lunes, 6 de mayo de 2024


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a LILIANA LUKIN

(Publicado en la página de Facebook el 23 de noviembre de 2022)

Liliana Lukin nació en 1951, en Bánfield, Buenos Aires. Es poeta y profesora de Letras, docente en Crítica de Artes de la UNA (Universidad Nacional de las Artes) y coordinadora de la Clínica de escritura poética de la Biblioteca Nacional.
En las respuestas a nuestra entrevista, Liliana dice:
«Supe tempranamente que un texto no servía si no estaba segura de no haber leído nada parecido: sabía que tenía que encontrar una manera “propia”, contaba con un oído y una memoria de lo leído que iban en ese sentido…»

SELECCIÓN DE SU OBRA

De Cortar por lo sano.1983,

Premio Nacional Ediciones Culturales Argentinas 1985, Secretaría de Cultura de la Nación, Mención especial en Premios Nacionales,1987

Debe haber caído: la mano abierta

guardando en el centro asco de sí

saliva de la costumbre alrededor


debe haber visto

la miseria del acto

que no mejoraba la vida


una pierna arqueada levemente

cayendo según

la gravedad

habrá modificado las sombras

el testimonio

que la superficie ofrece


la tristeza: un esfuerzo inútil

sobre la pequeñez de las formas

donde las palabras ensayan componer

la historia es

un cuerpo sin explicación sobra la escena

su carne expuesta

al amor y la duda

el lugar

que engendrará leyendas

en relación inversa a la posibilidad

de tocar su rostro por última vez


De Carne de tesoro,

Premio F.Antorchas,

Ed. Sudamericana, 1990

la infancia: una casa sin puerta

adonde entrar como al lenguaje

(para reconstruir su imposibilidad)

víctimas

así como arden pavesas en mi memoria

en mi también memoria arden los días

por venir

ah música de la palabra

pena tras pena en los ojos del niño

arden los juegos en mí

yo veré crecer las parvas del amor

en total abandono

yo veo crecer las carnecitas del amor

como un testigo inútil

(he venido viajando: equipajes

la memoria

¿y acaso en el camino no habla

un dibujo no escribe un trazo

de tiza la línea de cierto saber?)


así como crecen las del amor en mí

crecen y caen crecen y arden

sus carnes de dulzura

sin que yo pueda lavar

de los días la indiferente

en los ojos del niño

así como arden en mí memorias

yo testigo –yo inútil- arderá

líneas

¿y si no hay nadie?

¿y nadie acude o viene?

¿si durmieron mal (como a la luz

de mis propios sueños)?

¿si hubo un llanto cortando

su fluir su andar en la mesa

(con el plato de borde pintado)?

¿si no oyen o no quieren oír

o no saben (dulces

ruidos se hacen allá afuera

entre árboles inocentes y deseos

culpables)?

¿si no abren o no pueden

aunque corran a mí y me hunda

en la ficción de esos brazos?

¿y si ocurre que hacen el amor

o beben (a la luz

de lámparas que apenas calientan)

o hacen ademán

de verme escuchan andan vienen?

¿qué haré?

decir:

el pezón es mordido por el bebé

y ella y él se revuelcan

en el amor de sus cuerpos desiguales

¿es suficiente?

¿aclara la escena?

decir:

la palabra todo cuando

creía en ella

es ahora un pobre

pantano prófugo de mí

¿explica?

bien:

se trata de lo que no se puede

es claro

volverse

siempre a ese lugar

(donde trepábamos álamos al borde

del ligustro cediendo

a otra infancia que venía por lo suyo)


se trata de los años

es claro

un buen recurso para la veladura de escribir

(y tanta letra impresa que hemos amado sólo

el instante de dar vuelta la hoja)

decir: Pessoa y Celine en amable maridaje

hacen un nudo que no puedo ver

¿eso?

¿y si no hay de veras nadie

y quedo en evidencia

y ellos acechan y callan

pero

no hay nadie?

el tiempo es así o asá y el sol en el papel

ciega y hay mar

mar en la calle más allá de mí

sucio de cáscaras y plásticos el mar

y entre todos los humanos que gozan

el bebé goza más

y

ya nunca será suficiente

todo

ésto decir haber escrito

¿hace alguna pulpa en la mañana?

¿y si no hay nadie?

De Cartas,

Ediciones de la Flor, 1992

carta II

mi querida: me dije algún poema tiene que haber

porque hay tanto ruido en el país

y en estos días las metáforas se cumplen

ya casi no hablamos más

que de nosotras: metonimias de un paisaje de guerra

o pequeños predios donde cultivar imágenes de sí


querida: se disuelve mi dogma a medida que amo

y aunque mi dogma sea de una especie razonable

padezco los efectos de esta fatal transformación:

no sé nada ya de aquello que era

pero no olvido tampoco cómo era aquello ser

una foto de otra época me muestra como a una muchacha

a la que he conocido: mi nostalgia de ella es infinita

aunque me diga que todo está muy bien y

aunque sea cierto que todo está (muy bien) ahora

algún poema tiene que haber me dije: en lugar

de una certeza siempre hay un poema

y en lugar de un poema siempre estoy

escribiendo cartas como un náufrago al revés:

no corro peligro más que de mí y el mundo

es una isla en la que sólo puedo sumergirme

mi querida en estos días

en que la filosofía es un murmullo de la edad

sos el ruido de un país en predios secos

donde un poema sería agua de beber

Carta XV

mi querida: cada hombre pide otra cosa

y me pregunto si al repartirse como el pan

una no está en el mejor lugar: la boca de otros

ese hombre me ha pedido una carta:

¿necesita o sólo pide para gozar de mí?

estar en la boca de otros mientras una

no está más que en su cueva rumiando

(he sido herida por un ojo pequeño en la luz

pequeños roces del amor diverso que se arma

relatos que no abandonan ni cuerpo ni cabeza

siempre la herida es lo que parpadea)

cada hombre pide otra cosa y una no está

para estos trotes una está para una

manera de repartirse como el pan: endurecida

por la exposición al aire el tiempo que hace

y ese hombre ahora ha pedido una carta:

yo le escribo ésta para vos donde está ausente

y espero de la escritura un buen camino

yo le escribo y me pregunto si al repartirse

como el pan masticada y nutricia

una no está en boca de todos que es el mejor lugar

Carta XVI

mi querida: los hombres nos envidian el penetrante

juego de intimidades sucesivas: los ensordece

el murmullo de palomas que cambiamos

insomnes y ligeras por sobre toda obligación

envidian la obscenidad de nuestros juegos

contar y llorar como hijas de la misma madre

(que hubiéramos compartido los baños y las camas)

o como madres a punto de parir (casi desnudas

y hablando de un dolor parecido)

los hombres es sabido nos envidian

el impenetrable clima de las risas oblicuas

(como de amiguitas a la siesta en el zaguán)

y esa falta de vergüenza al mostrarnos las llagas

o hacerse vestir o acariciar el alma una por otra

ellos no saben cómo hacer para podernos

distraer de nosotras llamarnos la atención

es su pasión y su calvario: tan fuertes

somos en nuestro pacto el motivo de su deseo

desesperan de nosotras pobrecitos

y amados como el otro de nosotras sospechan:

la insuficiencia de ese modo de amar

ellos quisieran ser una más y nos envidian

lo impenetrable (el resto de adolescente que se deja

tocar sin perder nada) ese poder de ubicuidad

que nos concilia con el infierno en un salón del paraíso

en esta lucha por el amor de cada día

ellos no saben de nuestra necesidad y nos envidian

y aunque les juremos que nos son imprescindibles

sabrán que en esa frase hay una trampa:

ser el otro de nosotras es poca cosa

y ellos siempre querrán ser una más

De Las Preguntas,

Ediciones de la Flor, Buenos Aires,1998

la vida como un gasto: dilapidación gozosa

¿una poética del derroche para los que quieren garantía?

