jueves, 9 de mayo de 2024


 GILGAMESH: POESÍA Y POÉTICAS presenta a CELIA IRIBARNE

(Publicado en la página de Facebook el 23 de marzo de 2022)

Celia Iribarne nació en Buenos Aires, Argentina, en 1976. Es actriz, poeta y licenciada en periodismo.
En sus respuestas a nuestra entrevista, Celia dice:
«Me causa alegría saber sobre la proliferación de talleres, lecturas, festivales, concursos, revistas. Lamento que el Estado no se haga cargo de esta demanda y que los artistas estén tan desahuciados como para no reclamar, en vez de naturalizar el destrato y la violencia».

SELECCIÓN DE SU OBRA

SALVO LAS VENTANAS QUE MIRAN AL PARQUE
Contiene ira
la palabra lira,
el instrumento musical
del poeta.
Yo tengo esta letra:
La "L"
de lira,
de lirio,
de letra que entra
con sangre
y corta la vena,
tormenta
bermeja
de Dios en el cielo.
Un pecado esta lira
no canta
el cantar
de los cantares,
no entona
los acordes del amor.
No la quiero,
la aviento contra el piano
y el jarrón japonés.
Contra todo,
salvo las ventanas
que miran al parque.

UNA TARDE EN LA BIELA
La escena transcurre
bajo el gomero milenario
que da sombra a la gran confitería.
Mi padre bebe un gintonic,
mi madre un milkshake de frutillas.
Mi padre lleva puesta una chemisse
Lacoste y unos náuticos azules.
Mi madre una chaqueta de antílope.
Ambos huelen a Dior: Ella a Paris.
Él a Savage.
Y pasa la tarde, nomás
con su rosada luz de fondo.
Me pregunto si François Truffaut
nos viera, o Jean Luc Godard.
¿Desde qué ángulo
capturarían mis gestos
de aprender a comportarme
como una chica bien?

EL VESTIDO ESCOCÉS
No más tirar piedras
al patio del vecino,
ni saltar por los techos
o treparme a los árboles.
No más arrastre de combate,
ni pecho al viento en la playa.
Adiós cabriolas, verticales,
puentes y rondó fliflá.
A quedarme sentada
con las piernas cruzadas,
la cintura moldeada,
el escote princesa
y los zapatitos de cristal.

LAS TÍAS
con tapados de visones
chaquetas y trench coats
traen entre uñas nacaradas
las masitas de naranja
que el servicio
dispondrá junto a la porcelana
Johnson Bros
En el vestíbulo central, de pie
me dictan la Primera clase:
que los abrigos sean arrojados
a la sans façon
Como decir que los sacos
deben apenas apoyarse
sobra el sofá
el berger el chaise longue
o cualquiera de esas piezas
mobiliarias
que a lo largo de seis siglos
replicaron el estilo de Luis XV y XVI
Ya las masas en la mesa
y las hebras de un blend inglés earl grey,
la tía María Julia –hija segunda
de Julia que casó con César
y a César nieto parió–
nos recuerda el escándalo
de un scon
que del masitero rodó
y no era de los británicos auténticos
hizo toc al llegar al floor
Duro el bizcocho
crudo y criollo
de margarina
y harina común.

ORACIÓN
En mi pecho
mudo, marmóreo
hay un museo.
Pasen.
En mi mano
pálida, pétrea
hay nieve.
Toquen.
En mis ojos
metálicos, perdidos
hay espejos.
Miren.
En mi voz
trémula, sombría
hay música.
Oigan.

KINDERSZENEN
La música de Schumann
suena una y otra vez
desde hace años
por las tardes
mi madre está tendida
en el sofá Luis XV
Ha muerto su padre,
ya había muerto su madre.
Así estamos las dos
hijas únicas, sin madre.

ALEJANDRA
Tu alma es de mármol,
un jardín olvidado en la penumbra.
Casi pierdo a mis rosas por amarte,
la atención en cosas nimias,
como la hoja y la hormiga,
las abejas y sus casas de miel.

JUANA
No se deshace el corazón
cuando el filo se retira.
Entra la luz en cambio y los girones
con sus labios partidos
se besan y suturan entre sí.

