viernes, 3 de mayo de 2024


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a ARACELI LACORE

(Publicado en la página de Facebook el 29 de marzo de 2023)

Araceli Lacore nació en Azul, provincia de Buenos Aires, en 1985. Es profesora de Inglés, traductora de poesía y cine y poeta.
En la entrevista, Araceli, dice:
«Me parece que la voz histórica de los pueblos nunca se pierde mientras ejercitemos la memoria. Creo en el estado para hacer de lazo, apelando a políticas públicas de interés cultural».

SELECCIÓN DE POEMAS
De «El viaje» (Peces de Ciudad Ediciones, Buenos Aires, 2016)
Tsunami
Los perros ladran,
los hombres ladran,
los niños juegan.
Han venido a secar mi jardín,
han venido a saquear
sin asco,
mi casa entera.
Lagos y paredes
Entre lagos y paredes,
ni un gramo de existencia.
el sol arde entristecido
en la inmensidad del campo
el viento sur endurece los dedos
cuando el horizonte saturado
esboza la tormenta.
Apenas se sienten
los roces del verano.
El verde se filtra entre las nubes,
la tierra baila en círculos,
oscura.
Me cuesta abrir los ojos,
apenas parpadeo
se retuercen las hojas
los huesos.
Duelen las manos
mojadas de tiempo.
Sin apuro,
un búho respira indiferente
el olor a hiel del campo.
De «Congreso 12 AM» (Peces de Ciudad Ediciones, Buenos Aires, 2017)
¿A cualquier precio?
El precio de la poesía
es la soledad.
Naturalmente,
te irás quedando solo
con tú hoja y tú lagrima,
tu teclado y tu silla.
Lo que duele
Lo que duele es la soledad.
El ruido a nada,
el serpenteo fatídico de mis ideas de muerte.
La lluvia no es lo mismo.
La idea del cuerpo sin otro cuerpo
la mesa servida sin otro plato
las mitades que anuncian; serán completas,
mienten.
Estamos solos,
y así nos vamos.
Uvas
Estoy oliendo de tu boca el vino
que viene de la botella
a tu lengua
duerme tu paladar
pasa de rosa
a violeta.
Apuro,
a puro cuento
la hermosura de las cosas.
Se me vienen los recuerdos,
los estampo acá en la frente,
como si mi frente fuera
la última parra del mundo
donde pudieras parir tus uvas.
De «El tic tac del Little Boy» (Ediciones En danza,2021)
En esta casa no aclara
La sombra opaca, sublime.
Alguien golpea la puerta de mi corazón. No atiendo.
Nadie está lúcido a esta hora de la noche.
Abrí las ventanas, las cortinas, las alacenas
me abrí la panza
allí hubo fruto
me lo he comido
mi niño un día
perdió los pies.
Ahí detrás
yace un hombre
¿Nutrirse de los muertos a esta hora?
El que todo lo puede observa desde el techo, ¿Ves?
en esta casa
no aclara
La profecía
Me desnudaste frente a la mesa del comedor
y aplaudiste
en el aire, por supuesto,
el asedio de la primavera
alimentaste mi cuerpo
para dárselo al mundo
me diste nombre
esplendores
una tempestad tras otra
supiste, capciosa
de la profecía
tomaste el vestido
y envuelto en mi cuerpo
mostraste
tu sonrisa de hiena
hoy que los días vuelven como balas
dentro del cuerpo de un ciervo
preparo las ofrendas
para ubicarte en la tierra
y quebrar el destino.
*
¿Ves allá a lo lejos?
El lobo no aúlla
canta
Las cenizas del ayer
corren por su lengua
El alerce
sus frutos amplios
La pira
quemó tu descendencia
El que todo lo ve
se fue de tu lado
Dime;
Tigre o cordero
¿Quién mató a tu padre?
La mujer en la avenida
Una mujer huele el tilo
arranca las hojas y lo bebe
rubia ella
mira al cielo y tiembla
y dice:
es larga la noche del corazón
espanto es oír tu voz tan lejos
transito la muerte de un perro herido
creo haber visto en el viaje un puente
una sombra cruzando la niebla
después que suena la rama
llena la copa y reza
se persigna dos veces
y
entiende que el final
es un lugar común
no hay luz que ilumine
la noche que se viene