¡ah! los avales que demanda la conciencia ajena

para la que todo gasto es una pérdida

y todo exceso pide reparación

¿es que no han entendido nada de la vida? ¿aún?

¿y temen más de lo que disfrutan todavía?

veamos

¿acaso hay algo más comunicante

que la ternura de los cuerpos? ¿acaso

no es bastante ser la fiesta de otro”?

¿y la alegría del hacer no es la misma

al escribir que al acariciar?

2

¿girando detrás de un pensamiento

como una perra que muerde su cola

algo del pensamiento se hará claro y potente

como un ladrido o un celo de animal?

¿algo de la perra que hay en mí

dejará de girar detrás de sí dejará

de morder de hacerse daño

si esa luz hace claridad?

¿girar no es una gimnasia ridícula

que saca de lugar confunde

cielo y suelo y vuelve

cada cosa algo que se mueve

y algo que se deja de ver?

¿es posible así entender algo?

¿habrá que tener un pensamiento de perra

para hacer una pregunta donde se vea

cómo una mujer muerde el hueso

tras una idea de mujer

y eso la lleva a ver con otra claridad?

De retórica erótica,

Asunto Impreso Ediciones, 2002


El declive de su pecho es una figura

que su ánimo convoca para el sesgado

equilibrio de la cabeza: así el collar

circunda y cae sin dañar su frágil
idad: la fuerza.
De mirarla mirar: atrevimiento,

le dice, atrevida, y ella sabe que el crimen
se paga.
En lo breve de un anillo que desliza

de su dedo en el de él: el dedo en el anillo

como él en ella, simultáneos...en lo
breve del doble anillo, doble misterio
desenmascarado, su condena se cumple.
Tanto cuerpo y tan poco, dice ella, y lo mira

espiándole el nacimiento del lenguaje.

El no tiene, allí, más que una leve
septicemia de infelicidad.
Curaría ella su gravedad, haría de la
gracia el acto que entrara uno en otro,
como el anillo en el dedo elegido.
Atrevida en su falta de miedo, disfraza
la falta, se disfraza, a cambio de nada,
del fuego de la infancia, de nada, del
ardor y la risa sobre la piel desnuda.
En tanto, el cuerpo y la palabra son uno
para ella: dice dolor, y no puede
soportarlo y amor dice y se le hace
agua la boca.
Atrevida, dice él, adorando lo oblicuo
a la altura de sus ojos, la cintura
con que ella le fundara un lugar.
-----------------

Si él se quedara ahí, así, adentro,
ella no se caería nunca.
Lo dice y balancea su peso sobre él,
sobre el vacío, sobre la frase.
Y él, que trabaja para el placer,
pero alimenta la tristeza,
apretando su carne habla.
Ella ríe de lo que él habla: come
de lo que él pone entre sus dientes.
----------

Cuerpo de agua, ella navega entre

la emoción de él y su propia marea.

Las sombras de los dos se tocan y él

se inquietará más cuando las sombras

dejen de tocarse.

Ella no puede menos, no puede dejar
de alzar los brazos, los párpados, la lenta
comisura de la boca, las piernas
con su ajorca que abren y cierran.
Ella no puede menos, y sin embargo
espera algo a cambio ¿Ella ofrece
a cambio de qué?
------------------

Querido querido, has hecho de mí un
animal avaro, una pequeña furia
insatisfecha, y es mi vergüenza
esta caída, es mi grito de piedad
por tí y mi oración para que el hambre
me abandone y otra vez sea yo la
dueña de mis bienes, la portante de
la cesta cargada que reparte con sus
manos lluvia
de oros, la feliz.

Has hecho de la diosa un mercader,

de la libre una esclava, me has

envilecido el primer día que te dí

menos de mi deseo.

¡Oh! qué niño astuto has sido para
alejarme así de la alegría de dar o bien,
qué pobre niño habrá de siempre en tí,
desaprendido de las caricias y los dones,
crecido en la soberbia de ser su propio
y único regalo.

De Construcción comparativa,

Alción Editora, 2003

I

Como un instrumento musical

pequeño -una armónica-

cabe entre las manos

y es el calor del aliento

el suave aliento pasando

lo que le dibuja melodías

así brillante en huecos alineados

según la simetría de un panal

se desordena y posa

la idea de la cosa

que es mi cuerpo

cuando supone amar.

Como una armónica

que imprevisible gime

latiendo más alto

de lo que se espera escuchar

y desciende - hiende- al murmullo

del deseo de una música

así en el hueco de las manos

-los labios penetrando en el metal-

vibro del aire porque no es sólo aire

y el temblor de los dedos

y la presión de las palmas

hacen de mi carne carne

y de mi respiración dulzura

soplos en el silencio

que buscan no desamparar

II

Como una ciudad abandonada

donde está intacto

el aire de los muelles

y la música de las esferas

gira en la bruma de aguas que se van.

Suspendida e intacta

sin que el tiempo de las sirenas

que aún suenan cada hora

haya dejado vidrios rotos o basura:

una maqueta

de ciudad en movimiento

eso impecable y sola

en la función prolija de nutrir

los canales y las fuentes

de mantener la red de luces viales

y el cauce de los tránsitos ausentes

a veces un desborde que limpia

restos o bien desbordes

provocados por la memoria

del exceso en el lecho de los ríos.

Ciudad abandonada una

criatura a disposición pero bañada

por el misterio de la extrañeza

(la lejanía del contacto

entre una piedra y una mano)

todo el universo de lo posible

en unas calles vacías que

salvo los niños nadie

se anima a recorrer.

III

Como una constelación

que vista desde la tierra supone

brillo y quietud - destello y suspensión

pero hormiguea y gira

acomodando su sonido

a un disimulado frenesí

así: clarísima y autónoma

sin detener nunca

cuerpo ni pensamiento

-el pensamiento del cuerpo-

actuando sobre un espacio

de sombra y luz

para sostener en el vacío

la consistencia

de polvillo

su carne estelar: piedra

en el aire

fuego en el centro

de la piedra

equilibrio para dibujar

a la mirada formas

y mitos a la imaginación

como una constelación

inventa su plenitud

en la armonía así

deviene ella misma su estar

en la órbita de astros y satélites


ni necesaria ni inútil

su belleza no es otra

que la que figura una lente

(a miles de kilómetros) al ojo

deslumbrado:


una nueva

combinación de cristales

donde lo real -otra vez-

brilla por su ausencia.

VI

Como una lluvia de otoño

que ni refresca

ni aumenta el temporal

pero hace sonidos extraños

sobre las hojas caídas

y desplaza de su centro

de gravedad

el estado de las cosas

temblando de placer

en la tibieza del dolor

y ardiendo al contacto

con la piedra caliente

o helándose de igual

perplejidad

así cayendo en ráfagas

de más o menos intensidad

según la furia

de un viento secreto

y poderoso

creando arroyos de fuga

hacia adentro

y dejando espejos

de agua tranquila

para el trabajo de la infancia.

Como una larga lluvia

persistente

en el surco abierto

por los pasos

deja su hilo que nutre

o

que perfora

así

ella formaba

de su propia materia

la imagen del llover

lloviendo en los seres

que adoraba

con ternura pertinaz

fugaz y eterna

en la repetición de su dulzura


una llovizna

eso tras la cual brillan

en el aire cristales

o momentos

y todo seca en lo libre

del aire su verdad

pero ha llovido:

no hace

ni frío ni calor

aunque un temblor

recorre

el saber que los amantes

guardan del olvido

como una lluvia

VIII

Como una rama

cargada de frutos balancea

al rumor del viento

al ritmo del rumor de un viento

su pesadez

su carga en liviandad

y no se deja caer

ni deja que caiga

aquello que de sí brotara

así

posadas en lo endeble

ellas hamacan su sentido

en la certeza del quiebre

más repentino cuanto más

pesado está el corazón.

