jueves, 2 de mayo de 2024

 

GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a SERGIO LIZÁRRAGA
(Publicado en la página de Facebook el 20 de marzo de 2024)
Sergio Lizárraga nació en Tafí del Valle, Tucumán. El Profesor de Letras, poeta y gestor cultural.
En la entrevista, Sergio, dice:
«Creo que la poesía debe estar desnuda, y en mis versos es tanta mi desnudez que, tal vez, por eso, necesito que mis libros tengan su camino y su momento, para que lo dicho sea leído ya como trozos de un alma que se ordena en los ojos del lector.»
SELECCIÓN DE SU OBRA
De «En tajos a la sed»
LA SOLEDAD DEL HUESO
I
Creo que nadie
Jamás
Avisa cuándo se va
Y creo también
Que las cosas que brillan
Pueden hablar
La excepción es la soledad
Que a veces se ilumina
Tiñendo los huesos
Y ejerce el poder de su propia luz
Para proclamar que permanece
II
No sé
De qué están hechos sus dientes
Pero la puerta de mi casa
Muerde
Desgaja
Cualquier alma
Deja los huesos
Crujientes
Por eso no sé
Si es tu alma
La que ha quedado fuera
Resguardada
O si son tus huesos
Los que temieron más que tu alma
Porque al entrar a casa
Solo viniste con el color de tu otoño
Y yo no pude esconderte mis hojas
No sé por qué
La boca de mi puerta
Nunca muerde
Lo que en vos
Me duele
III
No siento tu luz
Robándole misterio
A mis huesos
No siento tu lengua
Devolviéndole nombre
A mi alma
No sé
Dónde la soledad
Me habita en su mayor densidad
Si en los huesos
Donde no está tu luz
Si en el alma
Donde no está tu lengua
IV
Le escribo
A la soledad que ha paseado
Por tu cuerpo
Y mezquina el mapa
Donde se señala tu puerto
Yo no tengo agua
Para rastrear tus muelles
Solo tengo palabras
Que parecen pescadores
A quienes arranco sus huesos
Para fabricar bastones
Cuyas almas tomo
Como carnada
Para que la soledad
En el anzuelo
Te sangre
En una gota
V
No sé desde cuándo
La soledad
Me astilla cada día un hueso
Tal vez
Desde que descubrí
Que nunca he sido dueño
Que tampoco fueron mi patrimonio
Tus sueños
El silencio siempre
Encuentra mi oído
Y cuando calla tu nombre
Incomoda al alma
De «Poemas de Lodebar»
Y Jonatán hijo de Saúl tenía un hijo lisiado de los pies. Tenía cinco años de edad cuando llegó de Jezreel la noticia de la muerte de Saúl y de Jonatán, y su nodriza le tomó y huyó;
y mientras iba huyendo apresuradamente, se le cayó el niño y quedó cojo.
Su nombre era Mefi-boset.
2 Samuel 4:4
Entonces envió el rey David, y le trajo de la casa de Maquir hijo de Amiel, de Lodebar.
2 Samuel 9:5
I
Duelos
I
Desde la ventana entreabierta,
el viento delimita en la cama
tu ausencia,
y es como tener tu lápida en la casa,
es abrazar las sábanas que ya no usas.
Es velarme en tu cuarto
porque he muerto en ti
como un yo-hijo.
II
Llorar
hasta que cada lágrima,
de un solo tajo,
se sangre arena.
Y quede en las mejillas
coagulado el desierto,
y se lea en el rostro
la sed que trajo el viento,
y la boca de los hombres
naufragada en tormentos.
Las alas derretidas
de tanta muerte inútil,
de tanto arder
sin que se alumbre
un trazo en el cielo.
III
Es esta la lágrima que te ofrezco,
la primera que me desnuda huérfano.
La primera
que en la mejilla
hiere tu mano
ovillando las caricias.
La primera que refleja
la imagen de tu tumba.
La primera,
desde que soy otra tumba.
IV
Como un anciano
que se arrodilla
para acortar distancias
entre la caída y su muerte.
Como un joven que eleva los brazos
para ahuyentar a las hienas
que muerden los años.
Como un creyente
que se incendia de hambre
para iluminar en sus noches
el camino a las hostias.