ENTREVISTA CON LA AUTORA
Gilgamesh: Araceli, venís publicando tu obra desde 2016. ¿Cuándo y cómo empieza la urgencia de la poesía en tu vida?
Empieza desde muy chiquita. Mi primer acercamiento fue a los 7 años cuando la maestra nos hizo copiar un poema rimado, no recuerdo que decía, pero si me acuerdo de haber quedado fascinada por la musicalidad y la estructura en verso. A mis 8 o 9 años, un tornado muy grande arrasó la ciudad de dónde soy, Azul, en la provincia de Buenos Aires. Arrancó arboles enormes de raíz. Fue tal el daño que sufrió el parque municipal que conmocionó a toda la ciudad. A mí se me ocurrió, no sé por qué, hacer un poema sobre eso. Lo escribí y se lo mostré a mi madre quien se lo llevó a mi maestra de ese entonces y decidieron que había que publicarlo en el diario local. Esa fue mi primera publicación como poeta (risas). Dato de color: nadie creía que con 8 o 9 años yo había escrito ese poema. A medida que fui creciendo, escribía en un diario íntimo. A los 14 años, mi papá me regaló «20 poemas de amor y una canción desesperada» y me enamoré de Neruda. A partir de ahí le dije a mi papá que quería más libros de él y me compraron de a poco casi toda la colección. Ya de grande me los fui comprando yo, pero conservo dos, «20 poemas» y «cien sonetos de amor», casi intactos, desde el 98.
Gilgamesh: Entre 2016 y 2017 editaste tus primeros libros, «El viaje» (Peces de ciudad, 2016) y «Congreso 12AM» (Peces de ciudad, 2017). Volviste, años después con «El tic tac del little boy» (Ediciones en Danza, 2022). ¿Nos contarías cómo fue el proceso de escritura y edición de los mismos?
Araceli Lacore: Volví años después con el tic tac. El viaje fue mi primer libro, te diría, de experimentación. No sé si estaba preparada para publicar, no sé si me importó eso en ese momento. Llegaba la oportunidad de editar por primera vez después de muchos años de escritura en silencio, y lo hice. Pasaron varios años y no me acuerdo detalles pero, cumplió una función catártica muy importante en mi vida. Sí, escribí “catártica’’. «Congreso» fue un libro mucho más trabajado. Lo laburé en taller con Mariana Kruk, a quien quiero y admiro. Y ahí empecé a tocar otros temas, a decir desde otro lugar no tan literal, trabajé más metáfora, más en clave. Después de ese libro, tuve a mi hijo León y me dediqué a él. La escritura de poesía quedó a un lado en ese momento. Años después vino «el tic tac», al que yo considero, el mejor de los tres. Este libro llega después de la muerte de mi padre, aunque fue escrito durante su enfermedad y después. En ese momento yo hacía taller con mi maestro Javier Galarza. Lo trabajamos minuciosamente durante un año. Es un libro muy poderoso para mí, que sin la guía de Javier no hubiera escrito de esta forma. Lo que yo quería era apartarme del yo . quería hacer algo completamente distinto, apelar a la lírica, pero sin hacerlo tradicional, mezclar estilos y lecturas de distintos autores. Miré mucho a Sharon Olds, a Sylvia Plath, a Soledad Catresana. Leí incluso mitología griega. Quería hablar sobre mi padre, haciéndole honor a mi padre, y eso significaba escribir un libro digno. Creo que lo logré.
Gilgamesh: Tu último libro fue trabajado en el taller del poeta Javier Galarza. ¿Cómo fue trabajar con él? ¿Todos tus proyectos literarios necesitaron esa instancia del taller de escritura?
Araceli Lacore: Continúo un poco con lo anterior. El trabajo con Javier fue excepcional porque me llené de conocimiento. Volvimos a las fuentes: a Holderlin, a Píndaro, a las mitologías y también a las poetas norteamericanas. Javier además de ser generoso, era un gran guía. Y eso fue lo que hizo, me guió hacia donde yo quería ir.
Sí, los tres libros nacieron en un taller y después en clínica por el mismo tallerista.
Gilgamesh: Hoy, como nunca, se escribe poesía, se la edita y aparecen nuevas editoriales . ¿Seguís sosteniendo lo expresado en tu poema «¿A cual precio?» cuando escribís que «El precio de la poesía/ es la soledad...»?
Araceli Lacore: Sí, porque el acto de escribir en un acto íntimo y es siempre en soledad. No importa si estás rodeado de gente. Uno escribe solo, tipea solo, pasa el lápiz por la hoja solo. En ese verso no me refiero a quedarse solo. Me refiero al proceso de escritura inicial, que tal vez luego se colectiviza.
Gilgamesh: Además de poeta, sos profesora y traductora de inglés. ¿Cómo inciden estas actividades en tu poesía?
