martes, 21 de mayo de 2024


 GILGAMESH, POESÍA Y POÉTICAS presenta a LUCAS MARGARIT

(Publicado en la página de Facebook el 1 de diciembre de 2021)

Lucas Margarit nació en 1966 en Ciudad de Buenos Aires, Argentina. Es Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires.
En sus respuestas a nuestra entrevista, Lucas dice:
«Creo que se puede repensar la escritura de la poesía siempre a partir de otras perspectivas de la experiencia, y la lectura detenida forma parte de esa experiencia.».
«Los medios se hacen poco eco (con algunas excepciones) de la producción poética, por eso tampoco llega a ese “gran público”. En otras latitudes pasan otras cosas, hasta cobran entrada para las lecturas de poemas. ».
Es hora de leer a Lucas. La puerta está abierta: ¡Adelante!

SELECCIÓN DE SU OBRA

De EL LIBRO DE LOS ELEMENTOS (tsetsé, 2007)

O LOS PÁJAROS
I
el primer vuelo de los pájaros
comenzó el día quinto
mientras buscaban un lugar para
construir sus nidos
y guardar el primer alimento del mundo
reconocieron una imagen sobre el blanco
espejo del agua
y tomaron el barro y las ramas
para saber que nada cubriría la futura
esfera del cielo
fue en el quinto día
cuando los pájaros
se refugiaron entre los árboles
o en el sexto cuando vieron
otros pájaros acercarse temerosos
a la orilla de un río
¿qué escucharon los pájaros en el quinto día?
la palabra que extendió sus alas sobre el
ruido del mar
y la misma palabra que
moldeó las escamas de los peces
y la piel fría de los reptiles
al sexto día volaron hacia el otro lado
del mar
y escucharon sus propias voces
como un murmullo que tomaba la forma de las águilas
y regresaron a sus árboles aún sin grietas
respirando otra vez el aire débil de la tierra
las semillas del árbol
cubiertas de pulpa
que se diluye en la tierra del bosque
donde los nidos una vez más se cierran luego de un
vuelo de reconocimiento
así eran los pájaros
el primer día
que era el quinto del cielo
y el tercero del mar
miraron al mundo
y volaron
extendieron las alas por segunda vez
detrás de los aromos
otro bosque no encontraron
ese día
sí el río de agua dulce
vaciado y vuelto a llenar
con el hielo de la montaña
llovió por primera vez
y otra vez
anocheció
y los pájaros
comenzaron a reconocer las estrellas
para guiar su vuelo
otra vez anocheció
y vieron cómo la palabra
del barro
hizo un cuerpo
y cómo de ese cuerpo
la palabra hizo otro cuerpo
así fueron los primeros pájaros
así fueron las primeras pisadas
y sus nombres fueron las primeras
palabras de un hombre

De BERNAT METGE (Buenos Aires Poetry, 2017)

Parte I
«El ángel es el peor de los dragones».
J. E. Cirlot

pasé toda mi vejez reuniendo
formas ácidas y plantas acuáticas
observando, cada tanto, en cada ocaso
la forma cerrada del mar
toda la vejez de los hombres hermosos como el cactus
cada vez que los golpes acariciaban los quiebres de la orilla
pasé mi vida buscando entre las biblias oscuras
la vida disimulada de Bernat
a la sombra de la vela de resina oscura vi las primeras ciencias
cinceladas con imperturbabilidad por una mano que todavía no temblaba
leí las primeras lecturas del mito y de los objetos
vi los primeros dibujos que contenían el límite entre esto y aquello,
el límite que formaban las fibras del pergamino mohoso

I
Bernat se desnudó
estiró los brazos
frente a una ventana vacía
y preguntó
¿qué es el purgatorio?
no había respuesta
entonces se sentó en su celda
y la soñó
para morir sin dolor

V
-¿qué ves Bernat a través de las hojas trituradas
por tus pasos?
-veo mi cuerpo extendido hacia el mar
y veo sólo hojas trituradas
veo las huellas de la oveja que escapa
la perdiz huyendo del halcón
veo las hojas trituradas
-veo el nido arrasado de un pájaro hueco
veo a Orfeo que pisa las hojas secas
por el viento
-¿qué ves Bernat a través de las hojas trituradas
por tus pasos?
-veo la caída de mi cuerpo extendido hacia el mar
y veo sólo las hojas trituradas
o las huellas del ciervo que escapa
un flamenco huyendo del león
veo las hojas trituradas
-veo un nido de ratas arrasado y
veo a un dios desnudo que pasa
entre las hojas secas
por el viento
-y veo una anciana despedazando
arañas con su piel oscura,
un hombre con la cabeza de un cerdo
como la máscara luminosa de una estatua,
un hombre con la cabeza inclinada
que asimila la sangre y canta
antes de despertar debajo
de todos los horizontes de piedra
-y veo las hojas trituradas
que, como escamas, envuelven
mi cuerpo de niño en un territorio vacío