Como un sufriente
que muerde sus venas
para humedecer la tierra
donde sepultó sus salmos.
Distancias
Será porque nadie vuelve
de tan lejos
que mi frente
sobre el vidrio
invita a crecer
a tu ausencia.
Yo recorro
el vidrio empañado
con caminos robados
a tu nombre.
Abro tajos en los ojos
para caminar las calles
heridas de lluvia.
Serán las distancias
las que mojan
mi alma abierta,
las que ahogan los
tramos que restan,
para que yo descienda,
sin piloto,
sin el paraguas,
enmohecido
en hombres que te extrañan.
De «Panes mojados»
I
SOMBRAS DE ÁRBOLES
I
en el vecindario hay vientos
ruidos que no se conjugan
y un olor a carne
que no ayuda a imaginar paisajes
si alguien hablara
correría el riesgo de que el humo toque su vientre
las palabras se le quedarían sin rostros
y el hambre sería un crujiente orador
II
he buscado algo de paz en mi encierro
y en ese andar
he visto jóvenes anudarse y desarmarse
noticias que se detienen
hasta en los sueños de las sardinas
los ojos tienen hambre
tal vez porque el diario dice
que ya no hay peces para más bocas
y en las escuelas se ha enseñado
que los mares no son lugares sanos
ni para peces
ni para barcos
III
la imagen peregrina de un sacerdote
quieta
siendo la columna de una hostia
me hizo pensar en mis vientres
en el vientre que se fue con mi madre
en el vientre que se fue con mi padre
en el vientre que se fue con mi hermanas
en el vientre
que vos dejaste callado
cuando yo tenía los labios sin dientes
y vos no te naciste pan
me queda otro vientre en el cual pensar
veo la hostia y abro la boca
dejo el mentón en el primer escalón de mi orfandad
dejo la frente sin hacer nada
dejo las manos sin juzgar
y pienso en el vientre que me queda
en el entrarse de la hostia
en su moler mis huesos
pienso
se acabe o no el viento
en usar mis pulmones
mi corazón
mis riñones
para dejar la boca abierta
como pilar del hambre
VI
todo lo que le bosque
comió de mis ojos
ha conocido la luz cuando
abriste los párpados
no creo que yo sea inútil
hay cegueras que sirven
para indicar los bordes
hay ciegos
que saben alimentar los bosques
por eso no dejo de hablar
porque las palabras
saben huir con el viento
XIV
el viento es hábil
para dibujar caminos
los hombres no somos como el viento
un árbol
una nube
una mosca
pueden rozar nuestros ojos
y dejarnos siluetas sin infinito
los espacios pueden ser ásperos
si la oscuridad susurra
y las sombras
cadenas que navegamos
cuando no hay viento
II
SANGRE DE PAN
MÍSTICAS
VII
soy Judas
puedo detenerme frente al espejo
y sentir el dolor
del viento
cuando es forzado a soplar
en tierras de exilio
puedo ver que soy un hombre
y que tengo hambre
porque me he privado de tu cena
y he dejado caer los párpados
para no sentir el sabor de tus ojos
soy Judas
porque tengo la piel
descubierta por cuervos
y la espalda doblado
como un árbol aciago
soy Judas
porque le otorgo la forma de una horca
a la orfandad
al silencio
al encierro
a la enfermedad
me has dado Señor
suficiente pan
pero he malogrado
cada miga
demandándote por la soledad
y cayendo en sacos rotos
como monedas
que llevan la cara
del que no supo ser hijo
en el silencio
solo vibré como diapasón
ante el reclamo
en el encierro
solo fui jaula
en la enfermedad
solo fui gruñido
soy Judas
porque hoy
ni siquiera te ofrendé el llamto
seguramente
los que son fieles
han descansado los labios
y se han quedado quietos
para escuchar
lo que cantan tus clavos
ENTREVISTA CON EL AUTOR
Gilgamesh: Sergio, como poeta, tu obra comienza a circular en 2014 con «Poemas de Lodebar» (Alción ed., 2014). Le siguen «En tajos en la sed» (Del Dock, 2017) y «Panes mojados» (Ed. Ente cultural de Tucumán, 2021). Me gustaría indagar en la génesis de estos poemarios.
