jueves, 2 de mayo de 2024


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a CATALINA BOCCARDO

(Publicado en la página de Facebook el 10 de enero de 2024)

Catalina Boccardo nació en CABA, en 1961. Es poeta y abogada.
En la entrevista, Catalina, dice:
«Bajo cualquier sistema alguien escribe poesía. Y alguien aparecerá a leerla alguna vez.
Y lo poético, como una fase mayor, se encuentra en todo arte. »
SELECCIÓN DE OBRA
De «FORMOSA» (Suri Porfiado, 2015)
1
morir de pena no es algo que mi familia haya permitido
la vida es una tristeza dura muchas veces
su coraza en círculos gira sobre el agua
ojos al ras
de yacaré sobreviviente
a lo sumo creemos en el temor de niñas marrones
niñas cantando cuando la ropa golpea las piedras
y resuenan cántaros al sol
donde se producen salvatajes
nuestras piernas a velocidad
la jornada de sed y de rodillas
el tin tín del jarrito
por allí bebemos sapos amarillos
inflan el estómago
con una astucia anfibia
muy personal
respiramos el nuevo día
2
para Carolyn Riquelme
un hombre cruza los tabiques
olor gallo
transpiración de la siembra
y la clueca (palabra nueva
abro los ojos como una nieta recién llegada)
sigue lombrices
me acerco
y me alejo
con un palito
y el solazo
pronto
viscoso
mandarina la piel
mitâkuña
jaiguyru kuarahy
(niña salgamos al sol)
a reptar frutos venenosos
no se te ocurra ponerlos en la boca
pero son una boca
la cara los hombros los brazos
hasta las patas y los picos
soban el aceite
3
mi esófago delira
en las sombras
se balancea
como un barco
de sed
agua turbia
un jarrón
de provincia
aquella chiquita
inapetente mbói*
oky*
el relámpago amarillea los tártagos
cualquier animal de la familia huele a humedad
fronteriza
caigo por las arterias de plomo
de la tava guazú*
mi cuerpo de barro se deshace
4
de vaca luminosa
carne la noche
tus imágenes revolvían mi cerebro de ternera
el cordón untado en la pesadilla
dentuda me defendía
del meridiano rojo
a mordiscos
después lavábamos la sangre
5
tus cuentos
como la vaca exigida por su leche
me empujaban
pueblos de cañas
la doña que habitaba el humo
y un calor interminable de los grillos
por el sembradío
alguien ordeñaba
temía a las ubres
su leche grasienta
el día bravo empezaba con la aguja del sol
pero se derrumbaba con el agua
ácida de frutas
palpando la humedad
ser imaginario del bananal
vivía al fondo
la que predecía el futuro de las nietas
¿sabés que una vez las escuché a ella y a la abuela
hablando de mí?
¿sabés que entre los trastos vacíos y las botellas extrañas
supe quién iba a ser?
¿sabés? los pueblos son oscuros porque esconden palabras en otro idioma
¿y quién no conoce sus ánimas? después de muchas vidas todavía los pedidos de auxilio
algunos podemos abducir los becerros de sus madres
llevarlos al día seco y amarillo
de antes de ayer
del pasado
yo atisbé el camino de regreso en tus relatos que anunciaban la lluvia
lo aprendía de memoria
cada detalle debajo de las sábanas
sssshhhhhh estoy allí
De «EL PICO DE LOS PÁJAROS» (Barnacle, 2021)
ENCUENTROS
Acá no hay palabras que hablen de los pájaros,
hay pájaros.
El ronquido,
piar,
en medio de lastimeros fracasos
del vuelo,
nido primigenio
romperse un ala
o una pata,
caer,
este mundo no dará reparo alguno,
aves trastornadas,
mismo aire,
desfallecen en verano sobre el pavimento.
Yo encontré la salvación, un pájaro herido.
Pía, siempre pía de felicidad.
Alegre y profundo, ni siquiera encoge sus plumones ante la lluvia.
Y ella se habrá creído muerta pero tenía dos vidas:
la de la melancolía
y la hondura
de este repentino hogar.
--------------------------------------------------------------------------
Queremos acceder al vuelo.
