jueves, 4 de septiembre de 2025


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a GUSTAVO TISOCCO

(Publicado en la página de Facebook el 13 de agosto de 2025)

Gustavo Tisocco nació en Mocoretá, Corrientes. Poeta y neonatólogo.

En la entrevista, Gustavo, dice:

«La escritura se transforma nuevamente en una tabla de salvación, una forma de dejar testamento de lo que se vive y la lectura nos oxigena, nos da fuerza y nos torna rebeldes, esa rebeldía que se necesita para no dejarnos vencer, no dejarnos vulnerar.»

SELECCIÓN DE SU OBRA

De TERRESTRE, Vela al viento Ediciones, 2012

Amo a un hombre pez,
un hombre marino,
acuático como las algas, como la sal.

Habita en las profundidades oscuras de todos los naufragios,
a veces llora
terriblemente solo allá abajo,
en otras baila en salones transparentes, torrentosos.

Yo amo a ese hombre pez
de cuerpo brillante/filoso,
de un mirar constante/horizontal.
Un hombre que me cuenta eternas leyendas,
que me canta con su voz de espuma
y me abraza como puede.

Yo amo a un hombre pez
y soy hombre terrestre.

Me condena la asfixia.
Lo condena mi aire, mi mundo de pájaros,
mi universo de redes, de anzuelos.

Me mira desde la superficie apenas sumergido,
lo miro desde mi oxígeno
al límite extremo del ahogo
y nos besamos apenas un instante,
ínfima eternidad habitando en la apnea.

Apenas de niños Arielito
supimos de la muerte.

Yo descubrí
el dolor inexplicable
de la ausencia,
hasta de lo injusto que pareció ser Dios
cuando un océano
de llanto lo mantuvieron inmutable.

Y te recuerdo blanco y frágil
acostado en la mesa
en un cofre como de flores,
inmóvil y sediento
oliendo a café
-porque las vecinas no querían
que la muerte te vista con su aroma-
y te adornaron con los granos marrones y amargos
con los que asocio hoy a la tristeza.

Tú, el niño muerto
que me mostraste de niño a la muerte,
que ahora dormís solito y quieto debajo de los sauces
¿me recuerdas?
¿estás muy solo allá?
¿quieres retornar?

Ariel acá el tiempo pasa
y ya perdí al niño
y encontré a este hombre resignado que soy,
acá cambió el paisaje,
la forma de vestirme,
las promesas.

Acá olvidamos,
comemos y dormimos
y andamos en auto bus
y nos miramos apenas
como sobrevivientes de un presagio que nos ronda.

De niños Arielito supimos de la muerte
a ti te tomó por sorpresa
sin poder esconderte,
a mí me dejo marcado
para que la escriba.

De QUEDARME EN TI, Ediciones El Mono Armado

Como mi madre
yo también nací reina
enjaulado en este cuerpo esclavo y sediento
prisionero de un designio
en el que no me reconozco.

Soy reina
porque elijo serlo
y perpetúo así una especie rara para algunos
no tanto para otros.

Si tengo diamantes y rubíes en mi corazón
soy reina
aunque me tilden de perverso
me señalen y se escondan
no naden en mi río.

Soy reina
y me poseyeron hombres oscuros
que con el día se disipaban
dejándome solo y triste
como a Juana, Isabel o Cleopatra.

Soy reina y no tengo palacios
ni abanicos en mi rostro
tampoco habito en los cuentos
ni me despertarán con un beso
pero tengo diamantes y rubíes en mi corazón
y me bautizo reina,
me perpetúo así, como mi madre.

No le da de comer a los pájaros.

Sólo al borde de la jaula
les lee versos.

Al final
serán poemas
los prisioneros.

Extender el cogote
precisamente de atrás y arriba de la cabeza
como para que el cuchillo penetre bien
y la sangre no salpicara
el cuerpo de mi abuela.

Esa sangre regando la tierra
como pidiendo perdón
como amapolas muertas.

De atrás
como para no ver el miedo
en los ojos de la presa
no ver la tristeza.

Después saborear el estofado
como ritual
como venganza.

De HECTÁREAS, Amargord Ediciones -Madrid España- 2017

Para escribir un poema de diez hectáreas
tendré que convocar a todos los peces,
al mago que deambula en las noches,
al aroma de pan horneado,
a la espuma del mar.