IX
Guillem Metge, mi padre,
se refiere a las montañas
cuando habla de los espíritus

XXVIII
SONETO 47 (del cuaderno oscuro de Bernat)
No hay reconstrucción si antes no hubo un cuerpo
Donde la sal, la piedra y el fermento
Hayan causado el esperado nacimiento
De sapos, culebras y de muertos
No soy yo quien se pudre sino el cuerpo
De la noche caída en un agujero
Lleno de barro, de oro y de amuletos
Que los vivos colocaron sobre el muerto
Sin embargo, son las manos que toman las monedas
Con palabras, oraciones, tinta negra
Y la piel es hoy un pergamino
Que sugiere apenas un camino
Es la nada que rodea nuestra espalda,
Es un dios helado y sin palabras

De ELIS O TEORÍA DE LA DISTANCIA (Suri Porfiado, 2020)

Un sistema de la distancia
un mapa que sea la sombra del espacio

I
elis dibujará en un mapa de tierra
dos puntos alejados como
la lejanía y el exilio
trazará los límites de un osario
y de un río oscuro que aclare la distancia
entre los arbustos
rezará en el sacrificio para un dios cansado

II
alguien envuelve tu cuerpo
con lino azul y cobre
el viento que sigue soplando
para alcanzar
el camino cerrado en la montaña
¿quién puede morir sin aislar
a los vivos y reconocer la distancia exacta entre el origen y el ahora?

III
la resistencia a la sombra
la resistencia a la materia disipada
el dolor y la contemplación
luego, la promesa del miedo
y la huida de elis entre árboles oscuros
Elis mira un paisaje
el agua mueve el agua en el río
el hombre es inmóvil en el árbol
elis recordaba en voz alta
que el cuerpo es una fractura del universo:
la figura permanente de lo que no perdura

SEGUNDO DIÁLOGO
elis deja un rastro
que limita la distancia
entre su cuerpo y la opacidad
la violencia precaria de la sequía
el nacimiento que cruza el agua con el dolor
su madre, sentada en el suelo,
mira sus zapatos
mientras el sol desciende hacia la nieve
la distancia más vasta de un punto
es quien lo observa

ELIS LAMENTA: ELEGÍA FINAL
cómo traer hiedra de la montaña
para curar la piel opaca y transparente
y encender la hoguera gris en el pantano
quien viene de lejos canta con las manos ateridas
en este cementerio de arena
donde hay un árbol que esconde sus ramas
nadie cubrió con lino áspero el cuerpo lacerado
ni escribió elis en el mármol que trajo
cargando en su espalda hasta la noche

De TELESIO. BREVISSIMO TRATADO SOBRE EL ASOMBRO (Leteo, 2021)

Parte I - Telesio asume su ignorancia

I
ahora
no voy a hablar
de las flores
que colgaban quietas
en los jardines
perdidos de la segunda babilonia
ni de las piedras que sujetaban
el otro sol con que alumbrabas las tinieblas
sólo apoyaré mis manos sobre
tus manos
para darnos cuenta de nuestro sacrificio

II
no voy a hablar de la estrella
que observo caer en otro precipicio
cuando la tierra roza el agua y el invierno
se adormece entre los hongos
no voy a hablar de la materia que reduce todo argumento
sobre el índice, dios o la palabra
ni de la arena que reduce todo a un solo recorrido

III
ahora
no escribo sobre dios ni sobre la muerte de dios
sino sobre el movimiento y la materia
en el posible vacío que habita en el espacio
y descubro que soy el tiempo
y el recorrido cerrado de un planeta
que me dejará ciego antes de llegar al bosque que nos oscurece
ahora tu cuerpo es el alma de mi cuerpo

