pequeños predios donde cultivar imágenes de sí
querida: se disuelve mi dogma a medida que amo
y aunque mi dogma sea de una especie razonable
padezco los efectos de esta fatal transformación:
no sé nada ya de aquello que era
pero no olvido tampoco cómo era aquello ser
una foto de otra época me muestra como a una muchacha
a la que he conocido: mi nostalgia de ella es infinita
aunque me diga que todo está muy bien y
aunque sea cierto que todo está (muy bien) ahora
algún poema tiene que haber me dije: en lugar
de una certeza siempre hay un poema
y en lugar de un poema siempre estoy
escribiendo cartas como un náufrago al revés:
no corro peligro más que de mí y el mundo
es una isla en la que sólo puedo sumergirme
mi querida en estos días
en que la filosofía es un murmullo de la edad
sos el ruido de un país en predios secos
donde un poema sería agua de beber
Carta XV
mi querida: cada hombre pide otra cosa
y me pregunto si al repartirse como el pan
una no está en el mejor lugar: la boca de otros
ese hombre me ha pedido una carta:
¿necesita o sólo pide para gozar de mí?
estar en la boca de otros mientras una
no está más que en su cueva rumiando
(he sido herida por un ojo pequeño en la luz
pequeños roces del amor diverso que se arma
relatos que no abandonan ni cuerpo ni cabeza
siempre la herida es lo que parpadea)
cada hombre pide otra cosa y una no está
para estos trotes una está para una
manera de repartirse como el pan: endurecida
por la exposición al aire el tiempo que hace
y ese hombre ahora ha pedido una carta:
yo le escribo ésta para vos donde está ausente
y espero de la escritura un buen camino
yo le escribo y me pregunto si al repartirse
como el pan masticada y nutricia
una no está en boca de todos que es el mejor lugar
Carta XVI
mi querida: los hombres nos envidian el penetrante
juego de intimidades sucesivas: los ensordece
el murmullo de palomas que cambiamos
insomnes y ligeras por sobre toda obligación
envidian la obscenidad de nuestros juegos
contar y llorar como hijas de la misma madre
(que hubiéramos compartido los baños y las camas)
o como madres a punto de parir (casi desnudas
y hablando de un dolor parecido)
los hombres es sabido nos envidian
el impenetrable clima de las risas oblicuas
(como de amiguitas a la siesta en el zaguán)
y esa falta de vergüenza al mostrarnos las llagas
o hacerse vestir o acariciar el alma una por otra
ellos no saben cómo hacer para podernos
distraer de nosotras llamarnos la atención
es su pasión y su calvario: tan fuertes
somos en nuestro pacto el motivo de su deseo
desesperan de nosotras pobrecitos
y amados como el otro de nosotras sospechan:
la insuficiencia de ese modo de amar
ellos quisieran ser una más y nos envidian
lo impenetrable (el resto de adolescente que se deja
tocar sin perder nada) ese poder de ubicuidad
que nos concilia con el infierno en un salón del paraíso
en esta lucha por el amor de cada día
ellos no saben de nuestra necesidad y nos envidian
y aunque les juremos que nos son imprescindibles
sabrán que en esa frase hay una trampa:
ser el otro de nosotras es poca cosa
y ellos siempre querrán ser una más
De Las Preguntas,
Ediciones de la Flor, Buenos Aires,1998
la vida como un gasto: dilapidación gozosa
¿una poética del derroche para los que quieren garantía?
¡ah! los avales que demanda la conciencia ajena
para la que todo gasto es una pérdida
y todo exceso pide reparación
¿es que no han entendido nada de la vida? ¿aún?
¿y temen más de lo que disfrutan todavía?
veamos
¿acaso hay algo más comunicante
que la ternura de los cuerpos? ¿acaso
“no es bastante ser la fiesta de otro”?
¿y la alegría del hacer no es la misma
al escribir que al acariciar?