Deberé resucitar a los que me dejaron,
retornar barcos encallados en la brisa,
zafiros y esmeraldas,
al niño que soñaba con ser espantapájaros,
al viejo campanario, al andén del pueblo aquel.

Pondré el nombre de mi madre,
los fantasmas de mi gente,
una gota de río, la caricia del sauce.
De la más ínfima hierba la fragancia,
del rompecabezas los enigmas
y de los ojos del ausente las plegarias.

Un poema de diez hectáreas insume tener frío,
dejarse llevar como una veleta,
despertar en el tango que nos desnuda,
ser cometa, buzón, arquero.
Que nos deslumbren los cuentos de sal,
el vuelo del colibrí,
y las estatuas en su jaula.

Que tenemos un país herido no debo olvidar,
que hay abuelas que esperan y
una isla llena de lápidas y voces en la bruma.
Que el Crucificado sigue siendo crucificado,
que se mutilan a diario tantas alas,
que se ríen en el norte de los que pernoctamos aquí en el sur.

Y cuando me falten palabras para las diez hectáreas
acudiré a tu nombre, tus pies de duende,
a tu beso, tu sexo enhiesto,
tu mirada verde, a tus dudas y certezas,
a tu valle encantado,
a tu insomnio, a tu alcohol.

Sólo ahí nacerá el poema,
grito extendido
inmortalidad cierta.

Recuerdo en la siesta
trepar la planta de nísperos
y ser el buscador del más dulce oro,
testigo que había un sol,
redondito y pequeño,
con el que hacíamos la guerra,
la ofrenda a Dios,
la corona de la reina.

Éramos con otros niños
como alondras,
habitando aquellas ramas,
aquel jolgorio.

Hoy ya no queda patio,
ni el abuelo podando
escalones y nidos,
tampoco el resplandor de la tarde.

Prisionero de tantas ausencias
lo fui extraviando todo.

Sólo guardo
mi corazón amarillo
que me salva.

Hermano,
la casa sigue buscando rincones de luz.
Maltrechos tejados rasgan el velo lunar
de lejanas añoranzas.
Si vuelves, búscame en la hamaca del patio
donde quedaron ilesas antiguas inocencias.

Hermano,
el camino sigue difícil y empinado.
Las viejas carretas circulan con los abatidos obreros.
En el cielo hay barriletes
con recuerdos legendarios.
Si vuelves, te espero en esta hamaca donde quedan aún
nuestras risas inconclusas.

Hermano, si vuelves torturado y perdedor
estaré en el portón aguardando los pasos.
Si es que no puedes retornar,
si tus sueños aniquilaron,
si desapareciste tras un manto de ironías,
seguiré esperándote en la vieja hamaca
donde no existen los olvidos.

Certeza

Tengo la certeza
de que mi abuelo Pedro se quedó dormido
y me lo robaron barcos piratas.

Sabido es que estos bárbaros
aglutinan fortunas,
trofeos, tesoros…

De PERLA DEL SUR, Editorial Vinciguerra, 2019

El viento trae agua
-decía el abuelo-
y una bandada de pájaros
despeinaba su pelo.

Meteorólogo exacto
anunciaba huracanes y terremotos
medía con exactitud la desdicha.

Desde que partió
nunca sé si lloverá
o si saldrá el sol.

He tenido una madre alta
una madre baja
una que daba a luz
que la tarea diaria
vender empanadas
peinar a las vecinas
curar animales.
Alta como el cielo de mi pueblo
-que es el más alto que conocí-
intensa y blanca
lluvia fresca en las tardes de enero
pan recién horneado.
Una madre que se fue haciendo pequeña
que la tarea diaria
que los hijos a la escuela
que lavar la ropa
limpiar la casa.
Esa mujer alta con el tiempo es bajita
con los huesos dolidos cansados
con los pasos quietos
manos temblorosas
voz lejana.
Yo tuve una madre alta
que ahora es pequeña
que no quiere decir frágil
que no quiere decir tristeza.

De ENTRE VENTANAS, Mascarón de Proa, 2020

Departamento 1 B

En esa ventana
siete niños
siete hijos varones.

La madre amamanta al lobo.

Departamento 9 C

En esa ventana
una profesora de inglés
enseña a traducir
la palabra isla.

Departamento 11 A

En esa ventana
una anciana en su reposera.

La juventud
se hamaca en su memoria.