Un deseo se asemeja a la dirección
hacia la cual nos movemos
y escapamos de la orfandad,
veloces.
Un pájaro herido. Un pájaro huérfano.
Sus plumas cambian cada día,
se eleva apenas puede.
La forma que toma eso amado,
hecho carne,
se sostiene con tu mano
al vaivén del viento.
-----------------------------------------------------------
Encontrar lo animal en lo humano,
lo humano en esa animalidad.
Puertas o tranqueras, candados
simbólicos. Se demuestra inteligencia
por los vericuetos
y la sensibilidad,
pata extendida,
dentro de ninguna jaula podríamos
ser endebles o tristes, sin morir.
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Ésta es una crónica de sobrevivientes. De pájaros golpeados.
Cómo resuena el mundo en su aire y cómo podría escribirla.
Sin manos, cerebrito alado.
Este espacio real
entre seres vivos empujados
al borde.
Dónde termina aquello visto desde los límites del lenguaje.
La historia humana pasa por colapsos inentendibles.
La de las aves, seres memoriosos,
parte del recuerdo de cada una de sus caídas.
Seguiré preguntando: cuál lenguaje.
De «territorios» (Del Dock, 2012)
1
abre un campo virtual
tu punta de obsidiana
flecha negra
la herramienta
la minería precolombina
el escalpelo
cinco veces más fino
tu cirugía de mis ojos
absorta miro a través
imperceptibles yemas
aguardan la penetración
de una frase
2
cuándo dioses saquearon
la intemperie de cuarzo
precisión milimétrica
teotihuacan
mensajeros
con permiso de construcción
bandera celeste de lino
y el esclavo de jade y de oro
maxilares divinos
la historia furibunda
teotihuacan
y aquella tribu ofreció mujeres
unión al invasor
a lo desconocido de tu lengua
3
atrapamos los sueños
locura propia y ajena
(símil del amor)
las uñas pulsan la sien
la plegaria
saliva sinuosa de iguanas
al macho le pesan los sudores
pesa el abdomen alcalino
sus caballitos de mar
y senos cuelgan frutos
una boca hembra
a las rodillas el pésame
un tótem
una geografía absoluta
sobre tu espalda
longitudes insomnes
te pierdo foráneo
4
escupo oráculos frente a tu puerta
DIANE DI PRIMA
despertás un millar de leguas
tu materia vital quieta
ahí apunto perezosa la mirada de pájaro hambriento
a nada podemos rebelarnos
ni ondularme dentro de tus brazos
quetzalcóatl de maíz
ilusorio
¿por qué tu pena?
¿por qué los escondites?
esos campos de tu abuela
la perenne
ojos de refugio
la del pelo en lluvia
puso el fruto azucarado tus encías
panes rojos del día de los muertos
un camino de ajíes y cebolla y frijoles
el baño termal
tu cuerpo son especies
mi cuerpo almíbar con una flor extraña
existen piel y glándulas
espíritus
dictan nuestros nombres
de arroz dulce
la carne de los puercos
y el augurio equivocado
pájaro y serpiente
frágiles se masturban
se tocan la pared del tiempo
resurrección sin salvarnos
la violencia de estar sagradamente vivos
De «collage» (En Danza, 2015)
parte uno
“Trabajo en lo visible y lo cercano / –y no lo creas fácil– / No quisiera ir más lejos. Todo esto / que palpo y veo / junto a mí, hora a hora / es rebelde y resiste. / Para su vivo peso / demasiado livianas se me hacen las palabras”
Circe Maia
FIGURA UNO
las mujeres tienen sus piernas rotas
o se les cae un ojo y nacen flores diminutas
yo construí esas ideas
mis propios ojos suelen ser trampa
metal de la tijera
quién desea
una clave
en el fondo
quién puede humanamente astillar papel
reconfigurar aristas
matarse el centro
la física
desaparición por el corte
FIGURA DOS
la casa entera ya no existe
una soledad de tules negros
selección a voluntad
deconstrucción a la deriva
y ese objetivo casi oscuro de una mano rompiente
borrar huellas
escindir cualquier atisbo de locura del procedimiento
frágil permanencia que nos permita creer
la angustia se retira con un bisturí
y volvemos a un todo