2
¿girando detrás de un pensamiento
como una perra que muerde su cola
algo del pensamiento se hará claro y potente
como un ladrido o un celo de animal?
¿algo de la perra que hay en mí
dejará de girar detrás de sí dejará
de morder de hacerse daño
si esa luz hace claridad?
¿girar no es una gimnasia ridícula
que saca de lugar confunde
cielo y suelo y vuelve
cada cosa algo que se mueve
y algo que se deja de ver?
¿es posible así entender algo?
¿habrá que tener un pensamiento de perra
para hacer una pregunta donde se vea
cómo una mujer muerde el hueso
tras una idea de mujer
y eso la lleva a ver con otra claridad?
De retórica erótica,
Asunto Impreso Ediciones, 2002
El declive de su pecho es una figura
que su ánimo convoca para el sesgado
equilibrio de la cabeza: así el collar
circunda y cae sin dañar su frágil
idad:
la fuerza.
De mirarla
mirar: atrevimiento,
le dice, atrevida, y ella sabe que el crimen
se paga.
En lo breve de un anillo que desliza
de su dedo en el de él: el dedo en el anillo
como él en ella, simultáneos...en lo
breve del doble anillo, doble misterio
desenmascarado,
su condena se cumple.
Tanto cuerpo y tan poco, dice ella, y lo mira
espiándole el nacimiento del lenguaje.
El no tiene, allí, más que una leve
septicemia de infelicidad.
Curaría ella su gravedad, haría de la
gracia el acto que entrara uno en otro,
como el anillo en el dedo elegido.
Atrevida en su falta de miedo, disfraza
la falta, se disfraza, a cambio de nada,
del fuego de la infancia, de nada, del
ardor y la risa sobre la piel desnuda.
En tanto, el cuerpo y la palabra son uno
para ella: dice dolor, y no puede
soportarlo y amor dice y se le hace
agua la boca.
Atrevida, dice él, adorando lo oblicuo
a la altura de sus ojos, la cintura
con que ella le fundara un lugar.
-----------------
Si él se quedara ahí, así, adentro,
ella no se caería nunca.
Lo dice y balancea su peso sobre él,
sobre el vacío, sobre la frase.
Y él, que trabaja para el placer,
pero alimenta la tristeza,
apretando su carne habla.
Ella ríe de lo que él habla: come
de lo que él pone entre sus dientes.
----------
Cuerpo de agua, ella navega entre
la emoción de él y su propia marea.
Las sombras de los dos se tocan y él
se inquietará más cuando las sombras
dejen de tocarse.
Ella no puede menos, no puede dejar
de alzar los brazos, los párpados, la lenta
comisura de la boca, las piernas
con su ajorca que abren y cierran.
Ella no puede menos, y sin embargo
espera algo a cambio ¿Ella ofrece
a cambio de qué?
------------------
Querido
querido, has hecho de mí un
animal avaro, una pequeña furia
insatisfecha, y es mi vergüenza
esta caída, es mi grito de piedad
por tí y mi oración para que el hambre
me abandone y otra vez sea yo la
dueña de mis bienes, la portante de
la cesta cargada que reparte con sus
manos
lluvia
de
oros, la feliz.
Has hecho de la diosa un mercader,
de la libre una esclava, me has
envilecido el primer día que te dí
menos de mi deseo.
¡Oh! qué niño astuto has sido para
alejarme así de la alegría de dar o bien,
qué pobre niño habrá de siempre en tí,
desaprendido de las caricias y los dones,
crecido en la soberbia de ser su propio
y único regalo.
De Construcción comparativa,
Alción Editora, 2003
I
Como un instrumento musical
pequeño -una armónica-
cabe entre las manos
y es el calor del aliento
el suave aliento pasando
lo que le dibuja melodías
así brillante en huecos alineados
según la simetría de un panal
se desordena y posa
la idea de la cosa
que es mi cuerpo
cuando supone amar.