Parte VII
Aspectos de una poética de la fragilidad
I
lo antiguo y lo triste
se exhibe sin pudor
entre la decadencia del hambre
especie de ruina que
oscurece el mar para comprender
el sistema de la fragilidad
II
el último plano de Telesio
guardado en un rincón de buenos aires
como un tifón o como una cripta
el mapa de la ciudad arrasada
el mapa de la crueldad y de los habitantes
el mapa que desconoció e imaginó mi padre
como aquello que une el pecado con la salvación
VII
palabras de Telesio sobre la fragilidad
he visto un lago escondido en un lago
un árbol ocupar el lugar de otro árbol
un pájaro que lame sus heridas como grietas de otro pájaro
una moneda cuya cruz era otra moneda
un anciano —que pude haber sido— registrando el sonido de los sonidos
luego de describir esas zonas del cielo
vi los juncos esconder un camino y las manos agusanadas de dios
sus manos sosteniendo agua, piedras y barro
leo otra vez: aquello que no perdura persiste en el abandono

Parte X - Tres miradas sobre un mito leídas en la convalecencia
Ganymedes (recurrente)
¿dónde está la barca blanca que te trajo por el río
hasta las costas de la carencia?
el fuego creía ser salvado
y se imitaba a sí mismo
en otro mar de grietas y murciélagos.
¿quién colocó las piedras
en cada camino que fue tierra?
contra árboles iguales
un cristo desarma tu lluvia
y traza líneas en el mapa de un país sin ritos ni colmenas
al salir del mar
ubicarán mi cuerpo en tu coto de caza