Como la rama de un árbol

que sostenida en el vacío halla su ser

y olvida que caer es posible

así

al rumor de unas palabras

al rumor del rumor

de esas palabras

ellas caminan en un hilo

y arman la red

haciendo del sonido un alimento

y del vacío una casa.

Como una rama balancea

sus frutos mientras mece

una y otra vez su humanidad

desprendida del árbol

y golpea

la ventana más alta de la casa

así ellas desprenden

posadas en lo endeble

el perfume de una idea el transparente

perfume

de esos cuerpos maduros

que dan en las conciencias golpes de hoja

sacudidas levemente

por un amor que ondula

-siempre ajeno-

entre sus brazos sabios

de inocencia y maldad.

XVI

Como quien hace

de la necesidad virtud

e insiste

raspando el fondo

hasta sangrar

las yemas

así

ella buscaba

la gema

entre las sobras

de lo que divide y obra

ella gestaba

como una mujer.

XX

Como una esclava

en el tobillo

de una mujer libre

adorna y sólo marca

el contorno del brillo

pero es

el cuchillo del deseo

para el dueño

de un deseo de tobillo

así

ella

dueña de su contorno

brilla en el adorno

y en la doble

esclavitud

de su ajorca y su tobillo

está su libertad

como una esclava.

XVII

Como una soga

atada al cuello

que aprieta y da

morada

la idea de colgar

así

construía el movimiento

de saber

en el borde de lo bello

lacerada

sin tocar fondo y sin resuello

como una soga

al cuello.

De Teatro de Operaciones.Anatomía y Literatura,

Ediciones En Danza,2007.

Ingeniería natural

En el camino de la edad

estoy llegando a la excelencia: hago de la necesidad

virtud, aunque mi cuerpo sea un territorio

de negociaciones

ocupado por fuerzas que no reconozco.

En estos días

en que la filosofía es un murmullo de la edad”

soy la franja de gasa

que separa lo que soy

de lo que fui.

----------------

Como una red de pescador

soy arrojada a un fondo

líquido y poblado del que vuelvo

con un armador de fantasías:

un nuevo operador de la pena

para el hospital del alma,

que no halla cómo

saciar al pensamiento:


la náusea que las letras

me provocan es un artificio

más del cuerpo: da de sí

tiempo y esfuerzo, ocasión de

delicia y sufrimiento,

adjudica alegría donde hay

angustia y avaricia

donde hay desprendimiento.

------------

Del susurro de los textos procedo

al alarido, el protocolo debajo

del concepto: no habrán tenido

de mí ninguna cosa salvo

el resplandor.

Como un perro en una

camilla de laboratorio perderé

todo menos la cicatriz:

lo que no hay no merece

instrumento.

Animal

del templo de la voz, caligrafía

oral, reino de lo inútil: en el centro

difuso y pleno de las simultaneidades,

una enorme boca tragará

nuestra incomodidad.

De La Etica demostrada según el orden poético. 2005-2006,

Ediciones La Cebra, 2011

Demostración

(habla Baruch de Spinoza)

Sueño con una puerta:

armo mi cerrojo

como una llave.

Como en todos los

bellos sueños humanos,

la puerta da a un jardín.

Pero mi llave abre hacia

adentro, donde solo

hay sombra, perfume y rumor

de hojas y de viento.

Yo que he sido

echado, expuesto, amo el resto

de luz que hace posible

ver el jardín donde no

hay un jardín: amo

mi arrojo, mi cerrojo,

el peligro del texto

concebido.

Escolio:

Sueño con pertenecer. Yo,

que nada tengo, a quien nada

pertenece, he sido arrojado.

Amo mi arrojo,

ese acto contra mí

ha hecho de mí lo que soy:

un artífice

que documenta la visión:

un revelador y un

rebelado.

Sueño con ser

recibido,

que mi madre

tome mi rostro entre

sus manos y no pueda

dejar de llorar.

Sueño con perder

el miedo como se pierde

el amor: practicando

su falta.

Sueño con volver

al regazo aún atroz

del mundo,

con los libros que he

escrito, carne de mi carne,

dentro

del saco, como

almohada:

Yo,

que he sido

puesto fuera, temido y

desoído y siempre a punto

de caer, cuelgo

del hilo de mi razón

como de la cuerda

el ahorcado:

soy mi razón y mi cuerda.

Sueño

con dejar

palabras en el oído

de un niño: quién

podrá decir que no

dije lo que pensaba y

amé y entregué y cuidé

mi pensamiento

como un padre ?

Sueño con una puerta:

armo mi cerrojo

como una llave.

Como en todos los

bellos sueños humanos,

la puerta da a un jardín.

Pero mi llave abre hacia

adentro, donde solo hay

sombra, perfume y rumor

de hojas y de viento.

Yo que he sido

echado, expuesto, amo el resto

de luz que hace posible

ver el jardín donde no

hay un jardín: amo mi arrojo,

mi cerrojo, el texto

en el peligro

concebido.

IV

Con una marca de tinta

señalo las puertas

de los sueños no cumplidos:

años de tinta, tiza, carbón,

años de sueños señalados.

Cuando duerma

otra vez, las ideas bailarán

alrededor de una mesa

la danza de los apenas

satisfechos.


Al despertar abriré,

apenas tocando, lo marcado

y gritará: una rajadura

basta para entrar

al paisaje de lo incompleto.

Y estaré cansado,

no como quien trabaja

en un sueño,

no como quien insiste

dibujando detalles de un tapiz

para no corromperse

en lo quieto de haber visto,

sino agobiado,

como quien pone los platos

que faltaban

en una mesa interminable

y no tiene platos

ni pan,

sólo puertas.

V

Si lograra dormir,

profusas imágenes en movimiento

darían plenitud

a la cosa soñada.

Como una mesa sucia

donde han comido los amigos

la escena se expandiría

hacia los bordes: todo mesa,

todo sucio de haber saciado,

todo mantel el mundo.

Pero estoy despierto

y los niños me miran

porque canto, lloro,

bailo en círculos cada vez

más grandes

e inmerso en la pena

entro en la oscuridad.

De El Libro del Buen Amor,

Wolkowicz Editores, 2015

He descubierto una rama de odio

en la magnolia del parquecito:

no es de nadie el árbol, el paseo,

el descubrimiento.

De quién es el odio?

Ama la magnolia su brote,

su rama que estalla a punto

de floración bella y blanca?

Qué estupor ver esa especie

creciendo, su inocencia

aparente en la forma de

encarnar,

qué deseo de un

alerta a los sentados, los solos,

los amantes de la sombra,

decir: cuidado allí, cuidado así

yo misma asustada

todavía, conjeturando sobre

modos sorpresivos de proliferación

de un sentimiento

en el reflejo del cristal que el hielo deja

en el tapiz, el musgo en la terraza,

dentro del poso de la taza de café,

hay un odio que crece para alguien

en el cuajo de leche y en la cepa

del vino y en el hilo de coser

puede haber odio.

Camino hacia la zona de luz,

salgo del bosque casi artificial,

de utilería los bancos en la grava,

llevo la rama

pesada, todo lo que miro

se enturbia en el agobio

del recuerdo de un árbol.

Mala semilla durmiendo

entre nosotros, para siempre burlados

en la idea de un Jardín.

3.

en maceración

pero ¿y si no fuera necesario

hablar, decir nada,

para que los acontecimientos

arrojaran deshechos

los últimos restos de

algún conocimiento adulterado?

el poema, el poema,

¿a quién le importa

su revelación, la tardía

idea que tu idea trae

a estas playas de puro

tiempo y melancolía?

escribir sería una

fiesta en otra parte,

improbable,

donde la saciedad

de lo que el cuerpo pide

creara secreciones:

deseos de palabra

como deseo segundo,

deambular del ojo a la búsqueda:

inutilidades, adivinación, perturbaciones

que actuaran sobre lo visible

y lo dieran a probar: poemas

De Ensayo Sobre el Poder,

Wolkowicz Editores, 2015

5.