Del Libro EL SOLO, Halley Ediciones, 2022

Le quitaban
el anzuelo de la boca
y lo devolvían al agua
pero el pez nunca más sería el mismo
el pescador
tampoco.

Llorábamos al muerto
por lo no dicho
por lo vivido
y no
por los secretos
los aromas que pronto olvidaríamos
por la música.

Llorábamos al muerto
a cada muerto cada muerta
y rezábamos
a un Dios que no entendíamos
prendíamos velas
entre gladiolos y claveles
y llorábamos.

Al final quedamos solos.

¿Llorábamos al muerto?

De BOCA GRANDE, Ediciones Camalote, 2024

Unos buscan el placer
de cualquier manera
buscan el placer
para poder vivir.

Otros para poder vivir
se especializan
en dar placer
para poder vivir.

No hacen el amor
no creen en el amor
o se resignaron
solo toman de la bestia
el duro goce
el néctar salino y espeso
del éxtasis y el embrujo
que da la juventud.

La bestia
también toma de ellos
y sacia así su hambre
la sed.

ENTREVISTA CON EL AUTOR

Gilgamesh: Gustavo, tu poesía, en mi lectura, está construida «desde las profundidades oscuras de todos los naufragios». ¿Cómo fue ese camino de la lectura a la escritura, como trabajo poético? ¿Recordás ese primer poema leído y ese primero escrito?

Gustavo Tisocco: Escribí desde pequeño, escribía en un cuadernito que lo usaba como un diario personal. Escribir lo que sentía, mis temores, mis dolores, era una manera de proyectar en el papel lo que sentía y ponerme a salvo. Después a los 13 años un tío mío, profesor de literatura, leyó algo que le mostré de lo escrito y me dijo: «Gustavo, esto es poesía, son versos cortos, cuentas una historia», y entonces, fue él quien me dio el primer libro de poemas que leí que fue el de Alfonsina Storni. Desde ahí me torné un gran lector de poesía, narrativa, etc.
Fue al venir a Buenos Aires que empecé un taller literario, ahí aprendí que la palabra insume compromiso, responsabilidad, que cuando se publica un libro se lo hace con la convicción de que el material fue trabajado, corregido, depurado y que el libro nace cuando ya creemos que está madurado y que estamos ofreciendo al lector la mejor versión posible de nuestros textos.
Estando en el taller leí por primera vez, seguramente de mi primer libro Sutil, pero no recuerdo cual fue el primero.

Gilgamesh: ¿Cómo es el proceso de escritura de un libro a otro? ¿Ves una (dis)continuidad en tus búsquedas, en la manera de enfrentarte a esa tan temida y/o sufrida «página en blanco»?

Gustavo Tisocco: Aprendí con el tiempo que después de cada libro uno queda vacío, que solamente hay que esperar esa luz que aparece en algún momento y te vuelve a abrazar. Mis últimos libros son temáticos, entonces en algún momento nace una idea y ese es el puntapié inicial para volver a escribir, esto puede pasar en seguida o puede durar meses, pero siempre se vuelve a escribir.

Gilgamesh: Si tuvieras que elegir entre tus casi veinte libros editados, ¿hay alguno que ya no reconocés como propio, alguno que sientas como punto de clivaje en tu escritura?

Gustavo Tisocco: Yo amo cada libro publicado, obvio si comparás el primero con el último el salto es abismal, pero cada libro representa una época, una etapa. El primero seguramente hoy lo corregiría y no lo publicaría tal como salió, pero fue el que me abrió de alguna manera las puertas al mundillo literario. Y de todos los libros, creo que «Perla del sur», que fue el primer libro temático, me abrió una perspectiva diferente, fue si un punto de clivaje, pues desde ahí el libro, al ser temático, se transforma en un todo, algo más concreto y me encanta.

Gilgamesh: «Hombre terreste», «reina», «para escribir un poema». ¿Cómo responde la poesía y el poema, desde esos yoes aún cuando sepamos que «yo es otro»?

Gustavo Tisocco: En gran parte de la poesía, al menos en la mía, aparece el Yo, en muchos poemas exploro, me exploro. La búsqueda de la identidad, las vivencias personales siempre influyen en mi obra, aunque no siempre son autobiográficos los poemas, trato de expresar desde mí, pensamientos universales, de abarcar con mi yo al otro, que el lector se identifique con lo que lee.