ENTREVISTA CON EL AUTOR

Gilgamesh: Lucas, en tu obra —tomando los textos de «El libro de los elementos» (Tzé-Tzé, 2007), «Bernat Metge» (Buenos Aires Poetry, 2017), «elis o teoría de la distancia» (Suri Porfiado, 2020) y «Telesio. Brevissimo tratado sobre el asombro» (Leteo, 2021)— se lee una búsqueda de voces que fueron punto de inflexión o «rara avis» para armar una poética muy particular: un lenguaje trabajado en lo mínimo, lo despojado que contiene un peso específico de gran densidad. ¿Cuál es la hoja de ruta que sigue tu poética? ¿Qué diálogos mantienen tus textos de un libro a otro?
Lucas Margarit: La búsqueda de voces creo que es algo central. Buscar y encontrar personajes, girarlos, dar vueltas sobre un eje y encontrar (o por lo menos intentar) otro lado, otra cara más aparte de las que la historia fue descubriendo. Una de esas caras tiene que ver con lo mínimo. Me gusta tachar, borrar… Ahí también aparecen sugerencias más allá de la relaciones que se puedan establecer con el pasado. Esas voces a las que hacen referencia aparecen de las lecturas, no necesariamente de un texto determinado, sino de la interacción entre varios poemas, tratados, narrativa, etc. Recontextualizar la voz es darle otro marco de enunciación. También es intentar recuperar ese territorio que se ha perdido, recuperarlo a través de un artificio. Me interesan esos personajes que, ya desde sus nombres, están también dando cuenta de una sonoridad. Por otra parte, se van estableciendo diálogos entre estos personajes y entre cada uno de los libros, tal como señalan. Pero son relaciones que están detrás de una búsqueda. Quizá un poema que haya quedado fuera de un libro aparezca como parte de ese diálogo en otro posterior, o dos poemas que tengan una referencia en común pueden dialogar de un libro a otro.
Gilgamesh: Así como hay personajes que dan nombre a tu poética, hay autores como Trakl, Cirlot o Jabés que son brújulas de lectura. ¿Cómo imantan esos poetas tu escritura?
Lucas Margarit: Sí, y son tres poetas que leo y releo, Georg Trakl es un poeta que descubro muy temprano, Cirlot pertenece a lo que denomino «la tríada de juanes»: junto a Juan Larrea y Joan Brossa y Jabés es una poesía reflexiva, que se detiene en otros espacios diferentes como el desierto y el dolor. A estos tres nombres podría agregar Yves Bonnefoy, los sonetistas del Siglo de Oro, poetas ingleses del Renacimiento. Y también Olga Orozco, Enrique Molina, Miguel Ángel Bustos, entre otros muchos. Creo que la lectura es fundamental porque nos muestra otras formas de pensar el lenguaje y el uso de las palabras. Estos poetas también van creando un hábito de lectura que, creo, es fundamental. Pero no sólo poetas, sino también autores que se destacan en otros géneros: Samuel Beckett (aunque también es poeta), Sterne, Cervantes, etc. Creo que se puede repensar la escritura de la poesía siempre a partir de otras perspectivas de la experiencia, y la lectura detenida forma parte de esa experiencia. Estoy pensando en algunos poemas de Arturo Carrera que se apropian de términos de la antropología, por ejemplo: Potlatch. En mi caso particular, también la pintura y la música funcionan como terrenos en donde crear hábitos de escritura desde los primitivos flamencos, Dirk Bouts, Patinir o Memling, hasta artistas más cercanos como Anselm Kiefer.
Gilgamesh: ¿Podemos pensar tu poética como «una poética de la distancia y la fragilidad» donde la alquimia del verbo es deudora de cierta sacralidad del lenguaje? ¿Qué sostienen o dejan caer la pérdida, el vacío y el silencio en tu poética?
Lucas Margarit: Creo que la palabra poética es aquello que quiere nombrar, pero no como referencia, sino como creadora de sentido. De allí que aparezca la distancia. Quizá el aspecto sacro, que no tiene que ver con la fe religiosa, deviene de que la palabra a la que apela la experiencia religiosa es poética. Me interesa ese estado de vacío, la materia que siempre tiene grietas por donde observar, igual que un poema. Cuando hablamos de un texto poético, hablamos de sus grietas, de esos espacios donde el poema nos permite espiar. Cuando escribimos, también hacemos equilibrio entre esas grietas de piedra, de tierra, de agua o de madera. O de cemento, de chapa y de óxido. Por eso nos detenemos, por eso la quietud. Por ejemplo, creo que la poesía de Carlos Battilana remite también a esa quietud como un punto donde detenerse y observar. Creo también que los movimientos lentos forman parte de lo que escribo. La lentitud y la quietud es fundamental, de allí el desierto y la nieve o la experiencia del árbol.
Gilgamesh: En «Telesio. Brevissimo tratado sobre el asombro», tu último libro publicado, vida y pensamiento tensan la tragedia de «...la materia que reduce todo argumento...». ¿Cómo se convierte en materia poética a un pensador renacentista? ¿Qué de ese personaje despierta tu deseo de escritura?
Lucas Margarit: Telesio es un personaje histórico fascinante. Ha establecido nuevas formas de conocimiento, nuevos modelos de observación. Rompe con el dogma y establece la figura del individuo como observador de un fenómeno. Por eso, este mundo material que nos rodea es suficiente argumento como para pensar el existir. No sé si podríamos alcanzar otro tipo de saber más allá sin caer en especulaciones. No niego la especulación como motor del conocimiento, ya que allí se originan casi todas las preguntas. El problema son las respuestas. La palabra poética es también un juego de materialidades que se entrelazan y arman otras formas de enunciación. Cada palabra de un poema es, de por sí, un palimpsesto que se nutre de lo que se va superponiendo a lo largo de la historia, de las lecturas, de la escritura. Es a partir, en este caso, de Telesio que comienzan a proyectarse relaciones insólitas, melancólicas, pero también serenas, donde la memoria juega un papel importante a la hora de ver a este personaje observar mapas o pensar el sentido de una palabra. Todo esto forma parte de un artificio, como la doble s de «brevissimo», que es un arcaísmo de antiguos tratados del siglo XVI o XVII. O en Bernat Metge y «sus» sonetos, que se remontan a la forma del soneto inglés del siglo XVI.
Gilgamesh: Sos un poeta que tiene una sólida formación académica. ¿Cómo inciden esas competencias en tu creación poética?
Lucas Margarit: Por un lado, me gusta pensar sobre la experiencia poética, y los cursos y seminarios en la facultad me permiten discutir sobre estos temas con alumnos, pensar desde otras perspectivas, etc. He dictado seminarios sobre poéticas del Renacimiento, sobre poesía inglesa del siglo XX, sobre las representaciones del tiempo en la poesía, etc. Y estos acercamientos también influyen, aunque sea indirectamente, en lo que luego pueda suceder en los poemas que escribo. No digo que sea una relación directa, pero tampoco puedo negar esas lecturas. Por otro lado, creo que esto da más elementos y permite pensar desde otros lugares el escribir. Por ejemplo, Geoffrey Hill, uno de los más grandes poetas ingleses del siglo XX, creía en la complejidad de la palabra poética, ya que esta palabra es necesariamente democrática y destaca siempre que la «dificultad» es propia de nuestra capacidad de pensar y reflexionar. La tiranía, en cambio, necesita y usa la simplificación de la palabra y la degradación del sentido y del uso del lenguaje; es por ello, tal como afirma Hill, que el poeta debe oponerse a esa simplificación y recurrir a diferentes recursos, ambigüedades y ambivalencias que requieran de la inteligencia del lector. Por ello, creo que la lectura es fundamental a la hora de pensar en escribir. Pero también saber que el poema tiene que sostenerse más allá de esas lecturas o referencias.
Gilgamesh: Hemos visto una y otra vez imágenes de rinocerontes que nos llegan de tu muro de Facebook. ¿Cuál es el mensaje que nos traen estos animales? ¿Por qué nos visitan? ¿Nos hablan, a su modo, de una poética «margaritiana»?
Lucas Margarit: Siempre me han fascinado los rinocerontes; lo interesante, ya lo he comentado, es que me di cuenta de esta fascinación cuando mi padre me regaló un rinoceronte tallado en madera. Un rinoceronte de líneas muy simples. Fue tenerlo ante mis ojos y darme cuenta de esa fascinación. La necesidad de ver esa representación. Luego, claro está, el de Dürer, así como también los del pintor Stanislas Lepri, que son maravillosos. Andrés, mi pareja, me ha regalado un bello libro acerca de los rinocerontes en la historia del arte occidental desde el siglo XVI en adelante. No sé si traen un mensaje, quizá lo que nos interpela sea otro silencio, diferente al nuestro. Quizá estén esperando que callemos para comenzar a pronunciar un lenguaje sin artificios.
Gilgamesh: Nuestra última pregunta es una que, con ligeras variaciones, repetimos de entrevista en entrevista. En «La muerte de la tragedia», George Steiner afirma (palabra más, palabra menos) que la poesía se ha vuelto un asunto privado esencialmente lírico y que, por lo tanto, se ha divorciado de la memoria histórica de los pueblos. Puesto en otros términos, la poesía es escrita y leída por poetas y, quizá, también leída por algunas de sus amistades… Hace largo tiempo que el llamado «gran público» ha quedado fuera de este juego. Alejandra Boero llama a esto el «lazo perdido». ¿Qué sería necesario, en tu opinión, para reparar en alguna medida esa pérdida?
Lucas Margarit: Primero, deberíamos hablar de los contextos, ya sea de escritura como de circulación de esa escritura. A mí, particularmente, me gusta la poesía silenciosa, la que se concibe en silencio, buscando otra musicalidad, es ese asunto privado que en algún punto me interesa. Pero también se puede ver, a veces, que se sacrifica el rito de lo poético en pos de un show, esa pérdida del ritual, que puede ser también privado, es lo que quizá lo aleje de esa memoria histórica. Ese «lazo perdido» creo que puede repararse, y se está reparando cada vez más, lentamente, pero creo que se está recomponiendo. Hay un espacio de comunidad también en el marco de lo poético.
Por otra parte, y ahora me refiero específicamente a nuestro contexto, la circulación de la poesía es estrecha porque la información masiva se proyecta hacia otros ámbitos. La poesía es relegada y una forma de resistencia y supervivencia tiene que ver con esta circulación entre poetas y amigos. Los medios se hacen poco eco (con algunas excepciones) de la producción poética, por eso tampoco llega a ese «gran público». En otras latitudes pasan otras cosas, hasta cobran entrada para las lecturas de poemas.