Sueño con lobos, los corderos

persiguen mi sueño,

quieren entrar en él

como quien entra atropellando

en la jaula de su miedo.

6.

El amor del lobo por la sangre

del cordero escribe

el drama del rebaño:

ser el objeto de un deseo

que sólo se sacia en el sacrificio


8.

El cordero sabe que es la metáfora

de otra cosa, que el lobo es

la metáfora de otra cosa: comienza

con palabras como amor, y termina

con la muerte de alguna pasión colectiva.

12.

El pelaje del lobo está hecho para la caricia

que no conocerá, inevitablemente el lobo ama

el amor en el cordero, pero más los brazos que cargan

al cordero, las manos que se deslizan por su lomo,

la paz de ser el perseguido y no el perseguidor.

18.

Toda marca al final del pacto, una firma

hecha con los dientes, aleja al mordedor

de la letra, ni el símil entre piel y papel

permitirá engañarse: de lo humano imaginado

en el amor de esa marca no hay más que terror.

De Ensayo sobre la piel. 2011-2016,

Ediciones Activo Puente, 2016

proliferar se ha vuelto

una frase, las volutas del

deseo de proliferar en mí misma,

las punzantes intenciones

se me disuelven en accidentes

mentales, circunvoluciones

en desuso, el cuerpo vivo

de las ideas muertas frente a mí*

*Acerca de acontecimientos que habían comenzado a mostrar la rara condición

de la salud de mi hermano, cuyos síntomas de deterioro cognitivo, no

habían sido muy evidentes. Sus estudios neurológicos, en 2009, fueron “normales”.

1.

donde empiezan los rencores

el hambre de una verdad queda sepultado

en la negación, saciados por la idea del deber

cumplido, estamos solos, sin remiendos

ni lugar

para remiendos, hartos

de no poder ser lo que

desearíamos, de tener que ver

lo que se ve.

Padecemos de ser hermanos,

enojados como pobres

niños con esa vida quebrada

que a él le toca. Y la voluntad

de mejorarla sucia de gritos,

argumentaciones y emoción

2.

perder la orientación: eso hace

mi hermano como en medio del

mar, sin referencias fijas,

rodeado del relente de su

desolación, de la falta de

asociaciones llamadas correctas,

de algunas imágenes que evocan

años, rituales, pedazos,

pierde el sentido y anda sin rumbo,

por un pasaje estrecho, húmedo y seguro

3.

mamá trabaja para un naufragio

seco: prepara sus actos previendo agua

como en un ejercicio: insiste en ignorar

que algo se rompió, que la ola

no existe pero estamos bajo su sonido

y su furia, rema, acumula baldes

que antes tuvieron plantas, para ‘achicar’

el desborde, mantiene el ancla

4.

papá va de la popa a la proa

como en un barco a la deriva, grita

¡a babor!, ¡a estribor!, como si supiera

algo de navegar, de tormentas

en el centro del remolino,

de lo que no se puede saber

hasta que confunde, quema, moja: papá es un viejo

capitán que mamá sostiene soga en mano

5.

cada uno de nosotros ve en él

lo que somos juntos: vuelve lo siniestro

como ternura, la ternura como única pasión

verdadera, pero somos incapaces,

somos discapacitados de una pena

colectiva, somos los que pelean

un lugar solitario en los bordes

de la capacidad de acompañar

6.

perder la cabeza es lo que le pasa:

busca lo que sabe, y nada

en esas aguas con destreza intacta, mueve

sus brazos y avanza, mueve sus piernas,

músculos aún ágiles y dispuestos al gasto,

se sacude y no sabe que pierde

pie, que va en círculos cada vez más

adentro, cada vez más lejos de todo


7

nada de esto cesará, al menos no suavemente.

Aprendo que no hay esperanza, que no hay que tener esperanza,

sobre la herida de la afirmación”

volcamos la sal del concepto: hablar

del problema’ como si fuera

nuestro (una posición a todas luces

hundiéndose bajo los pies), apenas

nos deja ver que él

no necesita más que dulzura.

ENTREVISTA CON LA AUTORA


Gilgamesh: Liliana, tu poética es un compendio de «lo que puede un cuerpo, una voz-mujer» sin caer en las trampas «del eterno femenino»; un mirar, un auscultar el mito patriarcal que construye a la mujer como objeto. Desde «Abracadabra» (Plus Ultra, 1978) hasta «El Museo de la Infancia>), has hecho tu propia revuelta feminista, has transitado los temas del amor, del erotismo, de la sexualidad, del duelo, de la carne que construye una política del cuerpo y de la escritura. ¿Cómo y por qué empezaste a soltar la lengua? ¿Cómo fuiste elaborando ese estilo que se reinventa en cada nuevo trabajo y aun así es la voz inconfundible de una poeta-crítica-artista?

Liliana Lukin: ¡¡¡Soltar la lengua!!! Creo que nunca la tuve atada o anudada, en mis recuerdos de adolescencia, donde ya empezaba a leer devoradoramente y a copiar lo que me interesaba, retirando de a 10 libros de poesía por semana de la biblioteca de la Escuela Normal Nacional, me recuerdo participativa, algo provocadora, líder de lo que fuera, contestataria con recursos que no tenían que ver más que con la historia familiar y las lecturas, también de la biblioteca de mi casa. Un hogar modesto y comunista en secreto, judíos antirreligiosos, con libros donde nunca leí acerca de ese origen, y sí acerca de ese “ideal”, pero donde no podía ejercer esas “libertades”: un padre autoritario, mentor intelectual, fue el motivo de mi primera rebelión a los13, aunque permanecí obediente hasta cierto punto, integrada, probablemente porque ya escribía, lectura, escritura: un mundo “propio”. Por qué es una pregunta de respuesta implícita, no había otro “motivo” que me convocara más que decir lo que pensaba en cada espacio, he ahí una toma de posición, de posesión. Va un poema del último libro, El Museo de la Infancia, porque en tu pregunta están casi todas las respuestas:

Aunque mire a lo hondo, no veré el lecho musgoso,
lo que allí se macera desde siempre, acumulando
residuos, tantos pies que entraron y no volvieron
a salir, risas que cubrían el aire, el agua sacudida
por los brazos. Hubo felicidades de cuerpos ajenos,
hubo crimen y silencios para flotar en la transparencia.