Como una armónica
que imprevisible gime
latiendo más alto
de lo que se espera escuchar
y desciende - hiende- al murmullo
del deseo de una música
así en el hueco de las manos
-los labios penetrando en el metal-
vibro del aire porque no es sólo aire
y el temblor de los dedos
y la presión de las palmas
hacen de mi carne carne
y de mi respiración dulzura
soplos en el silencio
que buscan no desamparar
II
Como una ciudad abandonada
donde está intacto
el aire de los muelles
y la música de las esferas
gira en la bruma de aguas que se van.
Suspendida e intacta
sin que el tiempo de las sirenas
que aún suenan cada hora
haya dejado vidrios rotos o basura:
una maqueta
de ciudad en movimiento
eso impecable y sola
en la función prolija de nutrir
los canales y las fuentes
de mantener la red de luces viales
y el cauce de los tránsitos ausentes
a veces un desborde que limpia
restos o bien desbordes
provocados por la memoria
del exceso en el lecho de los ríos.
Ciudad abandonada una
criatura a disposición pero bañada
por el misterio de la extrañeza
(la lejanía del contacto
entre una piedra y una mano)
todo el universo de lo posible
en unas calles vacías que
salvo los niños nadie
se anima a recorrer.
III
Como una constelación
que vista desde la tierra supone
brillo y quietud - destello y suspensión
pero hormiguea y gira
acomodando su sonido
a un disimulado frenesí
así: clarísima y autónoma
sin detener nunca
cuerpo ni pensamiento
-el pensamiento del cuerpo-
actuando sobre un espacio
de sombra y luz
para sostener en el vacío
la consistencia
de polvillo
su carne estelar: piedra
en el aire
fuego en el centro
de la piedra
equilibrio para dibujar
a la mirada formas
y mitos a la imaginación
como una constelación
inventa su plenitud
en la armonía así
deviene ella misma su estar
en la órbita de astros y satélites
ni necesaria ni inútil
su belleza no es otra
que la que figura una lente
(a miles de kilómetros) al ojo
deslumbrado:
una nueva
combinación de cristales
donde lo real -otra vez-
brilla por su ausencia.
VI
Como una lluvia de otoño
que ni refresca
ni aumenta el temporal
pero hace sonidos extraños
sobre las hojas caídas
y desplaza de su centro
de gravedad
el estado de las cosas
temblando de placer
en la tibieza del dolor
y ardiendo al contacto
con la piedra caliente
o helándose de igual
perplejidad
así cayendo en ráfagas
de más o menos intensidad
según la furia
de un viento secreto
y poderoso
creando arroyos de fuga
hacia adentro
y dejando espejos
de agua tranquila
para el trabajo de la infancia.
Como una larga lluvia
persistente
en el surco abierto
por los pasos
deja su hilo que nutre
o
que perfora
así
ella formaba
de su propia materia
la imagen del llover
lloviendo en los seres
que adoraba
con ternura pertinaz
fugaz y eterna
en la repetición de su dulzura
una llovizna
eso tras la cual brillan
en el aire cristales
o momentos
y todo seca en lo libre
del aire su verdad
pero ha llovido:
no hace
ni frío ni calor
aunque un temblor
recorre
el saber que los amantes
guardan del olvido
como una lluvia
VIII
Como una rama
cargada de frutos balancea
al rumor del viento
al ritmo del rumor de un viento
su pesadez
su carga en liviandad
y no se deja caer
ni deja que caiga
aquello que de sí brotara
así
posadas en lo endeble
ellas hamacan su sentido
en la certeza del quiebre
más repentino cuanto más
pesado está el corazón.
Como la rama de un árbol
que sostenida en el vacío halla su ser
y olvida que caer es posible
así
al rumor de unas palabras
al rumor del rumor
de esas palabras
ellas caminan en un hilo
y arman la red
haciendo del sonido un alimento
y del vacío una casa.