FIGURA TRES
hacer personitas lleva un tiempo considerable
cada mujercita es ella y es universal
les busco la vuelta
al acrílico
el papel
las tintas
aprieto el doblez con pegamento
pruebo
pienso
si las flores si el color rosa
un exceso
desnudos que prefiero cubrir
y las telas cambian de comportamiento
mecen o arrugan las texturas
falta esa experiencia con la máquina de coser
de las feministas
el horneado
y saber cómo cuidar aquello gestado durante meses
las personitas en este caso
nacen de pronto
por obra y gracia
una apertura de la cabeza
una palas atenea
no parece el mismo sufrimiento carnal
otra índole
el esfuerzo de nuestras manos
tocar nos reconstruye
o permite obrar al grito
o gritar durante la obra
FIGURA CUATRO
aparece una rara avis
su necesidad lleva a plasmar figuras
dignas de comprensión
al menos no carentes de sentido
siempre el mismo entuerto
qué digo
o qué no digo
encima
aquí las palabras huelgan
matan entre sí
el pico por el cual centrar el alimento
absorber la vida
lo dibujo con lápiz ni siquiera mencionable
más tarde el silencio
un entendimiento de otros planos
de varios lenguajes
FIGURA CINCO
la máxima importancia al color
imágenes
formas
no hay palabra
anterior
invisible
al mundo
cada símbolo equilibra el peso del material que utilizo
y aquel fatigarse
y mi niñez muda
ENTREVISTA
Gilgamesh: Catalina, tu poesía es tan rara avis, en estos tiempos, contiene tantas
variaciones, tantas como «el pico de los pájaros». Hay un corpus que me remite a un
texto de e.e.cummings: «nada que hayamos de percibir en este mundo iguala la fuerza
de tu intensa fragilidad, cuya textura me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro». Y también en lo que leo como
ars poética en uno de los poemas de «El Pico de los Pájaros» : «la de la melancolía/ y la
hondura/ de ese repentino hogar». ¿Cuándo decidiste hacer de la escritura poética un
hogar? ¿Resuena en tu lectura el fragmento de e.e. cummings?
Catalina Boccardo: Hace mucho tiempo que la poesía se convirtió en mi morada. Me
acompañaba siendo muy chica, cuando no lo pasaba bien en la vida real. Era parte de
la evasión. Pero si nos referimos a la escritura como oficio, no hace tanto. No
olvidemos que comencé a publicar con casi cincuenta años de edad. En cambio, la leo
desde que me acuerdo, aun cuando no la entendía. Al llegar a mis manos ¨El cascabel
del halcón¨ de Enrique Banchs, supe que quería hacer eso, escribir en esa lengua
extraña. Y hoy pienso que la poesía es, efectivamente, lo extraño, lo que no
terminamos de conocer de nuestro lenguaje. Por allí va la búsqueda infructuosa tantas
veces. En ¨El pico de los pájaros¨, sí, se trataría de esa resonancia de otros textos en el
propio quehacer. Somos seres de lenguaje. Me salvó y me salva, cada intento de
reconstrucción de las palabras, cada vuelo de lecturas. El viejo anhelo de formar parte
de esa comunidad infinita.
Gilgamesh: El cuerpo, quizás debería decir los cuerpos (poético, político, geográfico),
están tematizados en tus poemas. Y allí lo diverso, las luchas feministas, el «estado de
excepción» que nos in(ex)cluyen. ¿Cómo llegás y te internás en ellos en tu obra)?
Catalina Boccardo: Ser mujer es conocer de luchas políticas y territoriales. De las
guerras en las que nos incluyen sin autorización. Conocer la desprotección en un
sistema patriarcal que tabula nuestros cuerpos como inferiores a otros. Tematizar
estas cuestiones, bueno, no pude ni quiero evitarlo. Uno de mis libros todavía inédito,
¨antropológico¨ de alguna manera, como casi todos los que escribí, se regodea en el
análisis de este asunto de principio a fin. Si ¨Bailar¨ se ocupó de poetizar sobre
sufrimientos producidos en los centros de tortura, las violaciones, los femicidios,
retomé los mismos asuntos otra vez.