Pero aunque mire más hondo aún, no lograré ver
ni la mitad de lo vivido por otros, ni la mitad terrible,
ni la mitad de la mitad de lo vivido por mí.
Ella dice algo así como “cada uno es su propia trampa”
y siempre vuelvo a leer su historia de la estola de zorro
usada como alfombra para dar de comer a los verdugos.
Es probable que yo haya escapado, que haya podido
romper la puerta, la tapa, la reja, la soga, la letra
en la que estuve atrapada, y la escriba y la escribiré.
Pero si miro a lo hondo no veo lo que quisiera ver:
las marcas del daño se borraron, no son duras cáscaras,
no duelen, sólo tapan el aire, muescas en un cuerpo
que agitan las risas, el agua, lo que podemos saber,
y yo insisto en mirar, buscar allí, raspar y ver la sangre,
sus hilos finos, como alambres que cosen mis días.
Mi conciencia acerca del cuerpo fue intuitiva y total, sin ningún antecedente de lecturas feministas, salvo lo que de las lecturas se estuviera formando como un corpus de ideas que hacían su trabajo…. Ahí mi madre, nada permisiva, cultivaba el cuidado de la presencia (4 hijes, todes heredando la ropa del anterior), y de alguna forma precaria, económica, resolvía, siempre a medias, la necesidad de que “me pareciera”. Sobreponerme a la “diferencia”, destacarme al bailar: tenía lo que sería entonces “éxito” con los varones, y supongo que ese entramado (época, condición social no privilegiada, lecturas, sexualidad reprimida vs. corporalidad no reprimida, estímulos docentes) le dio a mi “lengua” una libertad que exploré, desde una posición antes que nada reivindicativa del “compromiso social”.
Así se fue hilando una escritura cada vez menos sentimental, ligada a la experiencia, con una elaboración de esa mixtura: atravesada desde muy niña por los tres tomos del Poema pedagógico de Makarenko, y las novelitas de Corín Tellado leídas a escondidas, todos los títulos de la colección Robin Hood, las revistas “mexicanas” de historietas, la revista Intervalo con sus adaptaciones de obras famosas de la literatura, maravillosamente ilustradas, hasta libros como Cuerpos y almas, de Maxence van der Meersch, que leí, escondida en los recreos, en primer año.
Ser mujer, o bien, ser, era un orgullo, una atrevida puesta en juego del deseo, pero sobre todo, de defensa del deseo. Y siguió siéndolo en etapas sucesivas de mi vida, cada vez más como un destino de resistencia.
Eso empecé a escribir, de muchas maneras, que no creo hayan sedimentado en un lenguaje muy personal hasta al menos mi segundo libro, en 1980, cuando ya había pasado por la experiencia intelectual de los primeros años de la carrera de Letras en la UBA, marcada por la ruptura con mis modos de escritura anteriores, por materias cursadas en el ‘73 y ‘74 con Noé Jitrik, Josefina Ludmer, por ejemplo, y ya en 1985, por Nicolás Rosa.
Supe tempranamente que un texto no servía si no estaba segura de no haber leído nada parecido: sabía que tenía que encontrar una manera “propia”, contaba con un oído y una memoria de lo leído que iban en ese sentido, y trabajaba a conciencia pero también con un fluir musical de ideas, continuo y tramado con mi propia vida: leer, escribir, hacer el amor, tenían la misma importancia, y con el cine y la amistad fueron mis pasiones simultáneas.

Gilgamesh: Otra de las peculiaridades de tus libros ―hoy muy común― es el despliegue estético, el darse como libro-objeto de arte, casi un ritual en tu producción poética. ¿Qué te llevó a esa poética de la imagen o a esa arquitectura de la palabra? ¿Sos de las poetas que están en cada detalle desde que suelta el libro a la edición? ¿Nos contás cómo ha sido ese proceso de compartir con artistas plásticos tus libros de poesía? ¿Podrías adentrarnos en el proceso de «retórica erótica» (Ediciones Asunto impreso, 2002) y «Teatro de Operaciones. Anatomía y Literatura» (Ediciones en Danza, 2007)?

Liliana Lukin: siempre me fascinaron las imágenes (la Enciclopedia Sopena en 3 tomos era un libro de lectura) y ya adolescente coleccionaba, usados, ejemplares de La Pinacoteca de los Genios, de los que todavía guardo los preferidos: en otros contextos podía reconocer al autor de una pintura, tal era mi entrenamiento en la mirada y mi memoria fotográfica. Fui desde los 10 a los 13 años a varios talleres de dibujo en mi barrio, en Banfield, después copiaba en escala óleos, a pedido de mi papá, para algún regalo y finalmente al terminar la secundaria, trabajé en un local de venta de marcos para cuadros, haciendo ese trabajo en la vidriera, con un atril...
Soy de las que piensan el libro como un objeto integral: en el primero, Abracadabra, imágenes de “abraxas”, en Malasartes, 1980, en tapa, contratapa, portadilla e interiores, obras de Guillermo Kuitca, y en los que mencionás, la idea de los textos estaba, desde el principio, ligada a las imágenes: para retórica erótica hice una búsqueda: me armé una pequeña biblioteca de libros de fotografía, todas las formas de la iconografía erótica o pornográfica de entre 1858 y 1930, que me fascinaron, alimentaron mis ideas, se trataba de saber cuáles imágenes me “hablaban”. Tenía ya algunos textos, y había un proyecto muy claro, pero sin las fotocopias, en la página blanca, de las imágenes elegidas, no podía escribir. Se trataba casi de un pacto entre ellas y los textos, que fueron dibujados por mí con letra “caligráfica”, de maestra, (supongo), con una lapicera de pluma cortada que permitía hacer ese dibujo. Después, la magnífica concepción que las diseñadoras lograron, entendiendo que se trataba de “el cuerpo de la letra” y “la letra en el cuerpo”: así, mujeres desnudas, en escenas “de estudio”, posando su estar a la espera. Sobre esto, las teorías que el texto desgrana: acerca de él, que nunca dice la palabra que se desea oír, acerca de ellas, de su deseo siempre manifestado: denuncia, reclamo, ironía, renuncia, desesperación.
Teatro de Operaciones.Anatomía y Literatura registra un desastre sobre la naturaleza, siendo testigo de la tala de 100 árboles, en el Sur, alrededor de la casa donde había ido a escribir. Corte, pérdida, cuerpo herido, el proyecto: otra vez dar testimonio del daño sobre los cuerpos “en campos que concentran”, la relación de quien tiene la palabra, con esa escena dolorosa, y en la segunda parte, con el propio cuerpo que duele, envejece, dando cuenta de su daño y sus dolores físicos y morales. Volví al Lugar poco tiempo después, con mi compañero, para sacar fotos de los árboles cortados, del césped entre los troncos al ras, que, combinando con obras de Hilda Paz y un grabado anatómico de Pietro da Cortona del 1600, impresos en calcos, velaban los textos. Las diseñadoras son las mismas, pero las ideas fueron nuestras.

Gilgamesh: Le has puesto el cuerpo y la voz a lo político, en tu obra la estética de lo femenino se construye también sobre la base de una ética del sujeto femenino. ¿Qué significa, para vos, ser una poeta comprometida? Pensamos en «Descomposición.1980.82» (Ediciones de la Flor, 1986), un libro escrito en Dictadura, guerra de Malvinas mediante; en «Ensayo sobre el poder» (Wolkowicz Editores, 2015), en «El Libro Del Buen Amor» (Wolcowicz Editores, 2015) y en «La Ética demostrada según el orden poético» (Ediciones La Cebra, 2011). ¿Nos contás sobre estos libros?

Liliana Lukin: “Yo soy mi cuerpo, y eso es lo que escribo”, ha sido como un “lema” después, pero he pasado por la mirada y la palabra el dolor de otros cuerpos: desaparecidos en Dictadura, perdidos en Malvinas, Madres y Abuelas haciendo sus huellas en nuestras vidas.
Escribo sobre la felicidad, por tanto, sobre el dolor y la pérdida: me interesa construir una escritura que va mutando, pero siempre trabaja sobre un cuerpo, vivo, móvil, individual o colectivo, un cuerpo de ideas, el cuerpo de un pensamiento que se expande y reflexiona con palabras.
La misma voz me obsede, reaparece desde el segundo libro, Malasartes, se hace más fuerte en Descomposición.1980-82, más dura aún en Cortar por lo sano. Son voces que provienen del cruce entre lecturas “de época” y la música que producen, en el lenguaje, tras años de macerar los sonidos (“el sonido es el eco del sentido”, según Gerard Manley Hopkins) en lo que llamamos “una voz propia”. Después vendrán los libros donde me deslizo de un diálogo con la Historia a un diálogo con la historia: la maternidad, el amor, “lo” mujer, el erotismo, la filosofía, ...épocas.
Ese devenir reaparece en Ensayo Sobre el Poder, pero nunca había dejado de hacer una escritura que vos nombrás “comprometida”: creo que las palabras comprometen tanto como los actos.
La partitura de esos textos, su entonación, proviene de la decepción, de la tristeza ante lo inevitable, de la desilusión. La conciencia sabe, pero no alcanza. Son las múltiples formas del poder las que dejan al aire la carne desollada de eso que llamamos humanidad. En estos libro trabajo desde la certeza de la decadencia del universo, desde el valor de la palabra que fracasa y desde cierta noción turbia de la naturaleza que nos rodea.
Se trata de la asunción de una ética (una estética) de lo político que el lenguaje puede ser, y de ese modo, Ensayo Sobre El Poder, en su título tan literal, se abre y cierra con varias citas de escritores sobre el tema de “víctima y victimario”. Se entrecruzan los límites del pensamiento sobre el sentir y su relación con el actuar, voy desde la directa relación entre lo más débil y lo más fuerte para el imaginario social (lobos y corderos), hacia referencias a la Historia contemporánea y atemporal.