Como una rama balancea
sus frutos mientras mece
una y otra vez su humanidad
desprendida del árbol
y golpea
la ventana más alta de la casa
así ellas desprenden
posadas en lo endeble
el perfume de una idea el transparente
perfume
de esos cuerpos maduros
que dan en las conciencias golpes de hoja
sacudidas levemente
por un amor que ondula
-siempre ajeno-
entre sus brazos sabios
de inocencia y maldad.
XVI
Como quien hace
de la necesidad virtud
e insiste
raspando el fondo
hasta sangrar
las yemas
así
ella buscaba
la gema
entre las sobras
de lo que divide y obra
ella gestaba
como una mujer.
XX
Como una esclava
en el tobillo
de una mujer libre
adorna y sólo marca
el contorno del brillo
pero es
el cuchillo del deseo
para el dueño
de un deseo de tobillo
así
ella
dueña de su contorno
brilla en el adorno
y en la doble
esclavitud
de su ajorca y su tobillo
está su libertad
como una esclava.
XVII
Como una soga
atada al cuello
que aprieta y da
morada
la idea de colgar
así
construía el movimiento
de saber
en el borde de lo bello
lacerada
sin tocar fondo y sin resuello
como una soga
al cuello.
De Teatro de Operaciones.Anatomía y Literatura,
Ediciones En Danza,2007.
Ingeniería natural
En el camino de la edad
estoy llegando a la excelencia: hago de la necesidad
virtud, aunque mi cuerpo sea un territorio
de negociaciones
ocupado por fuerzas que no reconozco.
“En estos días
en que la filosofía es un murmullo de la edad”
soy la franja de gasa
que separa lo que soy
de lo que fui.
----------------
Como una red de pescador
soy arrojada a un fondo
líquido y poblado del que vuelvo
con un armador de fantasías:
un nuevo operador de la pena
para el hospital del alma,
que no halla cómo
saciar al pensamiento:
la náusea que las letras
me provocan es un artificio
más del cuerpo: da de sí
tiempo y esfuerzo, ocasión de
delicia y sufrimiento,
adjudica alegría donde hay
angustia y avaricia
donde hay desprendimiento.
------------
Del susurro de los textos procedo
al alarido, el protocolo debajo
del concepto: no habrán tenido
de mí ninguna cosa salvo
el resplandor.
Como un perro en una
camilla de laboratorio perderé
todo menos la cicatriz:
lo que no hay no merece
instrumento.
Animal
del templo de la voz, caligrafía
oral, reino de lo inútil: en el centro
difuso y pleno de las simultaneidades,
una enorme boca tragará
nuestra incomodidad.
De La Etica demostrada según el orden poético. 2005-2006,
Ediciones La Cebra, 2011
Demostración
(habla Baruch de Spinoza)
Sueño con una puerta:
armo mi cerrojo
como una llave.
Como en todos los
bellos sueños humanos,
la puerta da a un jardín.
Pero mi llave abre hacia
adentro, donde solo
hay sombra, perfume y rumor
de hojas y de viento.
Yo que he sido
echado, expuesto, amo el resto
de luz que hace posible
ver el jardín donde no
hay un jardín: amo
mi arrojo, mi cerrojo,
el peligro del texto
concebido.
Escolio:
Sueño con pertenecer. Yo,
que nada tengo, a quien nada
pertenece, he sido arrojado.
Amo mi arrojo,
ese acto contra mí
ha hecho de mí lo que soy:
un artífice
que documenta la visión:
un revelador y un
rebelado.
Sueño con ser
recibido,
que mi madre
tome mi rostro entre
sus manos y no pueda
dejar de llorar.
Sueño con perder
el miedo como se pierde
el amor: practicando
su falta.
Sueño con volver
al regazo aún atroz
del mundo,
con los libros que he
escrito, carne de mi carne,
dentro
del saco, como
almohada:
Yo,
que he sido
puesto fuera, temido y
desoído y siempre a punto
de caer, cuelgo
del hilo de mi razón
como de la cuerda
el ahorcado:
soy mi razón y mi cuerda.