Sergio Lizarraga: Comencé a publicar a los 12 años. Participé de numerosas antologías, tanto en el país como en el exterior, pero mi primer libro vio la luz mucho tiempo después.
Me tomo mi tiempo, a “Poemas de Lodebar” lo escribí en el año 2009, lo publiqué cinco años después. Creo que la poesía debe estar desnuda, y en mis versos es tanta mi desnudez, que tal vez por eso, necesito que mis libros tengan su camino y su momento, para que lo dicho sea leído ya como trozos de un alma que se ordena en los ojos del lector.
“Poemas de Lodebar” está relacionado con un proceso de sanación, son poemas que nacen en el duelo, para hablar de pérdidas. El arte es indagación en el enigma y que, llevada a su feliz extremo, la escritura literaria es una conmoción que conduce al sujeto a una revaloración de las más íntimas habitaciones de su ser, por eso mismo, la escritura de este libro fue una experiencia de sanación personal.
“En tajos a la sed” nace para demostrar que el dolor puede dar libertad y profundidad, cuando madura, cuando se asume, puede engendrar una belleza salvífica.
Los poemas de mi tercer libro los escribí durante en confinamiento, una vez más, recurrí a la palabra para subsistir. En su devenir de poemas, el libro intenta abrigar de esperanza a través de múltiples preguntas a un ser superior, lo áspero de ese tiempo.
Gilgamesh: En toda tu poesía hay mucho de la intemperie, la sed, puestas a confrontar, desde la metáfora, la fragilidad de lo humano, su devenir agónico. ¿Cómo y por qué comienza esa búsqueda metafísica que termina en el poema, esa «pequeña fe» que delata la pura orfandad frente a la finitud que nos atraviesa?
Sergio Lizarraga: Un tema que me interesa desde niño es la vida monástica, visitar abadías, monasterios, conventos, es para mí una actividad de enorme significación. Dice Santiago Kovadloff que a nadie más que al monje le resulta familiar la parábola del silencio. Tal como él pareciera advertirla, esa parábola se despliega entre el silencio de Dios y el silencio ante Dios. El silencio permite a los monjes agudizar el oído del corazón y escuchar lo que a cada instante le dice el mismo Dios. No se trata de un silencio impuesto por pura observancia sino de una necesidad del monje por enriquecer su vida interior. Por tanto, hablamos de un silencio que se da entre monjes que hablan, que ríen, que leen, trabajan y oran. Los momentos de silencio potencializan después el encuentro comunitario y personal entre los hermanos y el prójimo.
Ese silencio y esa oración, están ligados a la intemperie, y pueden ser refugio para la fragilidad de un hombre que se vacía para nunca llenarse, como lo hace esta sociedad. La búsqueda de la “pequeña fe”, es la búsqueda de una unión, una búsqueda que exige personas, que escuchen y hablen; supone rostros, silencios y palabras.
Gilgamesh: En cada uno de tus poemas resuenan la tradición judeocristiana, las citas bíblicas, una mitología que se actualiza en este presente. ¿Qué dejan y traen estas fuentes, a tu poesía? ¿Qué otros textos cimentan tu literatura?
Sergio Lizarraga: Me gusta la idea de rumiar la palabra, rumiar la palabra es una manera de indagar, también una manera de orar y de encontrar. Los textos bíblicos han sido, precisamente, rumiados durante generaciones. En los textos de la tradición judeocristiana encuentro mucho silencio-sonoro, está repleta de desiertos que llevan a remansos.
Gilgamesh: A la hora de escribir, ¿cuáles son tus rituales? ¿Hay reescrituras, correcciones, tiempo de espera, lecturas y sugerencias de amigos lectores en el momento previo a la edición?
Sergio Lizarraga: Escribo en soledad, pero no reconozco rituales, como los que sí tengo para leer.
Para mí es una tarea difícil la autocorrección, como docente, todo el tiempo estoy en contacto con los escritos de otros, pero regresar a los míos para corregir, me resulta complicado. En este último tiempo, aprendí a recurrir a otras miradas y a recibir sus devoluciones con mucha atención. Este es un proceso que requiere de mucho tiempo, por eso pasan tantos años entre un libro y el otro.
Gilgamesh: ¿Qué libros te hicieron ser el lector y autor que sos? ¿Qué lecturas te están acompañando en este tiempo?