Mi biografía está atravesada por la violencia, así que debe ser inevitable. Soy una
sobreviviente según cierta bibliografía, y una persona de cuya resiliencia, aprende
sobre la fragilidad y la fuerza que logran convivir juntas. Ambas cuestiones pueden
estar así, reunidas, los humanos somos paradojales por definición. Hacerse cargo de
que la vulnerabilidad genera lo frágil junto con la fuerza para defenderse. Porque si no
lo hacés, estarías muerta, literalmente hablando. Sucede que tampoco perdés aquello
que te hicieron, están ahí el miedo y la confusión; las emociones te lo recuerdan cada
tanto.
A lo largo de la vida me sigo encontrando con mujeres, y no solamente, que
padecimos de modo similar. Las distintas violencias están imbricadas en el orden
privado con lo público. Y lo que algunas personas damos por obvio en este terreno,
cuando hablamos, hacemos, escribimos, no sucede con otras. Lo terrible continuará
siendo injusto por un tiempo aún, mientras no se terminen de abrir los ojos sobre los
engranajes del sistema patriarcal.
Gilgamesh: ¿Cómo se dispara, en tu experiencia, la escritura de un poema y de un
libro?
Catalina Boccardo: Con pensamientos. Con algunas líneas que necesitan ser escritas
porque aparecen obsesivamente en la mente. Y las emociones que suscitan. Y las
experiencias convertidas, trasmutadas en esas obsesiones. Como bloques.
Escribo libros más que poemas sueltos. Siempre comienzo con una serie, una
seguidilla. Y casi todos mis libros son un poema largo.
Gilgamesh: Quisiera «acceder al vuelo» de tu poética haciendo foco en la génesis de
«El jardín santo», «Territorios» , «Collage», «Formosa», «El viaje y el ombligo», «El Pico
de los Pájaros» y «Bailar».
Catalina Boccardo: En ¨El pico de los pájaros¨ podrían aparecer resonancias de mis
lecturas de Padeletti, un poeta meditativo. Ya le había dedicado un poema en
¨Collage¨ donde las artes visuales (y sus hacedores como era él) son centrales. Y
porque me siento en sintonía con cierta forma de observar el mundo. He leído ¨Un
pájaro se puede detener¨ y recuerdo que de allí tomé una imagen la de ¨las nubes
fugaces¨ para otro libro, ¨Territorios¨. Pretendí captarlas en movimiento, en el ahora
del ¨yo¨ del poema. La contemplación es esencial para nuestra inspiración. Dije ¨poeta
meditativo¨ y pienso en varios especialmente, pero supongo que todos lo son.
Y, por otro lado, recuerdo ese verso del poema ¨Nadie ni siquiera la lluvia¨ de
Cummings, traducido como ¨ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas¨ que
resuena en ¨El pico…¨. De tantas autorías nos nutrimos, lo que no significa siempre los
estemos recordando, quedan en nuestro archivo intelectual y emotivo.
Hay muchos poetas centrales, y la sintonía con unos o con otros depende de ciertas
etapas personales. A veces, puede suceder, un poco más conscientemente, estamos
en medio de alguna escritura y vas por algún texto a tu biblioteca. Construimos
enlaces, un mapa de lecturas variadísimo. Un manual de biopolítica, una novela
histórica, cuentos, ensayos literarios, la interminable lista de libros de poesía, lo que
fuere que tus ánimos te susurren.
Gilgamesh: Leo «he decidido arrojarme/ a búsquedas poco controladas» («Collage»).
¿Cuáles de ellas se sostienen y cuáles van apareciendo en cada uno de tus proyectos
de escritura?
Catalina Boccardo: Buena pregunta. Cada proyecto de libro me lleva a indagaciones
diferentes. Y me refiero, sobre todo, a las formas no a las temáticas. Si en alguno se
trató de la síntesis en su esplendor, en otro fue el uso de la puntuación o el ritmo, en
otro, los espacios y el silencio en los blancos de la hoja. O a qué imágenes voy a darles
prioridad. El conocimiento de los elementos, de la estructura en la poesía, colabora
para pensar la escritura.