NO CONFUNDAS LA NOCHE CON LA MUERTE
Se enfrían las ventanas de la casa
por la luz del crepúsculo otoñal.
Pronto habrá que encender las luces.
No temas, corazón, si la penumbra
nos encuentra a solas.
Sabemos poco de la noche
porque es así como ella quiere.
Hay que dejarla entrar entonces
que encuentre su lugar
entre las cosas que se quieren.
Que sepa lo que es pensarse muerta
aun estando viva,
lo que es amar y ser herida.

LECCIÓN DEL SAUCE
I.
A las hojitas del sauce llorón,
que llegan a mojarse con el agua del río
porque el viento las hunde y las eleva
cuando quiere, les pregunto:
¿Cómo es soportar todo el peso de la gota
y aun así bailar en el vacío,
darme un momento de gracia
en el que olvido
y siento la savia animar
un tierno filamento?

LA AZALEA
II.
Un padre riega una azalea
durante todas las tardes del verano
sube 15 pisos después de trabajar
a la azotea de un edificio céntrico
en la ciudad.
Mira las ramas, mueve la tierra,
persiste su fe
en el único brote brillante.
La planta, en la azotea
conoce al fin lo inmenso del cielo
ya no tiene esa forma de trapecio
que delineaban los contornos
de los edificios, las antenas, las cúpulas.
Ya no hay esfuerzo por llegar a la luz,
ni sombra temprana que enfríe la tierra.
Todo el espectro del sol para ella.
Apenas los primeros, apenas los últimos
rayos aún desconocidos por su corteza.
Y a la tarde otra vez el agua
fresca que el padre vierte
sobre los capilares que arden
como la tierra.
El encargado
del edificio y de cuidar esta planta
mientras mi padre trabaja se llama Ariel.
Un día, lo esperará en el hall
y le dirá "¡Señor Juan, señor Juan
la azalea dio una flor!". Y los hombres
subirán como niños los 15 pisos
para admirarla
y decirse palabras de amor
ante el milagro y lo sagrado.

SOBRE EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE
Tan cerca estás de mí y no te veo
que no sé si es mi amor lo que te espanta
o si es que yo me espanto por mi amor
¿Seré como el ojo del científico
que aleja a la partícula
cuando quiere espiar su interior?
¿O seré la partícula que escapa
a lo desconocido
cuando tus ojos miran mi interior?
Qué torpeza la mía de querer
saber si el amor es estar distraída
y que un pececito te muerda los pies.

ALFONSINA
Yo no puedo escaparme de las formas
como lo hiciste vos, oveja loca
mía y descarriada. Negra de alma.
Me das tu mano como a una hermana.
De tu boca aprendí el gusto métrico
y acá estoy delirando un verso estético.
Porque no puedo hablarte sobre el mar
ni me atrevo siquiera a tu rosal.
Aunque puedo decir de las mujeres,
en mi familia todas se callaron
y pienso eso mordiente, eso doliente
viaja del corazón hasta esta mano
que doy como se da a quien te comprende
¡Cuántas cosas no veía y ya las amo!