Sergio Lizarraga: Aprendí a leer a los 4 años, gracias a mis hermanas, al crecer entre adultos, mis primeros libros no siempre fueron infantiles. Recuerdo a “Corazón” de Amicis, que me despertó la pasión por los libros, la curiosidad por las bibliotecas y los viajes.
Cuando comencé a viajar, descubrí un sinfín de lecturas.
Son muchos los autores que me alimentan, Mujica, Biaggonia, Viel Temperley, Fijman, Simiz, Pizarnik… siempre regresan a mí para incitarme.
Actualmente disfruto de la poesía reunida de Denise León, una poeta tucumana a quien la Universidad Nacional de Tucumán le dedicó una hermosa edición. También estoy leyendo los escritos de un benedictino, Edmundo Gómez, que desde el claustro estudia la filosofía medieval.
Gilgamesh: Con respecto a la publicación, ¿cuáles han sido tus experiencias con las casas editoras?
Segio Lizarraga: En Tucumán la principal opción es la autogestión, afortunadamente, han nacido proyectos editoriales que se comprometen con la difusión de escritores locales, y que son fruto del sueño de otros escritores. En mi provincia, no hay aún una política de distribución de libros.
El Ente de Cultura por medio del Fondo Editorial Aconquija está facilitando y mucho, el acceso a la publicación de los tucumanos, haciéndose eco de una vacante en políticas estatales de edición. Tuve la fortuna de ser seleccionado, y la generosidad con la que entró y salió de imprenta “Panes mojados” merece destacarse.
Publicar desde el NOA no es sencillo, acceder a las editoriales de Buenos Aires o Córdoba tampoco lo es, sin embargo, en Alción y Del Dock, encontré una oportunidad.
Gilgamesh: ¿Te sentís «sapo de otro pozo» siendo un poeta del NOA?
Sergio Lizarraga: Hay mucha poesía en mi región, somos muchos los sapos, tal vez, aún en sus pozos.
Gilgamesh: Como profesor de literatura y gestor cultural, ¿qué estrategias desplegás para hacer circular la poesía y tu poesía en particular? ¿De qué manera te conectás con la movida poética: festivales, lecturas, concursos, becas, ponencias académicas?
Sergio Lizarraga: Según Ana María Finocchio (2013), el concepto de comunidad lectora pone en movimiento la relación entre las prácticas de lectura y escritura y la configuración de identidades profesionales. Si bien la lectura y la escritura como experiencias exceden el marco escolar, la escuela puede darles cabida, instaurar un lugar, dado que toda experiencia deja huellas permitiéndonos transformaciones personales. Por eso trato de que mis clases sea esa “gran ocasión” para que el estudiante se encuentre con y en la literatura y escritura.
He gestionado en las instituciones donde me desempeño talleres de lectura y escritura creativa, conversatorios con escritores locales, participación en encuentros literarios, publicaciones. Mi participación en la escritura de Diseños Curriculares, me permitió promover la presencia de libros de autores locales en las aulas, proponer estrategias para su inclusión en los programas y planificaciones docentes.
Con respecto a la difusión de mi poesía en particular, estoy experimentando con las nuevas tecnologías, lejos de ser un experto en el tema, reconozco su potencialidad, tengo un canal de You Tube, por ejemplo, donde comparto videopoemas realizados por distintas personas, docentes y no, de distintos puntos del país.
Desde hace muy poco tiempo estoy conectado con la movida poética, siempre gestioné desde encuentros a concursos, incluso concursos con premio publicación, pero desde hace poco participo de espacios como festivales o rondas de lectura.
La docencia universitaria te conecta con actividades académicas, es necesario participar de ellas por medio de ponencias, que, en mi caso, están relacionadas con áreas de mi interés, como la literatura local, la alfabetización, la didáctica…
En un momento determinado, las invitaciones comienzan a llegar.
Gilgamesh: Sos miembro fundador de la Sociedad de Escritores Taficeños. ¿Qué te permite este espacio a nivel personal y colectivo?