También investigo al leer a otros poetas. Miro mucho cine y asisto a muestras
pictóricas, voy al teatro. Consciente de una patética ignorancia, tomo seminarios
literarios pero no solamente, de otras disciplinas. Parecería un estado de necesidad
constante. Los viajes son otra fuente de placer y de ideas escriturales.
Lo de las ¨búsquedas poco controladas¨ surgió de una experiencia al hacer un taller de
collage en otra época. Si bien no trabajaba con palabras, otro tipo de rigurosidad en la
forma era similar para ¨decir¨ algo. No cualquier recurso, no cualquier procedimiento,
en tal o cual collage al igual que en tal o cual poema.
Puede suceder que primero te ronde un asunto, un tema, y comenzás a tantear el
¨qué¨. O que en medio del enchastre de versos o de materiales, tu tacto o tu ojo u
oído descubran algo. Y esto último me llevó a escribir ese verso de lo poco que
controlamos (por suerte) cuando estamos haciendo arte.
Para los escritores, lo nodal de la lectura, no puede faltar. Sucede que los artistas
visuales ¨leen¨ otras cosas o de otras maneras. Este campo sigue siendo un espacio de
incógnitas para mí; collageo, experimento con manchas, presto atención a técnicas
desconocidas, nuevamente en un taller que imparte una amiga, Ana Adjiman Gache. Y
hasta co-coordinamos ambas, otro taller de entrecruzamientos de la escritura creativa
y las artes visuales.
Gilgamesh: En «Formosa» «a campo abierto/ la lengua oculta/ puede gritar». ¿Qué
gritos libera la/tu poesía?
Catalina Boccardo: Voy a contestar sin entender del todo cuáles gritos. En este libro
con nombre de provincia, de jurisdicción, se trataría de la voz de los migrantes muy
pobres. Indios o mestizos. De los que recorrieron geografías diversas porque no podían
hacer otra cosa para sobrevivir. No fueron ni son vidas fáciles, no hay un
consentimiento del migrante forzado en ningún lugar del planeta. Si no se elige ni
dónde vivir ni a dónde ir, si sólo hay hambre y desesperación, eso es como la
esclavitud aunque te puedas movilizar.
Existen una diversidad de formas de sojuzgamientos y esclavitudes a lo largo de la
historia humana. Lamentablemente, una realidad que no termina de desaparecer. A
mi propia familia primaria le tocó la indigencia del campesinado, el trabajo a destajo
sin descanso, abandonar el terruño. En realidad, más allá de que nací y viví en CABA
siempre, y que la elijo, el desarraigo forma parte de mí. No puedo no escribir
desarraigada, me digo, me constituye su melancolía.
En ¨Formosa¨ introduzco vocablos en guaraní como fragmentos sonoros de ese
desarraigo. Idioma que no me enseñaron, salvo algo, mi bisabuela y que terminé de
olvidar. Pero me resuena lo que escuchaba en mi casa de la infancia y la adolescencia,
cuando paraba la familia materna que venía desde allá. Y fue la primera lengua de mi
madre, la lengua madre. Un tema político que retomo en otro libro todavía inédito: la
jerarquía de las lenguas impuesta en cualquier Estado. Muchas veces, in-visibilizadas,
consideradas menores. Las que no representan al poder triunfante parecen
sentenciadas a muerte.
La lengua materna silenciada como esas ¨ánimas¨ que revolotean por los pueblos
oscuros de uno de los poemas. Cual médium, el ¨yo¨ poético la escribe en pleno
trance. La lírica del sojuzgamiento. La misma que reaparece en ¨Territorios¨ y en ¨El
Viaje y el Ombligo¨, textos de estirpe mexicana, que la poeta Alicia Silva Rey reseñó
junto a ¨Formosa¨ como un tríptico.
Me interesa la poesía ¨antropológica¨; soy mestiza (supongo que como casi toda la
población del planeta aunque no se asuma del todo), y el mundo no se termina de
integrar. Somos capaces de discriminar, asesinar en nombre de una homogeneización
pretenciosa y pretendida.
Uno de mis libros inéditos, que creo leíste, compila poemas sobre una historia china.