RESEÑA BIOBIBLIOGRÁFICA

La tesis doctoral de Lucas Margarit trató acerca de la poesía de Samuel Becket. Ha realizado su posdoctorado sobre la traducción y la autotraducción en la poesía de este mismo autor. Es exbecario del British Council y poeta y profesor e investigador en la Universidad de Buenos Aires. Ha colaborado con numerosas publicaciones y ha dictado cursos, seminarios y conferencias tanto en Argentina como en el exterior (México, España, Polonia, Eslovaquia, etc.) Ha publicado los libros de poesía «Círculos y piedras», «Lazlo y Alvis», «El libro de los elementos», «Bernat Metge», «elis o teoría de la distancia y acaba de salir Telesio. Brevissimo tratado sobre el asombro». Entre sus títulos de ensayos, ha escrito «Samuel Beckett. Las huellas en el vacío», «Leer a Shakespeare: notas sobre la ambigüedad». Asimismo, con el grupo de investigación que dirige ha editado tres tomos de textos utópicos ingleses (dos volúmenes con textos del siglo XVII y un tercero con utopías del siglo XVIII) y Poéticas Inglesas del Renacimiento. Es codirector de la revista Beckettiana (UBA) e Inter Litteras (UBA), y miembro del comité de edición de Buenos Aires Poetry, Estudio Teatro (Lima), Escenológicas (Polonia), entre otras. Es miembro de la Samuel Beckett Society y de la Asociación Argentina de Teatro Comparado. Sus poemas han sido traducidos al inglés, al portugués, al catalán y al italiano. Está terminando un nuevo libro de ensayos sobre Samuel Beckett y uno de poemas centrado en Monteverdi.

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