ENTREVISTA CON LA AUTORA

Gilgamesh: Celia, tu poética va hacia la tradición rioplatense y, desde allí, confronta con un giro marcadamente irónico. Parecería que el sujeto lírico debiera poner de relieve una mascarada, desarmar construcciones que se pensaron canónicas y que se afirmaron en una estética modernista. ¿Ves al poema como un campo de batalla? ¿Cuál, en todo caso?
Celia Iribarne: Creo que el yo lírico tuvo que valerse de esa máscara para poder afirmarse y denunciar un tema tan político como es el de la diferencia de clase, sin ser consciente, en un principio, de que al mismo tiempo ironizaba sobre el «argot» que utiliza la oligarquía porteña. Es decir, que no hubo una intención previa de desarmar construcciones que se pensaron canónicas y que se afirmaron en una estética modernista. El tono y el juego con el campo semántico vinculado al habla de cierta clase porteña surgieron de la conmoción que el tema causó en mí, más que del intelecto.
Veo al poema como un campo de batalla. La intención de alterar el habla cotidiana y de jugar con el lenguaje ya me parece una actitud subversiva, aunque el tema no tenga que ver directamente con cuestiones políticas. Me atrevería a decir, quizás exagerando un poco, que hoy en día sentarse a escribir un poema es un acto subversivo. Tal vez «Las tías», «El vestido escocés» y «Secretos de familia» sean «poemas campo de batalla».
Gilgamesh: En «La ira» hay tres momentos, quizá tres actos de un mismo libreto que tienen en el punto de mira a una clase social que, pensamos, no te ha sido ajena. ¿Nos contarías cómo se fue armando esta obra? ¿La lira logró hacer cuentas con la ira? Hay poemas ―«Alejandra», «Juana», «Alfonsina»― que dialogan con poetas y poéticas femeninas que hoy, con la nueva ola feminista, abren otros sentidos, otros debates. ¿Qué de ellas ―poetas y poéticas― te siguen estimulando en tus búsquedas artísticas?
Celia Iribarne: El tema de la clase social como hilo conductor del libro «La ira» surgió después de haber escrito el poema «Las tías». No fue hasta escribir ese poema que advertí el impacto que la “diferencia de clase” había causado en mí. Me sorprendió haberme descubierto atravesada por ese tema. Por eso, de algún modo, «Las tías», marcó el rumbo del libro, tanto por la temática como por el estilo.
La lira logró hacer cuentas con la ira porque, afortunadamente, el yo lírico pudo entonar los acordes del amor.
Las poetas que figuran en esa serie, son poetas clásicas que marcaron mis primeras lecturas. Son mujeres que admiro por su fortaleza para romper cánones sociales y estéticos en momentos en donde la situación de las mujeres era mucho más vulnerable. Son transgresoras. Por eso, me estimulan sus vidas apasionadas y osadas, además de su maravillosa poesía, que sigue vigente por la perspectiva universal de los temas. Pero en esa serie también están en juego las máscaras y la ironía porque el yo lírico se valió de sus nombres para enmascarar los verdaderos nombres de las personas que inspiraron esos poemas de desamor. Nuevamente, creo que el yo lírico tuvo que valerse de máscaras para escribir sobre el desamor. Es un atrevimiento porque esa serie no está a la atura de esas poetas. Y en cuanto a la ironía, sigue operando en la serie porque en ella también se incluye el poema «María Celia Iribarne».
Gilgamesh: ¿En qué filiación poética te reconocés? ¿Cómo y desde qué lugar te relacionás con el medio literario? ¿Cómo ves la proliferación de talleres literarios, lecturas públicas, festivales, concursos?
Celia Iribarne: Creo que aún es pronto para identificarme en una filiación poética. No sé de dónde vendrán mis próximos poemas ni hacia dónde irán. Pero espero que el humor me acompañe siempre. Me gustaría ser nieta bastarda de Oliverio Girondo, hija putativa de Susana Thenon.
Con el medio literario me vinculo sobre todo por afinidad. Participo de un par de grupos de lectura en los que nos reunimos para compartir lo que escribimos. Luego trato de frecuentar los ciclos de lectura, festivales, etc. Otras veces como alumna.
Me causa alegría saber sobre la proliferación de talleres, lecturas, festivales, concursos, revistas. Lamento que el Estado no se haga cargo de esta demanda y que los artistas estén tan desahuciados como para no reclamar, en vez de naturalizar el destrato y la violencia. Creo que el “problema” de estos espacios es la distribución. El tema de la distribución es mundial y, lamentablemente, también alcanza a la poesía. Algo que se torna bastante ridículo, por cierto. Pero sucede en todas las artes y en otras disciplinas también. Hay una suerte de élite que siempre está presente. Afortunadamente, la poesía es muy amplia y siempre hay espacios muy diversos por lo que cada escritor puede hacer su camino.
Gilgamesh: ¿Qué literatura te acompaña en la escritura de un poema, de un libro? ¿Qué escritores están en el origen de tu educación poético–sentimental? ¿Te sentís interpelada por nuevos autores? ¿Cómo te llevás con la idea de género? ¿Pensaste en escribir narrativa, teatro?