Leí traducciones de poetas de esa raigambre, y a pensadores sobre las diferencias con
Occidente. También, volviendo a nuestra sociedad, escribí una ponencia al respecto de
textos poéticos argentinos sobre pueblos originarios, migrantes internos,
campesinado. Sigo trabajando en ello.
Si bien ¨Formosa es irreal” en un punto y como dice uno de los versos, al mismo
tiempo se refiere a cierta realidad social que se nutre de leyendas míticas (cada vez,
menos, creo), y sufrimientos actualizados constantemente por el poder económico y
político. La impertinencia brutal de la discriminación y el sojuzgamiento.
Incomprensible desde la sensibilidad.
Gilgamesh: En «Territorios», «la síntesis de nimios hechos cotidianos». ¿Cómo
tracciona esa síntesis en tu poética?
Catalina Boccardo: En ese libro fue específicamente buscado lo sintético y lo nimio
como recursos de escritura.
Lo cierto es que la síntesis me parece bienvenida, en general, en la escritura de poesía.
La síntesis y la condensación. Mi estilo va por ese camino. En la escansión necesaria se
produce algo que quiero mantener. No sé bien cuál es el mecanismo colaborativo con
la producción de sentidos variados, diferentes. Sintetizar es paradojal, dicho así.
Intento, de esa manera, la polisemia que de lo contrario, si fuera por el lado de la
explicación o largas descripciones, me llevaría a otro terreno, a quedarme en el
regodeo discursivo de frases o versos.
Gilgamesh: Tus inquietudes intelectuales están en el orden de la mistura con otras
artes y los territorios de sentidos (pienso en un mundo íntimo kinestésico) corren por
la realización y gestión de actividades culturales, participación en festivales,
encuentros y la colaboración en revistas y suplementos literarios.
¿Cómo te abrís a estos espacios y cómo los vas habitando?
Catalina Boccardo: Un temperamento proactivo y una necesidad de hacer me llevan a
las diferentes participaciones que mencionás. Por otro lado, vengo de trabajos y
profesiones pragmáticos (e institucionales con su correspondiente burocracia). Por
épocas, me gusta participar de actividades así. Aunque prácticamente, no tanto. Sí me
inclino por lo comunitario, cada tanto, cuando nos juntamos alrededor de un fogón de
intercambio de lecturas, la participación vital, cuando se produce el desprendimiento
de los egos. Lo opuesto, que lo hay, me aburre.
Ahora, si estoy concentrada en un libro, podría no salir a la calle por semanas. Me
gusta encerrarme a leer y escribir y pensar o escuchar música. No sólo escribo poemas.
También importan mucho los afectos de la intimidad, compartir con ellos largas charlas
y comidas. Por otro lado, menos mal que existen las redes sociales que articulan tantas
de las cuestiones de la divulgación de textos y autorías.
Gilgamesh: Sos abogada, tenés una Maestría en Escritura Creativa. ¿Qué aportan
estos saberes a tu obra poética?
Catalina Boccardo: Estudié varias cosas. He abandonado más posgrados que los que
finalicé. Cuando estudiás por necesidad intelectual o por curiosidad apasionada, algo
se cuela en la escritura. Al mismo tiempo, escribir implica poner a distancia cierto tipo
de saberes que podrían obstaculizar, más que colaborar en el hacer. La escritura se
trata de invención así que no sé hasta qué punto terminan por servir ciertos saberes.
Es un quehacer tan raro, si lo pensamos bien. Para nada niego la sofisticación de leer
mucho y bien, ni el conocer sobre las herramientas literarias. Me refiero a eso de
¨creativa¨, es un enigma, ¿no es cierto?
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de
entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra
más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico
y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en
otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y quizá, también leída por alguna
de sus amistades… Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en su opinión,
para reparar en alguna medida esa pérdida?
Catalina Boccardo: Conozco gente que gusta de la poesía y no es poeta. He visto el
placer de quienes sin entender (supuestamente) nada sobre ella, han pasado por la
experiencia benéfica de escucharla leer. Las personas entramos en trance, resurge la
oralidad que le dio origen a este arte.