Sueño
con dejar
palabras en el oído
de un niño: quién
podrá decir que no
dije lo que pensaba y
amé y entregué y cuidé
mi pensamiento
como un padre ?
Sueño con una puerta:
armo mi cerrojo
como una llave.
Como en todos los
bellos sueños humanos,
la puerta da a un jardín.
Pero mi llave abre hacia
adentro, donde solo hay
sombra, perfume y rumor
de hojas y de viento.
Yo que he sido
echado, expuesto, amo el resto
de luz que hace posible
ver el jardín donde no
hay un jardín: amo mi arrojo,
mi cerrojo, el texto
en el peligro
concebido.
IV
Con una marca de tinta
señalo las puertas
de los sueños no cumplidos:
años de tinta, tiza, carbón,
años de sueños señalados.
Cuando duerma
otra vez, las ideas bailarán
alrededor de una mesa
la danza de los apenas
satisfechos.
Al despertar abriré,
apenas tocando, lo marcado
y gritará: una rajadura
basta para entrar
al paisaje de lo incompleto.
Y estaré cansado,
no como quien trabaja
en un sueño,
no como quien insiste
dibujando detalles de un tapiz
para no corromperse
en lo quieto de haber visto,
sino agobiado,
como quien pone los platos
que faltaban
en una mesa interminable
y no tiene platos
ni pan,
sólo puertas.
V
Si lograra dormir,
profusas imágenes en movimiento
darían plenitud
a la cosa soñada.
Como una mesa sucia
donde han comido los amigos
la escena se expandiría
hacia los bordes: todo mesa,
todo sucio de haber saciado,
todo mantel el mundo.
Pero estoy despierto
y los niños me miran
porque canto, lloro,
bailo en círculos cada vez
más grandes
e inmerso en la pena
entro en la oscuridad.
De El Libro del Buen Amor,
Wolkowicz Editores, 2015
He descubierto una rama de odio
en la magnolia del parquecito:
no es de nadie el árbol, el paseo,
el descubrimiento.
De quién es el odio?
Ama la magnolia su brote,
su rama que estalla a punto
de floración bella y blanca?
Qué estupor ver esa especie
creciendo, su inocencia
aparente en la forma de
encarnar,
qué deseo de un
alerta a los sentados, los solos,
los amantes de la sombra,
decir: cuidado allí, cuidado así
yo misma asustada
todavía, conjeturando sobre
modos sorpresivos de proliferación
de un sentimiento
en el reflejo del cristal que el hielo deja
en el tapiz, el musgo en la terraza,
dentro del poso de la taza de café,
hay un odio que crece para alguien
en el cuajo de leche y en la cepa
del vino y en el hilo de coser
puede haber odio.
Camino hacia la zona de luz,
salgo del bosque casi artificial,
de utilería los bancos en la grava,
llevo la rama
pesada, todo lo que miro
se enturbia en el agobio
del recuerdo de un árbol.
Mala semilla durmiendo
entre nosotros, para siempre burlados
en la idea de un Jardín.
3.
en maceración
pero ¿y si no fuera necesario
hablar, decir nada,
para que los acontecimientos
arrojaran deshechos
los últimos restos de
algún conocimiento adulterado?
el poema, el poema,
¿a quién le importa
su revelación, la tardía
idea que tu idea trae
a estas playas de puro
tiempo y melancolía?
escribir sería una
fiesta en otra parte,
improbable,
donde la saciedad
de lo que el cuerpo pide
creara secreciones:
deseos de palabra
como deseo segundo,
deambular del ojo a la búsqueda:
inutilidades, adivinación, perturbaciones
que actuaran sobre lo visible
y lo dieran a probar: poemas
De Ensayo Sobre el Poder,
Wolkowicz Editores, 2015
5.
Sueño con lobos, los corderos
persiguen mi sueño,
quieren entrar en él
como quien entra atropellando
en la jaula de su miedo.
6.