Gilgamesh: ¿Qué lugar tiene tu Mocoretá natal en las lecturas, la escritura? ¿Y Buenos Aires, el lugar en el cual vivís y trabajás, además, como médico?

Gustavo Tisocco: Mocoretá es la infancia y como digo en un poema “El hombre es su infancia”. Las primeras lecturas, los primeros versos que escribí me remiten a ese espacio luminoso y bello, ahí nací y ahí empecé a escribir y aunque el tiempo haya pasado, siempre la influencia de mi tierra natal repercute en los poemas, sobre todo en los líricos, los vivenciales. Buenos Aires también influye por supuesto, pero desde un espacio más arduo, más frío tal vez, donde lo social impera, lo doloroso, la soledad y el paso del tiempo.

Gilgamesh: Tu trabajo como difusor desde MISPOETASCONTEMPORÁNEOS, ¿cómo surge? ¿Qué lectura hacés de este espacio a través de los años?

Gustavo Tisocco: Surgió un 15 de junio del 2006 con la idea de difundir poesía, pero no la propia, sino la oesía de otres. Surgió y permanece como un blog, que fue el formato inicial y es el que mantengo por comodidad o por costumbre. Pronto cumplirá 19 años y es una tarea del que siento orgullo, pues se ha transformado en un sitio de consulta de la Poesía Argentina o parte de ella, un sitio federal que se ha tornado una comunidad no solo de difusión y de lectura sino además de vínculos amorosos. Un espacio al que le di mucho de mi vida y de mi tiempo pero que me da muchísimas satisfacciones además, creo que la mayoría de la gente me conoce por el sitio y así he sido invitado, por ejemplo, a leer en lugares que de otra manera no sé si hubiese pasado. Un lugar que doy pero que me retribuye, sin buscarlo, con diversos reconocimientos que emocionan.

Gilgamesh: ¿Qué circuitos de difusión e intercambio poéticos, además del propio, te tientan a pertenecer, a compartir?

Gustavo Tisocco: Con el tiempo me he alejado un poco de los “círculos literarios”. Me he vuelto más ermitaño, o me he cansado quizás. Al menos acá en Buenos Aires no asisto tanto a los cafés literarios, como lo hacía de joven. Asisto solamente cuando quiero oír a alguien en especial o cuando estoy invitado a leer, y no es desprecio, es que siento que siempre se escucha lo mismo, que la vanidad muchas veces impera. Ahora sí, me encanta ir a los encuentros del interior del país. Siento que en los encuentros del interior se valora más a la Poesía, al Poeta, la escucha es mucho más atenta, se conoce nuevas voces. Soy feliz cuando asisto a eventos literarios alejados de la Capital Federal.

Gilgamesh: ¿Qué experiencia has tenido con el tema editorial, a la hora de dar a conocer tu obra?

Gustavo Tisocco: Inicialmente, los primeros libros, fueron gestionados por mí, como casi todos los poetas creo. He tenido siempre buenas experiencias, en cuanto a la difusión de mi obra. Editoriales a quienes le pagaba la edición pero que a su vez eran un medio de difusión en librerías, ferias etc. Mis últimos cuatro libros ya fueron gestionados por las editoriales, todas editoriales independientes, que con mucho esfuerzo, editan a autores, sin que el autor deba poner dinero. Pero el autor debe incentivar o ayudar a que estas editoriales recuperen lo invertido, entonces vienen las presentaciones, las preventas, la difusión, todo lo que lleva a que la obra circule, se conozca y así armar un círculo que le sirva al editor y al autor. En mi caso, por suerte, siempre se logró vender los libros logrando que lo invertido por estas editoras sea recuperado. Soy un defensor de que los libros se vendan, no que se regalen como un souvenir de casamiento, sino que la obra se venda, si uno ejerce con responsabilidad y compromiso el arte de escribir, no se debe regalar, al menos, a todo el mundo, la obra de uno. Es al fin y al cabo “darle valor a la poesía”.

Gilgamesh: Me gustaría conocer tu biblioteca a lo largo de tus años de formación. Y qué literatura te acompaña al momento de la escritura.