Hay algo de cierto en la pregunta, pero no totalmente. Investigando sobre la poesía
china, tomé nota de la importancia de ella en ese pueblo. No solamente aquello de
que los funcionarios de ciertas dinastías antiguas, tenían como requisito formal para
ejercer su función, la de saber escribir poesía. En los hitos importantes de su historia,
la poesía estuvo presente y de manera popular. Los poetas clásicos, los de la
revolución roja y los contrarrevolución. Las mujeres, como siempre, solapadas por el
sistema patriarcal en ciertas épocas, pero que, desde ya, la escribían. Pero, acaso,
¿esto se diferencia de cualquier otro pueblo? ¿No sucede lo mismo acá? Sarmiento
era un escritor poético, además de lo otro, de la política, de una ideología criticable
sobre el nativo. ¿No hay poetas que siguieron escribiendo adentro de los pozos de los
torturadores en nuestra última dictadura militar? Bajo cualquier sistema alguien
escribe poesía. Y alguien aparecerá a leerla alguna vez.
Y lo poético, como una fase mayor, se encuentra en todo arte. Decimos sublime como
sinónimo de poético.
Lo del ¨gran público¨ podría ser otra discusión sobre la masividad, o aquello que puede
parecer (o ser) de ¨elite¨, y lo considerado ¨popular¨. Con la variación epocal de esos
significados.
La poesía puede ser encontrada por los niños y niñas que todavía no saben leer o
escribir. No se divorciará de ellos como tampoco se divorcia de la memoria histórica de
los pueblos. Es parte de ella más allá de sus formas estilísticas, puede estar en el himno
épico de un Estado o en el escritorio de una mujer cuando las ¨señoritas¨ no debían
escribir y menos podían publicarla.
Formo parte con cuatro amigas más, de un club de lectura llamado ¨El Club de
Alfonsina¨. Leemos sus textos como los de otras poetas mujeres. En esos simples
actos, la lectura de poemas se redimensiona en un efecto multiplicador.
Lo mío son sólo pequeñas conjeturas, sospechas sobre la inmensidad de la poesía.
Tampoco sé cuánta gente haya que guste del cine como arte, de la fotografía como
tal, y así sucesivamente. ¿A qué llamamos ¨arte¨, qué tenemos en mente al debatir
sobre el acceso a las artes? Sin ir más lejos, la lectoescritura masiva no tiene tantos
siglos y tampoco los libros. Si nos referimos a un ¨público lector¨, implicaría sólo a la
gente que sabe leer. Nos obliga a contextualizar.
Los poetas escribimos porque si no, nos faltaría el aire. Y la leemos por el mismo
motivo. Y creo que seríamos muy capaces de ofrecer nuestra sangre, si a cambio se
nos otorgara el don de escribir buenos poemas.
NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Catalina Boccardo nació y vive en CABA. Publicó varios libros de poemas desde el 2011
y otros textos continúan inéditos. Sus poemas también se encuentran en revistas
digitales y forman parte de diversas antologías.
Fue invitada a numerosos Festivales, Encuentros y ciclos de lecturas, entre tantos
otros: Mesa Femicidio. Asesinadas por amor, organizada por la SEA del 38° Feria Int. del Libro
de BsAs; Congreso de Derechos Humanos y Salud Mental, CONABIP (2010); IV Festival Int. de
Poesía del Atlántico, 9°Feria del libro, Mar del Plata (2013); 14° (FIP) Festival de Poesía
Internacional de Bs.As; XIII Festival Latinoamericano de Poesía, CCC, etcétera.
Colabora con blogs de difusión de poesía y realiza reseñas literarias. Incursiona en el
collage y la fotografía artística, y algunos de estos trabajos forman parte de sus libros y
de obras de otros autores/as. Co-coordina un taller de artes combinadas.
Abogada (UBA) de formación interdisciplinaria, ejerció principalmente en el área de
Violencia intrafamiliar. Dictó seminarios sobre la temática en varias instituciones.
Tiene también los títulos de Maestría en Escritura Creativa (UNTREF) y el de
Profesorado universitario (UAJFK).
Ex Miembro del Comité de Bioética de la SAU.
Ex docente en diferentes niveles de la Educación Formal.

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