Sergio Lizarraga: Esta institución ya no está en funcionamiento, se esfumó luego de muchas rencillas entre algunos de sus miembros. Tal vez me permitió recordar que en el arte también hay egos, y que es difícil sostener los espacios culturales, más aún cuando son autogestionados. Un importante número de actividades en Tucumán están gestionadas por este tipo de agrupaciones, conformada por escritores que gestionan cultura y que generan espacios vitales.
Gilgamesh: ¿Qué proyectos de escritura tenés en marcha?
Sergio Lizarraga: Por un lado, la publicación de una antología con poesías y microrrelatos de estudiantes de profesorados. Me interesa mucho que, futuros docentes, se relacionen con la escritura creativa y se posicionen en el lugar de autores, que se apropien de sus palabras y luego las suelten.
Tengo un libro de penas listo, en busca de un editor.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variantes, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y quizá, también leída por alguna de sus amistades... Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Sergio Lizarraga: La poesía me cautiva, me parece universal, libre. La poesía tiene la posibilidad de llegar a muchos rincones y establece un contrato con el lector muy particular, cosa que no se logra con ningún otro género. La poesía se renueva en muchas lecturas y permite que aquel que te lee se encuentre, o no, con tus versos. Por lo general siempre hay una identificación. Toman lo que escribiste como si fuera su historia o te cuentan historias para que vos produzcas una escritura. Creo que la poesía es un espacio de diálogo y de encuentro. Me ha permitido comulgar con el otro y encontrar ese camino de canalización de mis inquietudes espirituales. Es un ejercicio de pensamiento y de sentimiento. Creo que la poesía social reconcilia la lírica con los asuntos que no son privados, que la poesía mística es una alternativa para paliar la soledad que nos deja el mundo. Tal vez, más poesía en las aulas. Desde hace unos años, dicto talleres gratuitos para docentes, en ellos comparto estrategias de escritura creativa, libros de poetas de mi provincia y mi región, pero también todo lo que escribir poesía implica. De esos encuentros salió una antología con textos escritos por docentes de primaria, que celebraron de esta manera, el haberse encontrado con una nueva dimensión de la escritura.
NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA
Tafí Viejo, Tucumán. Profesor en Letras egresado de la Universidad Nacional de Tucumán, gestor cultural en su comunidad. Posee, asimismo, Diplomaturas y Postgrados de Especialista en Ciencias Sociales (FLACSO) y Postitulaciones del Ministerio de Educación de la Nación. Ejerció la docencia en distintos niveles educativos –universitario, terciario, medio– y se desempeñó como Capacitador Docente del Ministerio de Educación de Tucumán y de Programas de Formación Docente dependientes de organismos nacionales e internacionales (UNESCO, IIPE, INFD).
Presidió la Società Dante Alighieri de su ciudad y fue miembro fundador de la Sociedad de Escritores Taficeños. Se desempeñó como jurado en certámenes literarios provinciales y nacionales. Expositor en Congresos, Jornadas y Simposios.
En el año 2005 realizó estudios de perfeccionamiento en Italia becado por la “Società Dante Alighieri di Roma”, realizó además, estudios en las ciudades de Londres (Gran Bretaña) y Los Ángeles (EEUU). Recibió la beca de investigación del INFD, la de estudios de posgrado de la OEI, y la prestigiosa beca Fulbright-Nación.
Ha obtenido numerosas distinciones literarias en cuento y poesía: “Premio Internacional de Poesía Inédita Pluma de Plata”, Córdoba, 2008, otorgado por la SADE en el marco de la Vº Feria Internacional del Libro de Córdoba.
Cuenta con publicaciones literarias y de investigación lingüística en Argentina, España, Italia, Francia, Cuba, Estados Unidos, Brasil, Colombia, Chile, Canadá y Perú. Su primer libro es “Poemas de Lodebar” (Alción, 2014). Publicó “En tajos a la sed” (Del Dock, 2017). Integra además diversas antologías, entre otras, “Cuaderno Laprida” (La aguja de Buffón”,2016) compilación de Rogelio Ramos Signes y Julio Estefán. “Antología Federal de Poesía, Región NOA” del Consejo Federal de Inversiones (CFI, 2017).
Por su labor docente y literaria recibió el premio “Tarco- Chichí Costelo 2016” de la Municipalidad de la ciudad de Tafí Viejo.
Su último libro es “panes mojados” premio publicación del Ente de Cultura de Tucumán.

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