Gilgamesh: Quizás no haya mejor manera de demostrar que tus libros merecen relecturas que las reediciones de >Cortar por lo sano> (1987, reeditado en 2003), «Cartas» (1992) y «Las preguntas» (1998), ambos reeditados en 2016. ¿Por qué tu necesidad de reeditar estos textos? En 2009, Ediciones del Dock, edita «Obra reunida. 1978-2008». ¿Cómo llegaste a esta decisión? ¿Hubo un trabajo de relecturas, corrección y arrepentimientos? ¿Tendremos otra «Obra reunida. 1978-2020»?

Liliana Lukin: Las reediciones no fueron una necesidad, sino la conjunción entre el deseo de unas editoriales amables y serias que querían editar un libro mío, aunque no fuera inédito, y mi deseo de ofrecer esos libros. En el primer caso, los queridos Alexis Commamala y Cecilia Romero Messein de Ediciones Pan Comido, de Córdoba, conversaron conmigo y el grupo editor estaba entre Cartas y Cortar por lo sano. Este libro, que fue escrito en 1983, ganó el primer premio del concurso de Ediciones Culturales Argentinas en 1985, demoraron en cumplir con el premio-edición y se publicó en 1987. Cuando decidieron publicarlo recordé que había sido impreso ¡en la Imprenta de la Universidad Nacional de Córdoba! exactamente 30 años atrás. Así que era su destino ser reeditado allí, en la hermosa compañía de les poetas de esa editorial.
En el caso de Cartas y Las preguntas, libros que son casi uno continuación del otro, Alejandro Russo, de Ediciones Del Camino, coincidió conmigo en que era oportuno que salieran juntos ya que se cumplían 15 años de la publicación del primero. Gustavo Schwartz, mi compañero, diseñó esas bellísimas tapas, y tienen al final un plus: Con-textos críticos de cada uno de los libros.

Gilgamesh: Hay en tu producción dos obras donde el cuerpo y el duelo son omnipresentes: «Ensayo sobre la piel» (Ediciones Activo Puente, 2018) y «Como se lleva a un niño» (Wolcowicz Ediciones, 2020). ¿Cómo se escribe y se hace el duelo de lo íntimo en la poesía? ¿Cómo fue escribir desde el dolor, desde la pérdida?

Liliana Lukin: En Ensayo sobre la piel he vuelto a escribir sobre el amor: otra forma del amor, fraterno, compasivo, ante lo hermanado que se pierde en la declinación de la conciencia. Un amor como cuidado y donación de alegría para el ser del Otro. Mi hermano menor y su vía crucis, y el acompañamiento que pude darle. Deslizamientos o transformaciones del amor, y también, en ese libro, de las formas de lectura: la experiencia de una estructura doble, con pies de página donde los poemas se permiten, como si fueran ellos quienes escribieran, narrar lo ominoso, hacer la denuncia de el reverso de las situaciones, decir esa verdad de las instituciones y de la ideología represiva que las estructura y convierte en infiernos, que difícilmente llegamos a conocer a menos que seamos víctimas o testigos.
Como se lleva a un niño, es un libro en carne viva, un libro sobre algo nuevo en mi vida, recuerdos y sensaciones, ráfagas de ideas e imágenes de la vida reciente y del amor perdido por la enfermedad y la muerte: su ausencia en mí, un discurso amoroso que se inscribe sin releerlo en el Diario de duelo, de Barthes, en Las muertes de Roland Barthes, de Derrida, en nada más que la experiencia, como siempre.
“Yo soy mi cuerpo,/ y eso es lo que escribo”, pero es necesaria una palabra que sufra para que se lea un sufrimiento. Entonces, la poesía como “puesta en acto” de la duda, que diga, desde la más cruda emoción, que la poesía es, como dice Meschonnic, “lo que puede un cuerpo en el lenguaje”. Hay un trance, un tránsito entre lo que se quiere decir y cómo decirlo: releo, reescribo, pulo como el pulidor de lentes que era Spinoza hasta que veo, en el blanco, que lo que “dice” es lo que “quise”, y que el equilibrio o desequilibrio entre los elementos produce en mí el efecto no previsto de un boomerang, donde cada línea tiene que llevar a la siguiente o a la anterior y con-mover.
Lo íntimo es intraducible: escribí, en otro lugar y antes de la publicación de ese libro, que “el discurso amoroso es la donación de una intimidad en el lenguaje”, pero cuando el libro Como se lleva a un niño fue terminado, entendí que nada había terminado: ni mi escritura sobre “eso”, que se fue convirtiendo de “sobre su ausencia en mí” en un libro inédito que defino como “quién soy, ahora, sin él”, ni el dolor, que cubre con su velo casi transparente el mundo.

Gilgamesh: Sos una escritora argentina de ascendencia judía. ¿Qué papel juega en tu identidad de poeta tu identidad religioso-cultural?

Liliana Lukin: No tengo una identidad religiosa, nadie en mi familia, que se remonta apenas a mis abuelos y abuelas, era religioso, sí mantenían las tradiciones a través de la comida y la música. Desde mi historia como hija de inmigrantes judíos (mi papá llegó con 5 años), he llegado a escribir y a pensar sobre la cuestión de las violencias que entrañan la discriminación, la pérdida de la identidad y del lenguaje, (creo que el judaísmo está en la invención de una lengua que me obligaron a perder), muchas veces disimuladas en la asimilación que permitieron los países “jóvenes”, donde igualmente se trasplantaron los prejuicios.
Escribo y leo sobre estas cuestiones, prolifero entre mis papeles…así es como ese pasado, que determina en algunos niveles nuestro presente, se vuelve materia del poema, de ensayos y seminarios donde trabajo con el tema de la representación del cuerpo en la tortura y la represión a partir de narrativas argentinas, y de algunos otros textos que estoy escribiendo, crónicas de viajes, misceláneas.

Gilgamesh: ¿Qué lecturas, qué escritores marcaron tu camino poético? ¿Qué lecturas te acompañan en la escritura y cuáles cuando la escritura se retira? ¿Te sentís parte de una generación poética?