El amor del lobo por la sangre
del cordero escribe
el drama del rebaño:
ser el objeto de un deseo
que sólo se sacia en el sacrificio
8.
El cordero sabe que es la metáfora
de otra cosa, que el lobo es
la metáfora de otra cosa: comienza
con palabras como amor, y termina
con la muerte de alguna pasión colectiva.
12.
El pelaje del lobo está hecho para la caricia
que no conocerá, inevitablemente el lobo ama
el amor en el cordero, pero más los brazos que cargan
al cordero, las manos que se deslizan por su lomo,
la paz de ser el perseguido y no el perseguidor.
18.
Toda marca al final del pacto, una firma
hecha con los dientes, aleja al mordedor
de la letra, ni el símil entre piel y papel
permitirá engañarse: de lo humano imaginado
en el amor de esa marca no hay más que terror.
De Ensayo sobre la piel. 2011-2016,
Ediciones Activo Puente, 2016
proliferar se ha vuelto
una frase, las volutas del
deseo de proliferar en mí misma,
las punzantes intenciones
se me disuelven en accidentes
mentales, circunvoluciones
en desuso, el cuerpo vivo
de las ideas muertas frente a mí*
*Acerca de acontecimientos que habían comenzado a mostrar la rara condición
de la salud de mi hermano, cuyos síntomas de deterioro cognitivo, no
habían sido muy evidentes. Sus estudios neurológicos, en 2009, fueron “normales”.
1.
donde empiezan los rencores
el hambre de una verdad queda sepultado
en la negación, saciados por la idea del deber
cumplido, estamos solos, sin remiendos
ni lugar
para remiendos, hartos
de no poder ser lo que
desearíamos, de tener que ver
lo que se ve.
Padecemos de ser hermanos,
enojados como pobres
niños con esa vida quebrada
que a él le toca. Y la voluntad
de mejorarla sucia de gritos,
argumentaciones y emoción
2.
perder la orientación: eso hace
mi hermano como en medio del
mar, sin referencias fijas,
rodeado del relente de su
desolación, de la falta de
asociaciones llamadas correctas,
de algunas imágenes que evocan
años, rituales, pedazos,
pierde el sentido y anda sin rumbo,
por un pasaje estrecho, húmedo y seguro
3.
mamá trabaja para un naufragio
seco: prepara sus actos previendo agua
como en un ejercicio: insiste en ignorar
que algo se rompió, que la ola
no existe pero estamos bajo su sonido
y su furia, rema, acumula baldes
que antes tuvieron plantas, para ‘achicar’
el desborde, mantiene el ancla
4.
papá va de la popa a la proa
como en un barco a la deriva, grita
¡a babor!, ¡a estribor!, como si supiera
algo de navegar, de tormentas
en el centro del remolino,
de lo que no se puede saber
hasta que confunde, quema, moja: papá es un viejo
capitán que mamá sostiene soga en mano
5.
cada uno de nosotros ve en él
lo que somos juntos: vuelve lo siniestro
como ternura, la ternura como única pasión
verdadera, pero somos incapaces,
somos discapacitados de una pena
colectiva, somos los que pelean
un lugar solitario en los bordes
de la capacidad de acompañar
6.
perder la cabeza es lo que le pasa:
busca lo que sabe, y nada
en esas aguas con destreza intacta, mueve
sus brazos y avanza, mueve sus piernas,
músculos aún ágiles y dispuestos al gasto,
se sacude y no sabe que pierde
pie, que va en círculos cada vez más
adentro, cada vez más lejos de todo
7
nada de esto cesará, al menos no suavemente.
Aprendo que no hay esperanza, que no hay que tener esperanza,
“sobre la herida de la afirmación”
volcamos la sal del concepto: hablar
del problema’ como si fuera
nuestro (una posición a todas luces
hundiéndose bajo los pies), apenas
nos deja ver que él
no necesita más que dulzura.
ENTREVISTA CON LA AUTORA
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