Araceli Lacore: Haber atravesado por un profesorado de inglés fue una de las experiencias más ricas de mi vida. Leí como una bestia, de todo, autores enormes. Leí a Shakespeare en su idioma original. Puedo leer a Poe en su idioma original y eso es un privilegio que no todo el mundo tiene. Y que además me da la posibilidad de traer poetas a nuestro idioma, aunque siempre algo en la traducción se pierde. Es inevitable. No es lo mismo traducir que escribir, uno toma algo de alguien para los demás. Es otra forma de intimidad. Pero el hecho de poder leer en otro idioma me abre puertas enormes a mi propia escritura.
Gilgamesh: Traducís poesía del inglés al español, ¿Qué priorizás a la hora de seleccionar un autor o una obra?
Araceli Lacore: Hace mucho que no traduzco poesía. En este momento me dedico más al cine. Sin duda lo que priorizo es intentar llevar el mensaje del autor al lector. Un mensaje que nunca es claro porque solo lo conoce en profundidad el autor y a veces no hay posibilidades de preguntarle. Cuando si las hay, mucho mejor.
Gilgamesh: Escribís en el suplemento cultural de la Agencia Paco Urondo y organizás el ciclo literario «La Bestia Poética». ¿Podrías contarnos sobre estas experiencias literarias?
Araceli Lacore: Hacer periodismo cultural es otra historia. Uno mira para afuera. Mira a los otros y la profundidad con la que uno se involucra es distinta y diversa. Sin dudas una de las cosas que más disfruto es hacer entrevistas. Me encanta preguntar, indagar en emociones e ideas. Y con la Bestia, es más o menos parecido en el sentido de que uno no pone el cuerpo, sino que observa a los otros en acción. Eso descontractura. Me encanta organizar eventos literarios. Lo disfruto un montón. Cuando tengo tiempo.
Gilgamesh: ¿Qué lecturas impulsaron tu derrotero poético? ¿Qué autores te acompañan hoy?
Araceli Lacore: Neruda, al principio. Hoy, leo de todo. Desde Ioshua a Javier Galarza.. Si me gusta, leo. Si no me gusta, dejo. Hay grandes autores contemporáneos, algunos muy conocidos y otros no tanto.
Gilgamesh: ¿Cómo te insertás en la movida poética actual? ¿Te sentís parte de una generación poética?
Araceli Lacore: ¿Podríamos preguntarnos cuál es la movida actual? Si la movida actual es la coloquialidad y las redes, hoy estoy ajena a eso. Uso redes, pero no soy una trabajadora de las redes para impulsar mi poesía. Cuando era más joven fui muy coloquial, ahora estoy en otro camino. No se a qué movida o generación pertenezco, reconozco a mis coetáneos pero no sé si todos escribimos con el mismo estilo. Me aburre el sectarismo. No quiero verme inserta en ningún grupo aunque, sabemos que es inevitable que nos clasifiquen. Sigo yendo a leer si me invitan. No a todos lados porque priorizo otras cosas a veces. Pero no soy una paria, con un poco de reticencia de vez en cuando entro el juego mediático. Como todos.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes,
repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George
Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un
asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la
memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es
escrita y leída por poetas y quizá, también leída por alguna de sus amistades...
Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este
juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en su
opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Araceli Lacore: Creo que Steiner refiere privado en el sentido de sectarizado. la poesía siempre fue muy sectaria. Aún lo es. Me parece que la voz histórica de los pueblos nunca se pierde mientras ejercitemos la memoria. Creo en el estado para hacer de lazo, apelando a políticas públicas de interés cultural. Muchos pibes y pibas empezaron a escribir después de la creación de la red federal de poesía. Uno no puede cancelar al ser humano y su necesidad de agrupamiento y apoderamiento de algo que cree propio. Para eso un mediador debe entrar a repartir las voces. Y para mí, ese mediador es el estado.

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Araceli Lacore (Azul, Buenos Aires, 1985) Es profesora de inglés y traductora de
poesía y cine. Ha publicado El Viaje (2016) y Congreso 12 AM (2017) con Peces
de Ciudad. Participó en el libro homenaje Guardianes de Piatock: miradas sobre
Alberto Szpunberg (Biblioteca Nacional Mariano Moreno, 2020). En el año 2021
ediciones en danza público su último libro, El tic tac del Little Boy, con prólogo de
su maestro Javier Galarza. Tradujo al poeta inglés Alan Jenkins para la revista
Buenos Aires Poetry. Sus poemas aparecen en diversas antologías y revistas
literarias. Actualmente, es una de las organizadoras del ciclo literario La Bestia
Poética, que se lleva a cabo en la Ciudad De Buenos Aires y escribe para el
suplemento cultural de la Agencia Paco Urondo.J

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