Liliana Lukin: leí casi toda la poesía argentina y latinoamericana, digamos, ¿hasta los 25 años? Amé primero por supuesto a Alejandra Pizarnik, a Gelman, a Vallejo, a Molina, Orozco y Viel, a Madariaga, Girri, Neruda, Blanca Varela, Marosa di Gorgio, Lezama, los Parra, Pablo de Rokha, mientras leía y recibía libros de mis contemporánexs argentinxs, enorme biblioteca.
Recuerdo mi impacto ante narradores como Reynaldo Arenas, Felisberto Hernández, García Márquez, Lispector, Scorza, Onetti, Enrique Lafourcade, Kafka, leídos en esa época. No estoy mirando los estantes de mis bibliotecas, seguro me olvido de algún nombre importante en mi vida.
Del resto de la poesía, antes de los 30 años: Lihn, Yannis Ritsos, Rilke, Celan, Nazim Hikmet, Eluàrd, Renè Char, Yehuda Amijai, Dickinson y Sylvia Plath, y todas las antologías: poesía rusa, norteamericana (apenas dos o tres mujeres), surrealista, futurista, francesa, alemana, china…
Después, Gonzalo Rojas, Kozer, W.Stevens, Ashbery, Elliot, Marina Tsvietáieva, Hélène Cixous, y la construcción y devoración de una biblioteca de Cartas de amor y Epistolarios, Diarios íntimos, Memorias, Diarios de Viaje, Autobiografías, que me sumergió literalmente entre 1990 y 2000.
Y simultáneamente, y antes y después, leo o leí, entre otros, a Meschonnic, Agamben, Deleuze-Guattari, Suely Rolnik, Sloterdijk, Rancière, Didi-Huberman, Derrida, W. Benjamín, Barthes, Agota Kristoff, W.G.Sebald, H.Cixous, Simone Weil, Tomas Bernhard, Marguerite Duras, Christa Wolf, Ingeborg Bachman, Herman Broch, Nina Berberóva, Hanna Arendt, John Berger, Kristeva, Beckett, Canetti, Herta Müller, Pasolini, Quignard, Carrére, Kluge, Szymborwska y toda la poesía de mujeres norteamericanas que desde hace tan pocos años está traducida al argentino y es un regalo maravilloso y tremendo. Un cóctel que sedimenta y tiene su peso, pero que también me permite pasar de un mundo a otro.

Gilgamesh: Hoy las lecturas de poesía y los talleres literarios son una constante. ¿Cómo ha sido tu experiencia en estos ámbitos? ¿Qué opinión te merecen los premios literarios?

Liliana Lukin: de todos los talleres literarios que, desde 1980, coordiné, de los grupos de análisis de cine, de lectura, y de todas las experiencias interdisciplinarias, rescato la Clínica de Escritura Poética de la Biblioteca Nacional Argentina, que coordiné entre 2004 y 2015, cuando fuimos cancelados por el gobierno de Macri. Fueron 10 años y pasaron casi 50 proyectos, y hubo un núcleo de 25 poetas que terminó su trabajo, algunos hasta dos libros, donde pudimos fundar Ediciones La Biblioteca, de forma cooperativa, editando 5 Antologías anuales y, con el apoyo de la Biblioteca, la colección miliuna que publicó 16 libros de los integrantes. Un trabajo apasionante y unos libros notables, preciosos, que tuvieron sus presentaciones y estuvieron en librerías.
Con respecto a los premios: Ya no me presento a ninguno. Supongo que es una opinión.

Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variaciones, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y, quizá, también leída por algunas de sus amistades… Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?

Liliana Lukin: Liliana Lukin: no sé si es una pérdida “reparable”…considerando que ni siquiera todes les poetas leen a les grandes escritores poetas, narradores, ensayistas, cuyas escrituras son también poéticas en un sentido amplio, considerando que acceder a ciertos libros esenciales ha dejado de ser hace mucho algo accesible económicamente y, por otra parte, que hay autores, en particular, poetas mujeres, cuya obra ha empezado a ser traducida hace pocos años (pienso en el alud de extraordinarias voces traducidas del inglés de las que en mis años de formación, en los ’80, sólo circulaban selecciones en algunas antologías y revistas, y que se revelan ahora de una actualidad abrumadora, con toda su violenta belleza en la mayoría de los casos), considerando que las transformaciones de la circulación de textos e imágenes se ha modificado al extremo de que se lee más la pantalla de un teléfono celular, de una computadora, que un libro (aunque en las pantallas se lean también libros), y por último viendo el fenómeno de la enorme circulación de textos, editoriales independientes, ferias, ciclos “en vivo”, (en parte como efecto del final de la pandemia, en parte como recurso social de visibilización) que hace que todo sea publicable como poesía, y que se lea y circule en ciertos ámbitos, creo que no es posible hablar en los términos de la reflexión de Steiner…
Tal vez ni siquiera deberíamos pensar en la idea de “gran público” en sus términos, cuando millones de personas en el mundo no tienen acceso ni a la lectura ni a otros medios de comunicación. Esta es una cuestión a pensar, creo, desde una realidad radicalmente otra. Leo sobre algunas de estas cuestiones, pero no creo, otra vez, que se pueda pensar en una “pérdida”, ni en una “reparación”… lo irreparable reina. La poesía apenas puede con “eso”.

DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOS
Nació en Bánfield, Bs.As., en 1951. Es Profesora de Letras por la Universidad de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía: Abracadabra, Ed. Plus Ultra, Bs.As.,1978; Malasartes , Ed.Galerna, Bs.As., 1981, Descomposición.1980-82, Ediciones de la Flor, Bs.As.,1986; Cortar por lo Sano, Ediciones Culturales Argentinas, Bs.As., 1987; Carne de Tesoro, Editorial Sudamericana, Bs.As, 1990; Cartas , Ediciones de la Flor, Bs.As., 1992; Construcción comparativa, plaquette, Ediciones Delanada, Santa Fé, 1998; Las preguntas, Ediciones de la Flor, Bs.As., 1998; retórica erótica , Ediciones Asunto Impreso, Bs.As., 2002; Construcción comparativa, Alción Editora, Córdoba, 2003; Teatro de Operaciones. Anatomía y Literatura, Ed.en Danza, Bs.As., 2007; Obra reunida.1978-2008, Ed. del Dock, Bs.As., 2009; Libro de buen amor, CILC Ediciones, Bs.As., 2010; La Ética demostrada según el orden poético, Ed. La Cebra, Bs.As., 2011; El Libro Del Buen Amor, Ediciones Wolkowicz, Bs. As., 2015; Ensayo sobre el poder, Ediciones Wolkowicz, Bs. As., 2015; Ensayo sobre la piel, Ediciones Activo Puente, Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, Buenos Aires, 2018; Como se lleva a un niño, Ediciones Wolkowicz, Buenos Aires, 2020.
Ensayos y reseñas sobre sus obras, y pdf de las mismas en este.
En 2013 se reeditó Cortar por lo sano.1983, Ediciones Pan Comido, Córdoba, Argentina y en edición epub, Carne de tesoro y Teatro de Operaciones.Anatomía y Literatura,para la Biblioteca Virtual ibuk.com.ar.
En 2016 se reeditaron Cartas (1992) y Las preguntas (1998), Ediciones Del Camino, Buenos Aires.
Publicó, en francés: L’Ethique démontrée selon l’ordre poétique y Petite anthologie provisoire, plaquettes bilingües, traducidas por Jacques Ancet, Colección Teatro de Ideas, Bs. As., 2012, Calligraphie de la voix, traducción de Jacques Ancet, Alidades Editions, Francia, 2013 y L’Ethique demontrée selon l’ordre poètique, traducción de Jacques Ancet,Editions Caractères, París, Francia, 2014.
Publicó en alemán: Vergleichs-Konstruktion, traducción de Eva Srna, Löcker edition, Viena, Austria, 2016.
Publicó en inglés: Theater Of Operations/Anatomy and Literature, traducción de Natasha Hakimi, literal publishing, Texas, U.S.A., 2016.
Publicó en polaco: Ensayo Sobre El Poder, traducción de Ágata Kornacka, ediciones del Muzeum Historii Polskiego Ruchu Ludowego, Biblioteca Ibérica, Varsovia, Polonia, 2017.
Recibió, entre otros, el Primer Premio Ediciones Culturales Argentinas, Secretaría de Cultura de la Nación, 1985, la Mención Especial en los Premios Nacionales de Literatura 87/88, Secretaría de Cultura de la Nación, el Premio Fundación Antorchas, 1989, la Beca del Fondo Nacional de las Artes, 1997 y los subsidios a la creación literaria del Fondo Metropolitano de las Artes, Ciudad de Buenos Aires, en 2005 y en 2007.
Su obra está incluida, entre otras, en: Antología de la nueva poesía argentina, comp. Daniel Chirom, Ed.Cuatro-Ambigua Selva, 1980, La nueva poesía argentina, por Leopoldo Castilla, Ed. Hiperión, España, 1987; Coloquios del Oficio Mayor, por M.A. Zapata, revista INTI, Brown University, 1987/88, EEUU; Poesía Hispanoamericana: territorio actual, por Julio Ortega, Ed. Pequeña Venecia, Caracas, 1993; Se miran, se presienten, se desean: el erotismo en la poesía argentina, por Rodolfo Alonso, Ed. Ameghino, Bs.As., 1997; Poesía argentina 2000, Cuadernos del Matadero, dirigidos por David Viñas, U.B.A., Bs.As., 1999; Judíos/Argentinos/Escritores, por Gisela Heffes, colección David Viñas, Ediciones Atril, 1999, Argentina Fin de Siglo, por Rodolfo Privitera, revista INTI, Brown University, EEUU, 2001; Erótica argentina, por Daniel Muxica, Ed. Manantial, Bs.As. 2001; Poetas argentinas (1940-1960), por Irene Gruss, Ed. del Dock, Bs.As. 2006 y 200 años de poesía argentina, Ed. Alfaguara, por Jorge Monteleone, Bs.As. 2010, Une anthologie de poètes argentins d’aujourd’hui, trad. de C. Madero, Université de Poitiers, 2011, las antologías de entrevistas y textos de autores argentinos de origen judío: Mit den augen in der hand, comp.y trad. de Erna Pfeiffer, Ed.Mandelbaum, Viena,Austria, 2014 y “Sie haben unser Gedächtnis nicht auslöschen können“. Jüdisch-argentinische Autorinnen und Autoren im Gespräch. Comp.y trad. de Erna Pfeiffer, Ed. Löcker, Viena, Austria, 2016, Estar en común sin comunidad, comp. Marcelo Percia, Ediciones La Cebra, 2017, Antología temática de la poesía argentina, comp.Américo Cristófalo et alt., Editorial Universitaria de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, 2017, Voces y ruidos – Essays und Gespräche zur spanischsprachigen Poesie/Lyrik im 21. Jahrhundert, “Quartett zu vier Händen, Lyrik jüdischer Autorinnen aus Argentinien”, por Erna Pfeiffer,. P.Holland, J.Prieto y Ch.Quandt editores, Verlag Reinecke & Voß / hochroth Berlin, 2019, y en Historia Crítica de la Literatura Argentina, dirigida por Noé Jitrik, Una literatura en aflicción, volumen dirigido por J. Monteleone, Editorial Emecé, Buenos Aires, 2018.
Durante 1988/89 fue Asesora Literaria del Centro Cultural Gral. San Martín, de Bs.As., donde organizó el Foro de Literatura Contemporánea y el Primer Foro de Cine Argentino.
Desde 1988 hasta 2001 organizó XIII Encuentros de Escritores, y editó los correspondientes “Cuadernos de Narrativa Argentina”, como Asesora Literaria de la F.Noble de Clarín, con los que realizó más de 100 talleres de crítica literaria y viajó en 1991 a 9 Universidades de EEUU, invitada con ese material a Rutgers University por Tomás Eloy Martínez, a Maryland por Saúl Sosnowsky y José Emilio Pacheco, a Missouri, a Boston University, a Brown University por Julio Ortega y a New York University por Jean Franco, donde leyó poemas en su Seminario sobre Escritura de Mujeres Latinoamericanas.
Coordinó desde 1978 a 1989 talleres de escritura, realizó performances integrando la literatura a otras artes desde 1984, coordinó talleres y grupos de análisis de cine durante 10 años, y entre 2003 y 2005 fundó Centroimargen, un centro cultural interdisciplinario, donde fue curadora.
Es autora de los ensayos: “El cuerpo en la letra de El entenado, de Juan José Saer”, 1985; «Es presa de sí demasiado», en La escritura en escena, Ed. Fundación Proyecto al Sur y Corregidor, Bs.As., 1994, “El cuerpo en Gutural”, en Gutural y otros sonidos, de Estela dos Santos, Alción, Córdoba, 2005, en Revue America, https://journals.openedition.org/america/1383, y en www.cuerposelocuentes, Deshilvanar. Fragmentos. Representación del cuerpo en la tortura y represión. Narrativas argentinas 1970-1990”, publicado en La Biblioteca, nº 11, http://www.bn.gov.ar/.../la-biblioteca-no-11-el-presente..., revista de la Biblioteca Nacional de la República Argentina, 2011, en www.librospeligrosos.com y en Revue Amerika, https://journals.openedition.org/amerika/5857.
En 2009 y 2010 fue invitada a dar Seminarios sobre “Representación del cuerpo en la tortura y la represión: narrativa argentina 1960-1990” en la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la Universidad Autónoma de Barcelona, respectivamente.
En 2011 viajó a Francia invitada por la Universidad de Poitiers y la Embajada Argentina en París, siempre auspiciada por la Cancillería Argentina.
En 2012 fue invitada a las Jornadas de Estudio sobre Cuerpos y Territorios, organizada por la Universidad Rennes 2, el Laboratorio Interdisciplinario de Estudios sobre las Américas (LIRA/ERIMIT4327), el grupo GRADIVA y la Universidad París 8.
En 2013 fue invitada al Marchè de la Poèsie, a participar con una conferencia sobre L’enfermement, en el CRICCAL, Universidad Sorbonne 3, y sobre Representación del cuerpo en la tortura y la represión: narrativa argentina 1960-1990, en la Maison de l’Amérique latine de París.
En 2014, en ocasión de la publicación de un libro al francés, estuvo en el Salon du Livre de París y dió una charla en la Embajada Argentina en París invitada por el Collectif Argentine pour la Memoire.
Estas invitaciones fueron auspiciadas por la Sría. de Cultura de la Nación Argentina.
En 2016, invitada a Austria por la Universidad de Graz, el Centro de Estudios Judaicos de la misma y por sus traductoras, dió conferencias y lecturas en la Universidad de Graz, la de Innsbruck y la de Klafenburg y presentó su libro con una lectura en el Instituto Cervantes de Viena.
En 2019, invitada por la Universidad Sorbonne 3, participó con una presentación sobre “Archivo de autor” en el CRICCAL y también, invitada por la Universidad Católica de Lovaina, participó en un Coloquio sobre “Discurso Amoroso”, en su obra, en diálogo con la teoría (Barthes, Jullien, Illouz, Guattari).
Egresada de Letras de la Universidad de Buenos Aires, actualmente es docente en Crítica de Artes de la UNA (Universidad Nacional de las Artes), y organizó desde 2007 a 2012 las “Jornadas Cuerpos Argentinos”, reuniendo a 100 artistas e intelectuales, declaradas de Interés Cultural por la Sría. de Cultura de la Nación.
Desde 2004 a 2015 coordinó la Clínica de escritura poética de la Biblioteca Nacional de Argentina, donde fundó Ediciones La Biblioteca editando 5 Antologías anuales, y la colecciòn miliuna, que publicó 16 libros de poesía de sus integrantes. Es autora de antologías temáticas, entre otras: “Una Buenos Aires de novela,1838-1963” y “Una Buenos Aires de novela II,1963-1983”, Ed. Sudamericana, Bs.As., 1999 y 2000 y “Una América de novela”, Ed. Sudamericana, 2001. Tiene inéditos “Cartas de amor/correspondencias, S.XII-S.XX”, antología de cien epistolarios y un estudio sobre el género, y “Solidaridad y resistencia en la literatura: narrativa argentina 1983-2003”.

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