Celia Iribarne: Al momento de leer para escribir algo específico, me alimento de libros muy variados. No siempre tienen que ver con la literatura. Ahora, por ejemplo, estoy leyendo algo sobre “Nanotecnología” para un proyecto teatral. En el origen de mi educación poético-sentimental están los clásicos de diferentes épocas y estilos como Storni, Sor Juana, Dickinson, Pizarnik, Lugones, Borges. De los contemporáneos: Diana Bellessi, Claudia Prado, Alejandro Crotto, Elena Annibali, Ohuanta Salazar, María Laura De Césare, Rosenberg, Padeletti, Estela Figueroa, Lydia Helander.
No le presto mucha atención al género. En ese sentido, me considero bastante inocente porque estoy más ocupada por ser fiel a mis registros internos que por “encajar” en alguna categoría. Me obsesionan más los lectores. Me gustaría escribir prosa y teatro.
Gilgamesh: Sos poeta, actriz y licenciada en periodismo. ¿En este orden? ¿Qué del cuerpo se juega en tu poesía? ¿Qué de la actriz se cuela en la poeta y termina en el poema?
Celia Iribarne: Pienso que el poema y la composición actoral son modos de la poesía. Por eso creo que, de alguna manera, ser poeta y actriz son lo mismo. Aunque es cierto que hay actores-poetas y actores-intérpretes. El tema de las máscaras que mencionaba anteriormente es un ejemplo de cómo la actuación se coló en algunos poemas. Las máscaras te habilitan para explorar otros registros y ponerlos en juego. Me conmueven las palabras que nacen desde el “pathos” más que desde una idea o del intelecto. Para mí, el poema, sobre todo, es emoción.
Gilgamesh: ¿Cómo vivís la relación entre arte y vida? ¿Adherís al arte comprometido, al artista comprometido con su época? ¿Te interesa que se pueda leer desde allí tu poética? ¿Hay un lector implícito en tu proceso creativo?
Celia Iribarne: Adhiero al arte comprometido con el público. Creo que, al comprometerse con el público, se compromete también con su época. En una entrevista, Manuel Puig, dice que, a la hora de escribir, intentaba facilitar el esfuerzo que implica leer y que, por eso, tomaba en cuenta los límites del poder de atención. Me identifico con sus palabras. Me preocupa que no se aburra el lector y que el tema pueda interpelar del modo más universal posible.
Gilgamesh: ¿Hay un nuevo libro en espera? ¿Sigue o rompe con las búsquedas de tu primer poemario?
Celia Iribarne: Hay un nuevo libro que rompe con lo anterior porque está más cerca de la prosa que del poema. Pero es muy incipiente todavía.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variaciones, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y, quizá, también leída por algunas de sus amistades… Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Celia Iribarne: Creo que el tema de la distribución es el principal obstáculo para revincular ese lazo perdido. Al no encontrar variedad de voces, el público, naturalmente, se aleja. Pienso que esa escasa circulación de variedad de voces que existen actualmente en la escena literaria es responsabilidad de los gobiernos y de las personas que conformamos este circuito. Por un lado, hay una desesperanza generalizada que nos detiene a la hora de reclamar al Estado más espacios y recursos. Por el otro, lamentablemente, las personas que logran construir espacios de poder, de modo privado, actúan con las mismas lógicas del mercado capitalista. En general, en los ciclos y en los festivales, circulan los mismos autores. Esto es un modo de anular al público lector.
También está muy naturalizada la idea de que los escritores nóveles sostengan, con el financiamiento de sus libros, las ediciones de los escritores “reconocidos” o de los que ya tienen su trayectoria. Como si hubiera que pagar una suerte de derecho de piso para poder editar. Pero, quizás, esto no sería tan problemático si estos autores “derramaran hacia abajo”. “La ley del derrame” tampoco se cumple en la poesía. Es así como surgen enormes diferencias. Gente que nunca será invitada ni a ciclos ni a festivales y gente que cobra por leer en esos ciclos. Gente que se autofinancia sus libros y gente a la que le ofrecen editar de modo gratuito su obra reunida.
Yo me formé con Diana Bellessi, que es una maestra muy generosa. Siempre ha dado espacio a poetas diversos de generaciones más jóvenes. Ella siempre dice que hay que escuchar a los jóvenes y darles espacio. Porque también ese es otro mito, “que a los jóvenes no les interesa la poesía”. No es cierto. Como dije anteriormente, por suerte la poesía es muy amplia y hay diferentes espacios para encontrarse con lectores, aunque no sean los espacios hegemónicos.

RESEÑA BIOBIBLIOGRÁFICA

Celia Iribarne publicó su primer libro de poemas, «La ira» (Ediciones En Danza), en 2020. Cuenta con participaciones en teatro, cine y antologías poéticas como «Y no iluminarás los rincones» (La mariposa y la iguana, 2015), compilado por Paula Jiménez España y Jorge D’Alessandro, y en la revista virtual de arte y poesía El infinito viajar, de Selva Dipasquale, y el fanzine «A las 5 de la tarde», de Patricia Saragüeta.

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