Gustavo Tisocco: He armado mi biblioteca desde niño, con los libros de Verne, Salgari, cuentos como Las Mil y una Noches y las viejas historietas como Nippur de Lagash, Conan, Astérix y Obélix. Fue a los 13 años, que un tío me dio a leer mi primer libro de poesías que me marcó para siempre: La Antología completa de Alfonsina Storni. Desde ahí empecé a leer poesía y narrativa. Autores como Cortázar, César Vallejo, Dylan Thomas, Kavafis, Orozco, Cardenal, Lemebel, Puig, Pizarnik, Marosa Di Giorgio, Idea Vilariño, Octavio Paz, Jaime Sabines, Rosario Castellanos, Gonzalo Rojas, Gelman, Juarroz, Urondo, Santoro, Glauce Baldovin, Szpunberg, Ovaldo Guevara, Alejandro Schmidt, Edna Pozzi, Teuco Castilla, María Teresa Andruetto entre otres muchos más me marcaron para siempre y los tengo como un tesoro en mi biblioteca.
También leo mucho a los y las poetas jóvenes que están marcando un bello camino en nuestra literatura. Mi biblioteca además está poblada de autores contemporáneos, muchos de ellos forman parte de mi sitio Mispoetascontemporaneos, y cada uno de ellos le da hermosura y amorosidad a mi lugar.

Gilgamesh: En estos momentos insiste, en mí, una pregunta, ¿cómo escribir y leer poesía, crear belleza en un mundo, y en un país, atravesado por el horror?

Gustavo Tisocco: Cuesta y mucho, estamos inmersos en el horror, en un tiempo en que un gobierno despiadado y represor intenta lograr que la cultura desaparezca, intenta censurar y destruir los espacios de Memoria Verdad y Justicia, intenta quitar derechos adquiridos a grupos vulnerables. Cuesta, pero debemos seguir. La escritura se transforma nuevamente en una tabla de salvación, una forma de dejar testamento de lo que se vive y la lectura nos oxigena, nos da fuerza y nos torna rebeldes, esa rebeldía que se necesita para no dejarnos vencer, no dejarnos vulnerar.

Gilgamesh: Tus trabajos han sido reconocidos. ¿Qué significan esos reconocimientos y cómo inciden o no, en la escritura?

Gustavo Tisocco: Los reconocimientos son alicientes, pero no escribo para recibirlos. Si llegan bien, si no, seguiré escribiendo.

Gilgamesh: Como lector y escritor, ¿qué deseás de tus lectores?

Gustavo Tisocco: Una vez escuché a Teresa Parodi decir que si un verso de una canción que ella escribió le llegaba a un oyente, con eso su tarea estaba cumplida. Lo mismo me pasa, conque a un lector le llegue, lo emocione, un verso mío, con ello, estoy feliz, mi escritura habrá valido la pena.

Gilgamesh: ¿Qué nuevos proyectos poéticos te esperan?

Gustavo Tisocco: Estoy trabajando en un nuevo Libro de poemas dedicado a mi padre, también en una novela, que va muy despacio, y por supuesto continuar con mi sitio de difusión MISPOETASCONTEMPORANEOS.

Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y quizá, también leída por alguna de sus amistades... Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida
esa pérdida?

Gustavo Tisocco: No estoy de acuerdo. Creo que la poesía va ganando espacio y que en muchos casos es, como digo más arriba, el testamento del tiempo que se vive. El poeta tiene la posibilidad de gritar, denunciar, contar lo que se vive o se vivió. Creo que hoy la poesía tiene mucho más llegada a un público más amplio, tal vez por la influencia de las redes sociales, pero siento que muchas más personas, que no son poetas precisamente, se acercan hoy a ella.

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA

Gustavo Tisocco nació en Mocoretá –Corrientes- Argentina.
Tiene publicado 16 poemarios, los últimos: Hectáreas (libro publicado en Madrid, España) Perla del Sur, Entre ventanas, Nueve poemas, El Solo y Boca Grande; así como los Cd “Huellas”, “Intersecciones”, “Corazón de níspero” y “Terrestre”.
Participó de diversas antologías tanto en Argentina como en diferentes partes del mundo. Asiste a encuentros nacionales y asistió a festivales internacionales en México, Perú y Nueva York como invitado.
Recibió algunos premios y reconocimientos por su obra.
Creador y director del sitio MISPOETASCONTEMPORÁNEOS desde el año 2006. 

1 comentario:

  1. Excelente entrevista. Más que interesante conocer tu visión sobre la poesía y tu compromiso con la palabra y la realidad circundante. No solo sos un gran poeta y gestor cultural, sino también, y lo que es más importante, un ser generoso. Te abrazo grande!

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